21. Muerto o vivo.

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MUERTO O VIVO

Cuando su padrastro asfixió a su madre hasta la muerte frente a ella una fría noche de invierno, Kazumi no hizo nada más que mirar, con los ojos llenos de lágrimas y ambas manos a los costados del cuerpo, temblando, asustada

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Cuando su padrastro asfixió a su madre hasta la muerte frente a ella una fría noche de invierno, Kazumi no hizo nada más que mirar, con los ojos llenos de lágrimas y ambas manos a los costados del cuerpo, temblando, asustada. Cuando Mikey cae de rodillas al suelo con una alarmante cantidad de sangre saliendo de las heridas que debe tener en la cabeza, su cuerpo reacciona por sí solo y comienza a correr, sintiendo como respirar es difícil y pensando en que no quiere perderlo como perdió a su madre.

— ¡Kazumi, detente! —grita Draken.

Kazumi pasa por alto su grito, subiendo por los autos tan bien como puede, aunque es capaz de oír a los miembros de Valhala decir que es el momento ideal para acabar con el comandante de la ToMan, ignorando el miedo que le recorre el cuerpo y poniéndose de rodillas frente a él cuando llega.

—Mikey —musita, tomándole el rostro entre las manos y trata de ignorar la forma en la que la estructura inestable se sacude conforme los miembros de Valhala suben con rápidos saltos—. Lo siento por... por todo. Por lo de Shinichiro-san, por Kazutora, por romper contigo ese día. No quise hacerlo, pero no quería que nadie saliera herido por culpa mía —balbucea al borde de las lágrimas, impulsándose hacia arriba para darle un abrazo, escondiéndolo entre sus brazos, dispuesta a cuidar de él hasta el final.

— ¡Su comandante es mío! —ruge el último de los capitanes de Valhala, el sujeto rubio con mascarilla, saltando para acabar con él.

Kazumi se aferra a Mikey, negándose a dejarlo solo, y en un pestañeo, un miembro de ToMan aparece y aleja al atacante de un duro puñetazo. Alza la cabeza para verlo con las lágrimas a punto de deslizarse fuera de sus ojos, reconociéndolo rápidamente aún si es apenas la segunda vez que lo ve.

— ¡Soy el capitán de la tercera división de la Tokyo Manji, Kisaki Tetta, y mi división protegerá al comandante y a su novia, quien en contra de su voluntad fue obligada a pertenecer a Valhala, personalmente! —proclama.

Los murmullos no se hacen esperar, elogiándolo y algunos otros despreciándolo por lo arrogante que parece, pero nadie puede ignorar el hecho de que protegió al líder de la ToMan y a su ex pareja, quien todos saben que es lo más preciado para él.

— ¡Kisaki! ¡Buen trabajo! —reconoce Draken desde su posición en el suelo—. ¡Te los encargo!

Kazumi se aparta un poco de Mikey, lo suficiente para poder observar su rostro. Tiene los ojos cerrados todavía y la herida sangra de manera alarmante, recordándole lo que sucedió el tres de agosto y a su vez, el trece de agosto de hace dos años. Utiliza ambas manos para acunar su rostro, alzando la cabeza con los ojos bien abiertos cuando una sombra se mueve velozmente y atrae su atención.

—Estaba esperando este momento... ¡Kisaki! —escupe Keisuke, golpeando la cabeza del capitán de la tercera división con un tubo de metal.

Kisaki trastabilla, cayendo hacia un costado. Keisuke sonríe, mirándolo, y Valhala grita eufórica.

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