Capitulo 33

54 8 2
                                    

Leonor

Si es un sueño mejor despertar ahora, mi padre me va a matar. Aunque viendo bien la foto, no es como que me pueda reconocer, ¿o si? Lo único que va a ver son dos personas besándose en un callejón.

«Pero si Lerimar me reconoció... ¿Quién más lo habrá hecho?».

No me da tiempo a pensar quien más ha podido reconocerme cuando una llamada de Matt entra a mi móvil.

«Por supuesto que mi mejor amigo de toda la vida lo ha hecho».

No contesto bien la llamada cuando la voz de Matt inunda todo el coche.

—Leonor, ¿me explicas que mierda está pasando? Me haces pasar por tu estúpido novio para evitar a ese idiota y te lo terminas besando siempre que puedes, ¿disfrutas hacerme perder el tiempo?—Dice en un tono entre decepcionado y enojado. 

Sus palabras me caen como un balde de agua fría. Trago en seco antes de responderle.

—Matt, quería hablar contigo...—Me quedo en silencio un momento, suelto un gran suspiro.—Matt, necesito pedirte perdón. Es lo primero que quiero hacer. Espero y me entiendas. De verdad te lo juro que no sé en que momento...

—¡Te besaste con él!— Me interrumpe con un grito para luego quedarse callado por unos segundos—. En el jodido momento en el que decidiste besarle después de nuestra "actuación" todo se fue directito a la mierda. Querer pedirme disculpas por algo que sabes que volverás a hacer solo te hace quedar como una hipócrita.

Si las palabras que había dicho antes me cayeron como un balde de agua fría ahora sentí como mi mundo se venia abajo, no encuentro las palabras con las cuales responderle. Siento un nudo en la garganta que me impide responderle durante unos minutos.

—Matt, no digas cosas que no sabes. No puedes venir y pelearme después de que... No, ¿sabes que? No puedes pelearme Matt. Tal vez si sea una hipócrita por ir y besarme con él pero no sabes...—Mi voz se corta. No quiero llorar ni que Noé me vea así con los ojos llorosos, rojos o hinchados. Contra todo mi ser trato de no derramar ni una lagrima—Matt, lo siento...—No puedo continuar con la llamada. No puedo pelear con él, al menos no así; necesito tenerlo cerca para hablar con él de frente.

Estaba tan metida en la llamada que no me di cuenta de que ya habíamos llegado, algo que se me hizo raro es que estamos frente a una enorme casa y no frente las oficinas. Creo que Lucas puede notar mi cara de confusión cuando dice:

—Él señor Noah me ha dicho que las clases se impartirán aquí.

«Nos vemos luego, reina».

Las palabras que Noah había dicho sobre mis labios cobra sentido ahora.

Tomando un gran bocado de aire salgo del coche. Toco el timbre, una mujer de algunos cuarenta años me recibe con una enorme sonrisa.

—Noé la esta esperando en su habitación, —me deja entrar a la casa—, ¿quiere que la acompañe?

Asiento con la cabeza. La mujer comienza a caminar escaleras arriba así que la sigo. Nos paramos delante de una puerta, el trayecto hacia la puerta había sido en silencio hasta que la mujer toca la puerta. Detrás de ella se escucha un "adelante". Agradezco a la mujer que me ha traído y entro. Al entrar lo primero que puedo notar es que casi todo es negro y rojo.

Que esto sea un "secreto"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora