En donde Hanagaki Takemichi intenta una y otra vez evitar la muerte de Murata Kazumi para así salvar a Sano Manjiro del abismo en el que está destinado a caer.
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Volver a la vida de delincuente se siente extraño, nostálgico, pero no incorrecto. Aunque Draken quería evitar que se involucrara en cosas de pandillas de nuevo ya que ya había abandonado ese estilo de vida cuando él y Koko separaron sus amigos, le encomendó su vida a Hanagaki Takemichi antes del Incidente de Kanto y seguirlo hasta el campo de batalla es lo menos que puede hacer por él. Además, enfrentar a la Kanto Manji es algo que necesita hacer. No solo porque perdió a Koko hace dos años, sino porque Kazumi y Draken murieron con el deseo de traer a Mikey de vuelta en sus corazones y ellos ya no están, pero está dispuesto a cargar con su deseo hasta las últimas consecuencias.
Un mes después de la guerra entre las tres grandes deidades celestiales, Hanagaki fue a la tienda junto con Chifuyu y Hakkai para pedirle unirse a su grupo de nombre estúpido y camisetas todavía peores. Poco a poco, el grupo fue tomando forma, con Hanagaki en la posición de comandante y Chifuyu como el sub-comandante, contando también con los capitanes y vice-capitanes de la segunda, tercera y cuarta división de la vieja Tokyo Manji. Kawaragi Senju también se les unió, siendo designada como capitán de la quinta división. En la primera reunión de la segunda generación de Tokyo Manji, declararon que la batalla final será el 9 de septiembre en la vieja estación del tren.
El día de la pelea, las cosas pintan mal desde el inicio, observando la enorme diferencia de miembros. Kanto Manji tiene quinientos, entre ellos tipos fuertes como los antiguos reyes celestiales de Tenjiku, Hanma y Waka y Benkei mientras que Tokyo Manji apenas llega a cincuenta miembros, pero no dejan que eso los tire abajo.
—Aquí vamos, Sano Manjiro —declara Takemichi.
—Acércate —incita Mikey, inmutable. Takemichi grita hasta el tope de sus pulmones y se echa a correr con su pandilla siguiéndolo, dirigiéndose directamente al comandante de Kanto Manji—. Idiota, si eres el más débil de todos, ¿por qué lanzarías un ataque suicida como este? —le pregunta, mirándolo con desprecio—. Como líder, si tú pierdes, tu pandilla está acabada, ¿no?
— ¡Estúpido! ¡Quítate del camino! —grita Kakucho, saliendo de la nada, conectando un puñetazo en el rostro de Hanagaki—. ¡Este es tu fin, imbécil!
Seishu y Chifuyu miran la escena con horror, temiendo que Takemichi caiga al suelo y la pelea termine antes de siquiera empezar, pero Takemichi no solo resiste el impacto, sino que le devuelve el golpe y lo manda volando a los pies de Mikey. La pelea se detiene en seco, todos mirando la escena.
—Incluso si soy así, ya lo decidí. ¡Te alcanzaré, Mikey! —declara.
— ¡Takemicchi mandó a volar a Kakucho! —gritan los de Tokyo Manji, sorprendidos por lo que acaba de suceder.
— ¡Eso fue genial, Takemicchi! —exclama Chifuyu con felicidad.
— ¿Qué les pasa a todos? ¿Por qué hacen tanto escándalo? ¿No enfrentó a Mikey en la guerra de las tres deidades? Esto era de esperarse —murmura Senju.
