CAPÍTULO 6 PIDIENDO AYUDA

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Carlos
Estoy en el trabajo, pero me es imposible pensar con claridad,  Mateo ya se ha dado cuenta de que algo sucede porque esta mañana llegó acompañado de mi hermana.

Si soy sincero, no sé ni que he estado haciendo, siempre he sido responsable y he pasado por muchas cosas, y jamás he descuidado mi trabajo, pero esto me sobrepasa. Jamás debí ir a ver a Sandra, no me la puedo sacar de la cabeza, su aspecto, el que aceptara su culpa sin ningún remordimiento, el verla en el piso y yo como un canalla dejándola ahí, desde entonces no he dejado de sentirme mal y asqueado, por ella y por mí, porque aunque ella se metió en eso, y aún si se lo mereciera, sigue siendo un ser humano y ni Elisa, ni Fabián, me enseñaron a ser un desalmado, pero me ganó el coraje, no puedo imaginar a cuántos pequeños dañó con sus acciones y lo que pudo pasar con mis niños si no la hubiesen detenido.

Lo peor es que, aquí estoy de nuevo, debatiéndome entre darle otra oportunidad o no, al parecer nadie la va a ayudar y sin un buen abogado va a pasar el resto de su vida en prisión, pero, ¿cómo ayudarla? si dañó a mi familia, a mis hijos, a mí, quizás ni siquiera lo hubiese pensado, el intentar ayudarla, de no ser por la charla que esta mañana tuve con Elisa.

_ No puedo creer que ella haya sido capaz de semejante acción. - dijo mi hermana. _ no es ese tipo de persona.

_ Estuve con ella. - dije. _ me lo confesó en la cara. Ni siquiera se defendió.

_ ¿Y no te parece extraño? - me miró a los ojos. _ ¿que no haya puesto ninguna excusa, que no haya siquiera intentado justificarse, que no te haya pedido perdón por el daño causado? Piensa, recuérdala, ella no es así, su carácter no es así, como mínimo te hubiera pedido disculpas.

_ Le pregunté directamente si estaba siendo obligada a hacer lo que hizo o si estaba amenazada y me contestó que no.

_ ¿Y si quien la está obligando está cerca de ella? ¿si son las mismas autoridades quienes la está obligando a culparse?

_ ¿Crees que no lo he pensado? - digo con desesperación. _ pero aún si ellos la obligaron a culparse, el hecho es que se llevó a mis niños, los secuestró y en ese entonces, las autoridades no tenían nada que ver.

_ Sé que algo pasa y yo que tú lo averiguaría, solo piensa, la gente que se dedica a esto, no tiene escrúpulos, no tiene cuidado de sus víctimas, quizás sí, cuando estuvo aquí en casa hubiera actuado y fingido quererlos y fingido ser buena persona, pero una vez que se los llevó, no los trató mal, los cuidó, los protegió, los niños no están asustados, no le temen, por el contrario la quieren de vuelta, eso habla de cómo fue su trato con ellos, además, cuando hablé con los gemelos, me contaron cómo fue su convivencia, ella estuvo siempre a su lado, las pequeñas que encontraron con ellos son sus hijas.

_ Las autoridades dicen que no.

_ Los niños no mienten, sé que tus hijos no han querido hablar contigo, pero conmigo sí, y aseguran que son sus hijas y los ancianitos, los mencionan como sus abuelos. Les pregunté cómo la llamaban a ella y me contestaron que mamá, estaban muy emocionados porque las pequeñas les habían prestado a su mamá y ya tenían una y la podían llamar mamá y están enojados porque tú se las quitaste.

Esa charla con mi hermana me ha puesto peor, ahora miles de preguntas rondan mi cabeza ahora mismo estoy esperando reunirme de nuevo con mis abogados, quiero regresar allá, quiero verla una vez más. Aprovechando que Mateo está aquí.

_ Sé que las cosas están difíciles para ti. - me dijo esta mañana. Tómate un tiempo, para que lo soluciones, yo me encargo por ti del negocio.

_ ¿Se quedarán más tiempo? - pregunté.

_ Ya conoces a tu hermana. - sonrió. _ no puede ver a uno de sus hermanos en problemas, porque le sale su instinto protector. Nos quedaremos hasta que soluciones lo de tus hijos, ellos necesitan un ambiente estable y familiar. Mientras ves cómo vas a manejar esto y sobre todo quien va a cuidar de ellos, aquí nos tendrás, para eso está la familia.

_ Gracias. - dije consternado, no merecía a esta familia y, sin embargo, aquí estaba dispuesta a dar todo por mí y mis pequeños.

Ese era otro de mis problemas. ¿cómo podría confiar ahora en alguien para entregarle a mis niños? Creo que esto no lo superaría jamás, quizás me los llevara al trabajo después del colegio, no lo sabía, pero no los dejaría de nuevo con nadie.

Mientras espero a mis abogados, de nuevo viene a mi mente la última visión que tuve de Sandra, la miro en el piso, ni siquiera hace el intento por ponerse de pie, por un momento me da la sensación de que no lo hace porque no puede, pero ¿porque no podría? ¿quizás debilidad? Cuando la acorrale contra la pared me sorprendió sentir su cuerpo, estaba casi en los huesos, pero en ese momento era más mi enojo que analizar su condición, sin embargo, ahora lo recuerdo, y recuerdo lo que me dijo, me dio un número y mencionó algo sobre un negocio con mi socio, no tiene sentido, mi socio es Mateo y jamás hablaría a mi casa, nuestra comunicación es a través de la empresa o de mi celular, además jamás me dejaría recados de trabajo con alguien más, menos con una desconocida y en este momento no teníamos ningún asunto de negocios pendiente o ninguna persona con la que estuviésemos tratando de contactar, incluso ahora que está aquí, no ha mencionado nada al respecto, y de haber sido algo de su interés como ella dijo, él no me hubiera dejado en paz. Todo esto es muy extraño.

El número aún estaba en mi cabeza, tomé el teléfono y marqué.

Me sorprendió que casi a la primera llamada, alguien contestó.

_ ¡Jazmín! - escuché una voz de hombre, se oía preocupado. _ ¿Te encuentras bien? ¿sucedió algo? ¡JAZMÍN! - alzó la voz ante mi silencio.

_ ¡No soy Jazmín! - dije.

_ ¿QUIEN ES USTED? - gritó. ¿QUÉ LE HIZO? ¿EN DÓNDE ESTA ELLA? ¿Y LAS NIÑAS?

Vélez
Estoy harto de ese maldito de Antonio Sandoval, siempre metiéndose donde no le importa, pero me le adelantaré, está vez no se saldrá con la suya, no arruinará mi caso, primero se lo arruino yo a él.

Me dirijo a la celda de esa mujer, no me esforcé tanto para nada. Ordeno que la saquen y la lleven a otra celda, una muy especial, ahí hay varias mujeres, que se han hecho duras a base de lo que han vivido y lo más importante, que han perdido hijos, hermanos y parientes a manos de secuestradores, las he mandado poner ahí a propósito y, además saben que pronto ingresará a su celda una secuestradora de niños. ¿quién podrá culparlas?

Sandra
Ya no siento los golpes, y ya no me importa. Una vez más me sacaron de mi celda y me llevaron a otra, sabía a lo que venía porque Vélez se encargó de hacérmelo saber, dijo que ya no me necesitaba, y tampoco a mis viejitos, me confesó que los dos están bien, que lo del infarto a él, había sido un engaño y que ya estaban libres, que si comprobaba que las niñas eran mías, se las entregarían a ellos, aunque yo sé, que eso es imposible, primero, porque ellos no son mis parientes, y menos de mis niñas y segundo, porque jamás podrán comprobar que son mis hijas, solo una prueba de ADN lo haría y no lo hacen porque no quieren o no los dejan, de haber podido, ya lo hubieran hecho y yo no pude comprobarlo de otra forma, porque nunca me dejaron comunicarme con nadie, mi única oportunidad fue cuando le di ese número a Carlos, pero ni siquiera estoy segura de que me haya escuchado y de haberlo hecho, probablemente no hará nada o quizás no entienda mi petición de ayuda.

Un golpe en la cabeza me hace reaccionar, sé que es el fin, solo ruego porque mis hijas no queden desamparadas, que con quién quiera que estén, las cuiden y las amen como yo lo haría, sé que me siguen golpeando, aunque ya no siento nada, solo una opresión en el pecho y oscuridad.

OTRA OPORTUNIDAD/No. 3 De La Serie: HERMANOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora