23. Vivir sin ti.

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VIVIR SIN TI

Todavía me aferro a todo lo que está muerto y se ha ido

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Todavía me aferro a todo lo que está muerto y se ha ido

No quiero despedirme porque esta vez será para siempre

Ahora estás en las estrellas y tres metros nunca se sintieron tan lejos

El 31 de octubre de 2005, los 150 miembros de la pandilla Tokyo Manji se enfrentaron a los 300 de la pandilla Valhala y el enfrentamiento terminó con una muerte y alguien fue arrestado; un final trágico para la batalla a la que se la conoció como ...

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El 31 de octubre de 2005, los 150 miembros de la pandilla Tokyo Manji se enfrentaron a los 300 de la pandilla Valhala y el enfrentamiento terminó con una muerte y alguien fue arrestado; un final trágico para la batalla a la que se la conoció como el Halloween sangriento.

Kazumi pasa los primeros días luego del funeral de Keisuke sin salir de casa, recluida entre las cuatro paredes de su habitación, llorando la mayoría del tiempo y durmiendo más de diez horas como primer mecanismo para ocultarse del dolor que le impide respirar de manera correcta, pero esta vez no está saltándose las comidas como hizo la última vez porque no quiere preocupar a su madre adoptiva. Mantiene las cortinas cerradas todo el día y oye música en un volumen bajo, sin poder creer que Keisuke se ha ido para no volver nunca igual que su madre y Shinichiro hicieron en su momento y a veces desea seguir sus pasos, pero desecha la idea inmediatamente porque sabe que ninguno de ellos tres querría eso para ella.

Así que solo resiste.

— ¿Qué pasa, mamá? —pregunta en voz alta después de oír la puerta de su habitación ser tocada, sabiendo que se trata de ella porque son las únicas que viven ahí ahora que Kazutora volvió a irse, sintiendo que volverá a llorar al pensar en él.

—Tienes visitas, Kazumi-chan —le avisa su madre.

Se endereza en la cama y después se pone de pie, yendo a abrir la puerta y observa a la persona al otro lado.

—Taku-chan —dice sorprendida.

Takuya le sonríe.

—Hola —saluda—. Yo-uh, siento venir sin invitación, pero no te he visto en un tiempo y me enteré de lo que sucedió con Baji-kun y Kazutora-kun —confiesa—. Lo siento. Sé que los querías. —Kazumi asiente en silencio, luchando por retener las lágrimas que se esfuerzan por salir de sus ojos. La cabeza le duele por haber llorado toda la noche y parte de la mañana, así que llorar una vez más no es una opción; aunque el dolor físico la ayuda a distraerse un poco de todo lo demás—. ¿Mikey-kun no va a asesinarme si te doy un abrazo? —se atreve a preguntar.

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