EXTRA DE BRYAN

1.4K 170 31
                                    

Bryan
Estoy en otra isla, una diferente a la que me llevaron la primera vez, el sudor corre por mi cuerpo, el sol es abrazador y el calor me sofoca, aun así, tengo que correr por mi vida, me detengo por un momento y miro a mi alrededor, no sé si los he perdido, pero no puedo darme el lujo de detenerme, porque si lo hago, soy hombre muerto.

Hace unas semanas que llegue aquí y no puedo creer todo lo que ha pasado, al inicio y después de un chequeo del demonio me dejaron en una cabaña parecía que estaba solo y digo parecía porque, aunque había más cabañas alrededor, no se veía ningún alma por ningún lado, me dieron un montón de reglas e instrucciones, escuché unas cuantas, pero luego deje de oír, las hojas las aventé por ahí sin prestarles más atención, a mí nadie me decía lo que tenía que hacer. Una simple isla no me iba a detener, yo era alguien grande, con muchos contactos ahí afuera, solo tenía que salir de aquí, conseguir un teléfono y sería libre, de eso estaba seguro, los idiotas pensaban que de verdad me quedaría como un manso corderito en esa precaria cabaña, y que además esa tonta cerca de un metro de alto me detendría, jajaja, como estaban equivocados, al menos eso pensé, tarde me di cuenta de lo idiota que había sido yo, al minimizar todo lo que ahí había y sucedía.

Sobra decir que fracasé en cada intento que hice de escapar y que después de cada uno, me fue terriblemente mal, pero yo no era hombre de obedecer reglas y someterme a nadie, así que lo seguí intentando vez tras vez, hasta que se cansaron de mí y vine a dar a esta horrible isla, la anterior se llamaba la isla del diablo y su nombre lo decía todo, pero esta es la peor de todas, por un momento pensé que sería libre y lo era pero no imaginaba lo que en esta isla eso significaba, esta es la isla de la muerte y su nombre va muy de acuerdo con ella, porque como en la otra, también aquí es imposible escapar.

Este maldito lugar, como lo acabo de decir, está maldito y la poca gente que lo habita son unos dementes del demonio, y lo peor, no hay nadie que te libre de ellos, todos sabemos, porque se nos dijo antes de dejarnos aquí, que este es nuestro destino final y que aquí no encontraremos nada, más que la muerte, yo por supuesto no lo creí, pero ahora lo entiendo, tu muerte puede llegar de cualquier forma, por inanición, porque aquí no te dan comida, ni ningún bien material que necesites, te dejan sin nada y tu vez que haces para sobrevivir, lo contrario de la otra isla, que te daban lo básico para subsistir, también puedes morir por algún accidente, el lugar es muy peligroso, hay pantanos, precipicios, ríos y muchas cosa más, también puedes morir por el ataque de algún depredador, desde una serpiente, hasta una fiera salvaje, y lo peor, puedes morir a manos de tus mismos compañeros que según me enteré es lo más común, sobre todo los nuevos que no aguantan, pero si resistes por un tiempo, ya te vuelves parte de los demás y tu vida cambia, aunque no del todo porque el acoso nunca termina, pero disminuye considerablemente. Lo que no ha sucedido conmigo y menos porque yo no me doblego ante nadie, me quieren obligar a servirles y no estoy dispuesto a ello.

Es por eso que me han estado persiguiendo, ya me tuvieron una vez y casi me matan a golpes, pero me les escapé. Yo no me voy a quedar aquí, saldré de esta sí o sí, regresaré e iré por lo que es mío, Jazmín está muy equivocada si cree que ha escapado de mí. No lo hará, nunca será libre. No mientras yo viva.

*****
Qué equivocado estaba, pensé que todo lo que se decía de esta isla y de esta gente aplicaba para ellos pero no para mí, yo era mejor que cualquiera, superior a ellos, nadie podría contra mí, pues pudieron más que yo, ellos tenían más tiempo que yo viviendo aquí, conocían cosas que yo no, trucos que yo no, peligros que yo no y caí, caí de nuevo en sus manos, solo que ahora estaban furiosos conmigo por haber intentado escapar, así que no me dieron oportunidad, me ataron de pies y manos, solo me soltaban de los pies cuando había que caminar. Por supuesto me castigaron y se ensañaron conmigo. Fue terrible no se lo deseo a nadie, por primera vez comprendo lo que hice con Jazmín, con mis hijas y aún con Julián, ninguno merecía el trato que les di, los demás sí, porque era gente que andaba en lo mismo que yo y sabían a lo que se atenían, pero ellos, ellos no, ellos eran inocentes, sobre todo Jazmín, a quien incluso dañé físicamente, ahora me arrepiento, porque ahora sé, y entiendo por lo que pasó, el no tener libertad, el no poder decir o hacer nada sin recibir un castigo, un derechazo en mi caso, un puntapié, un golpe en cualquier parte del cuerpo, a veces aún sin esperarlo, era y es espantoso, porque no sabes si volverás a ser libre, o si en la próxima golpiza quedarás para siempre.

Yo ya sé que aquí quedo, ya no hay un mañana para mí, ¿y que como lo sé? En primer lugar, porque me lo dijeron quienes me dejaron aquí, en segundo lugar, porque el nombre de la isla lo dice todo: La Isla De La Muerte, y en tercero porque en estos precisos momentos estoy sin fuerzas y sin aliento, sintiendo como los últimos minutos de mi vida se van y yo no puedo hacer nada.

Cómo dije antes esta gente está loca, se dieron a la tarea de usarme como conejillo de indias, obligándome a explorar lugares peligrosos a los que ellos no han tenido acceso porque no saben si son seguros o no, en días anteriores pude salir ileso de varias experiencias pero la suerte se me acabó, hoy me obligaron a adentrarme en un terreno que a simple vista se veía bien, pero no son tontos, en estos lugares nunca se sabe que hay más adelante, así que fui el elegido, no caminé mucho cuando el suelo sobre mis pues empezó a ceder estaba en un pantano, una especie de arenas movedizas quizás, no sé qué es, lo cierto es que empecé a hundirme, quizás si hubiera estado al cien o de haber tenido un poco de más fuerzas, hubiese podido salir de ahí, pero no tenía energía para luchar, en estos momentos solo siento como ese lodo pegajoso se aferra a mi cuerpo y lo va cubriendo, quisiera arrepentirme de todo lo que he hecho, la realidad es que no, de lo único que me arrepiento, es de haber destrozado la vida de una buena mujer y sus niñas, la verdad, aunque son mis hijas también, nunca las consideré como tal, las tenía porque a través de ellas doblegaba la voluntad de Jazmín, ella nunca entendió cuánto la amaba y yo no fui capaz de demostrárselo como era debido y en lugar de eso usé la fuerza. Ahora lo entiendo y si pudiera, a ella sí le pediría perdón.

Sé que el final se acerca, y no es porque mi boca y mi nariz estén a punto de ser cubiertas por está masa viscosa, sino porque mis pulmones ya no resisten más, el aire ya no llega como debiera, porque están siendo comprimidos, aún si mi cabeza no fuera cubierta, sé que mi muerte es inminente. A lo lejos escucho gritos y risas, es esa gente loca que se divierte con mi muerte, pobres idiotas no entienden que los próximos serán ellos, quizás no como yo, pero aquí hay mil formas de morir, la mía, aunque no lo crean no está siendo tan terrible como otras, solo es la sensación de no poder respirar, pero sé que pronto pasará. Cierro los ojos, en mi mente está la mujer que amé y que sigo amando, hasta la muerte, como dije el día que me casé con ella. Con su recuerdo me iré.




RECOMENDACIÓN:
Para quienes no han leído todas mis historias, les recomiendo leer el capítulo 55 y 56 de la historia: DESTINOS ENCONTRADOS, que es en donde se explica a detalle el funcionamiento de las islas que aquí se mencionan.

Gracias por leer.❤️❤️❤️

OTRA OPORTUNIDAD/No. 3 De La Serie: HERMANOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora