CAPÍTULO 22 COMO UN SUEÑO

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Antonio Sandoval
Cuando llegamos, no nos sorprendió ver lo que vimos, de hecho ya estábamos advertidos de que alguien más había iniciado el rescate, se trata de un empresa de seguridad privada, que ahora veo hasta en la sopa, es un equipo muy bueno, gente decente pero que se mueve en las esferas más altas, tiene un poder increíble y cada vez más acudimos a ellos para los asuntos más delicados y que nosotros no podemos, no sé de qué forma están relacionados con Carlos, creo que esto es reciente porque de haber intervenido cuando sucedió lo de Jazmín, nada de lo que pasó hubiese sucedido.

Lo cierto es que, nos ahorraron el trabajo, cuando llegamos ya tenían sometidos a los atacantes, ya prestaban atención médica a los heridos, ninguno por arma de fuego, solo golpes y heridas leves, y lo más grave, los guardias habían recibido una dosis de no sé qué para sacarlos de acción, las ambulancias ya venían en camino, lo demás nos correspondía a nosotros como autoridad. Eso no me impidió agradecer a esos hombres, la verdad que mis respetos para ellos, si algún día dejo mi trabajo, y si me aceptan, me uniré a ellos, ya estoy cansado de estar luchando siempre, aún en contra de nosotros mismos, por el grado de corrupción que hay, es difícil ir en contra de la corriente y además peligroso.

Después de verificar que todo se esté haciendo como se debe, me dirijo hacia el hospital, me informan que es ahí a dónde han llevado a Jazmín, no porque esté herida, pero no sé qué le dio ese maniático que está inconsciente, no lo sabremos hasta que le hagan los análisis correspondientes, lo bueno es que al parecer su vida no corre peligro.

También Ese hombre está ahí, ya envié gente y en este momento ya está bajo resguardo de la autoridad, de esta no se escapa y de eso me encargo yo.

Julián
_ ¡Julián! - escuchó la voz infantil de una de las niñas, es Lucía, la mayor. _ este lugar nos encanta. - dice, detrás de ella viene su hermanita. _ pero quisiéramos estar ya con mi mamá.

_ Tu dijiste que nos llevarías con ella. - me reprocha Jenifer con un puchero en su tierna carita.

Todo esto me parece un sueño, de esos sueños raros en los que estás en un lugar y de pronto ya estás en otro y aún no termina porque sabes que pronto estarás en otro, literal es lo que nos está pasando.

Todo empezó con la llamada de aquel hombre que ahora sé, que se llama Mateo Anderson y que es un hombre muy adinerado, lo digo por lo que hizo y por el lugar a dónde nos trajo, es un rancho, es enorme y hermoso, más que los que he visto en las películas.

Resulta que aquella bendita llamada, que me tardé en hacer fue la clave para que nos localizaran. No sé cómo se enteraron de que las niñas estaban conmigo, pero después de la llamada fue cuestión de horas para que un grupo de hombres irrumpieran en el lugar, sometieron a quienes nos vigilaban y nos sacaran de ahí.

Las niñas por supuesto estaban asustadas, pero las calmé como pude.

_ Pronto iremos con su mamá. - fue lo que se me ocurrió decir cómo último recurso para que dejaran de llorar. Las tenía abrazadas a ambas y no dejaban de temblar, aun cuando uno de los hombres que nos rescataron, les aseguraró que no nos harían daño.

Así que aquí estaban ahora, reclamando mi promesa. Promesa que no tenía idea de cuando cumpliría, porque aún no había visto a nuestro salvador, había hablado con él por teléfono, y me había asegurado que luego se reuniría conmigo, por lo pronto estábamos en su rancho, en donde conocimos a su esposa, una mujer encantadora que de inmediato se ganó la confianza de las niñas, era como si se conocieran desde siempre, me entró la nostalgia, y me pregunté si algún día yo conocería a alguien que me amara como ella parecía amar a su esposo, se expresaba con tanto amor de él y le tenía toda la confianza del mundo, que nos la transmitía a nosotros. Pensé en Lizzete, mi ex esposa, y aunque nuestro matrimonio fue solo un trato, un arreglo que nos beneficiaba a ambos, cometí el terrible error de enamorarme de ella, y cuando se fue quedé con el corazón destrozado, aun cuando estaba consciente de que entre ella y yo jamás podría haber nada, yo era un simple indocumentado cuando nos conocimos, no tenía familia, era huérfano, ni siquiera tenía un buen trabajo, hasta que ella misma me permitió probar suerte como barman, lo hice bien y me fue bien, pero ella no tenía comparación conmigo, era socia del dueño, una mujer hermosa, exitosa, pero con un gran corazón, desde ningún punto de vista lo nuestro podía haber prosperado y tener una simple aventura con ella no estaba en mis planes, porque la respetaba ante todo, ella no se merecía ser la aventura de nadie. Así que, cuando me dijo que se iba no me quedó más que despedirme y desearle lo mejor, porque se lo merecía, desde entonces no se de ella y me duele porque habíamos creado una hermosa amistad y pensé que al menos eso perduraría, pero se fue sin decirme a dónde, dijo que después me decía y no solo no me dijo dónde estaba, si no que cambió su número telefónico, y no me quedo más que entender que ese era el fin.

Me resigné porque no me quedó de otra, pero jamás la olvidaré, sin duda es lo mejor que me ha pasado hablando de amor, porque no puedo dejar de lado a Jazmín, mi preciosa amiga, a la que siempre he visto y seguiré viendo como una hermana, alguna vez en mi loca imaginación, llegué a pensar que Lizzete estaba celosa de ella, ahora me río de esos pensamientos, pero en su momento fueron tan gratificantes, y también están estas pequeñas, a las que amé desde que nacieron y lamenté la vida que ese maldito de Bryan les dio, porque ni Jazmín, ni ellas lo merecían, gracias a Dios ya están fuera de su alcance, Mateo me informó que ella ya está fuera del alcance de él y que él está detenido, lo cual me alegra en gran manera y no crean que soy un maniático, pero sinceramente me hubiera gustado escuchar que estaba muerto, porque lo conozco y sé que no se quedará tranquilo, lo malo es que sabe cómo salirse con la suya y siento que mientras él no esté muerto, esto no termina.

A él no le interesa nada, más que Jazmín, sus hijas no le importan, me alegré tanto, cuando me llevó a aquella casa y me las entregó, no me importó que mi trabajo estuviera en peligro o que él me recortara las horas para que yo tuviera más tiempo y cuidara de ellas, tampoco me importó que me mantuviera como un prisionero, lo único que me angustiaba era que no podía comunicarme con Jazmín y decirle que no tenía que preocuparse por sus niñas, aún así toda esa angustia pasaría cuando supiera de ellas y que todo el tiempo habían estado bajo mi cuidado.

_Oh! Aquí están. - se acercó a nosotros la esposa de Mateo, que también ahora sé, es la hermana de Carlos, el jefe de Jazmín. _ les traje algo de beber. - les muestró a las niñas quienes salieron corriendo hacia ella. Se ven tan felices, que las envidio, desearía que ya nada pudiera quitarles esa felicidad.

OTRA OPORTUNIDAD/No. 3 De La Serie: HERMANOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora