CAPÍTULO 31

5 2 0
                                    

Alex.

Acaba de terminar el concierto, no se como he podido llegar a hacerlo, supongo que para qué para que me pagaran lo que me correspondía y dárselo a Cam para que no me vuelva a arruinar la vida.

Pero Liv... mi querida Liv...

Ella no estaba, ¿donde estaba? Me prometió que vendría y no ha venido.

No puedo recriminarle nada, yo la he cagado, no le demostré lo mucho que la quería y como si eso fuera poco tampoco se lo dije nunca.

Se ha cansado de mí y lo que no llego a comprender, es como no lo ha hecho antes, porque al fin y al cabo todo aquel que me importa desaparece de mi vida, mi madre, Liv, Cam... Ahora lo odio con locura, pero era mi mejor amigo, como un hermano y aunque nunca lo llegue a confesar me duele que se haya alejado de mí.

Pero en el fondo y es normal, él miraba por lo suyo y aunque fué un amigo de mierda no le puedo recriminar eso. El hecho es que siempre estoy perdiendo gente.

Ya no me motiva ni la música, la única persona que me había hecho revivir mi amor por la música fué Liv, y la he perdido también.

Todos los momentos a su lado, todas esas caricias llenas de amor mutuo, esos besos cargados de cariño y pasión y esa mirada en la que me perdía ahora es pasado y lo jodido es que no se como mirar hacía adelante, o disfrutar de mi presente.

Porque, de alguna manera sé que si mi presente y futuro no son con Liv vuelvo a estar perdido. Vuelvo a caer en la tristeza, en la agonía, en la nostalgia y en el luto de ahora dos pérdidas, porque pese que Liv no está muerta, se que yo si lo estoy para ella.

Una vez más me he vuelto a romper y otra vez más no tengo como salir de este enorme pozo sin cuerda, a veces pienso que lo intento, que intento escalar para salir de aquí y al final me doy cuenta que lo único que estoy haciendo es cabar más hondo y cada vez veo menos la luz de la superficie, me ahogo porque cada vez hay menos oxigeno y ya no va a haber otro ángel de la guarda que me saque de aquí.

No quería acabar con ese ángel de la guarda, no quería... pero llegué a ver como sus preciosas alas blancas se volvían negras, como las lágrimas apagaban su luz y como su preciosa mirada hacia mí pasaba a ser simplemente triste

No quería que fuera mi salvación, pero lo fué... y haría lo que fuera, escalaría este pozo piedra por piedra hasta recuperarme si con eso conseguía recuperarla.

Todos esos pensamientos se esfumaron de mi mente cuando oí los aplausos en la última canción y ella seguía sin estar allí.

Las luces se apagaron y el espectáculo acabó, era hora de volver al camerino, cambiarme y volver a casa... esa que finalmente se que sera solo para mí y que cada día la veo mas grande para una sola persona y triste porque no esta ella.

Al llegar al camerino escuché ruidos, ¿qué pasa? ¿Quién está en mi camerino?

Al entrar vi a Cam con una chica, una chica muy familiar.

—¿Liv?—Dije a duras penas.

No no no, esto no podía estar pasando. Liv... con Cam.

Ella se giró a mirarme con una sonrisa victoriosa y... cruel. Esa no era mi Liv, mi Liv es pura, dulce y buena

—¡Alex!—Gritó Cam con ilusión—Déjame el dinero aquí y vete, estoy ocupado ahora mismo.

—No... no me lo han dado aún—Dije anonadado.

—Bueno, pues cuando lo tengas, mierda ¿ya has acabado de cantar?—Dijo y se apartó de Liv para vestirse.

Serendipia-#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora