En donde Hanagaki Takemichi intenta una y otra vez evitar la muerte de Murata Kazumi para así salvar a Sano Manjiro del abismo en el que está destinado a caer.
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21 de febrero.
Kazumi tiene un déjà vu que le eriza la piel del cuerpo entero cuando reconoce la figura de Kurokawa Izana apoyado contra un muro en su camino a casa, pudiendo recordar la figura de Hanma en la misma posición antes de acercarse y decirle que terminara con Mikey o él mataría a Kazutora. Su primer reflejo es dar un paso atrás, pero choca contra una superficie firme y cuando gira para poder ver de qué se trata, se encuentra con un chico más alto que ella, de cabello corto y una cicatriz que le recorre parte de la cabeza.
—Ah, con que ahí estás —dice Kurokawa Izana, despegando la espalda de la pared para acercarse—. Puedes irte, Kakucho —permite, hablándole al otro. El chico de la cicatriz asiente y se marcha—. ¿Kazumi-chan, no es así? Hanma me ha contado sobre la buena chica que eres —comenta, sonriendo. Kazumi retrocede cuando él da un paso al frente y lo oye reírse—. Qué bonita —elogia, riéndose antes de sujetar su muñeca con fuerza y endurecer su expresión—. Quieta —ordena—. Deja a Manjiro —suelta. El déjà vu se siente más fuerte entonces—. Si no lo haces, voy a...
—Suéltame —exige, interrumpiéndolo, tirando con fuerza de su brazo para soltarse de él y retroceder.
—Así que de repente mi linda Kazumi-chan es una chica valiente ahora —comenta una voz conocida a sus espaldas. Kazumi inhala temblorosamente cuando reconoce que se trata de Hanma, intentando no flaquear, oyéndolo acercándose. El aroma a cigarrillo le inunda las fosas nasales cuando está demasiado cerca y se gira en su lugar para mirarlo frente a frente—. ¿Qué dices, bonita? ¿Me extrañaste? —pregunta, burlón, llevando una de sus manos tatuadas a su cabello. Kazumi no contesta, haciéndolo sonreír, encantado con la expresión asustada en su rostro—. Ya sabes cómo es esto, Kazumi-chan. Sé una buena chica y todo saldrá bien, pero si no te comportas, lo que pasó con Baji y Kazutora no será nada en comparación a lo que viene —advierte.
Kazumi siente el miedo recorrerle el cuerpo cuando lo oye, consciente de lo que Hanma es capaz de hacer y de que el propósito de Izana es destruir a Mikey por el resentimiento que tiene contra él, y su respiración se corta en el momento en que la mano de Hanma abandona su cabello para ir a su rostro y la coloca en su cuello sin hacer presión, pero el miedo no la deja respirar correctamente.
—Quítale la mano de encima —exige Kurokawa Izana de repente. Hanma lo mira con una de las cejas enarcadas—. Oíste a Kisaki cuando dijo que ella es para mí. Quítale tu sucia mano de encima o te romperé el brazo —amenaza.
—Como sea —se ríe Hanma, quitando la mano—. Le gustas a puro loco, ¿te das cuenta? —le pregunta con burla.
—Vámonos —ordena el peliblanco. Hanma asiente, pasando por el lado de Kazumi para alejarse. Kazumi no se atreve a dar la vuelta, temblando ligeramente—. Te veré mañana, Kazumi-chan —se despide antes de retirarse.
