Corto.

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Un pequeño corto resuelve dudas.

La pequeña de dos años se agachó para buscar debajo de la cama no había nada, escuchó el ruido en el armario se dirigió hacia ahí y abrió las puertas.

— ¡Haley, pite! —Los otros dos niños le hicieron una señal que guardará silencio, la niña los vio con curiosidad.— ¿Polque se econden?

— Porque estamos jugando a las escondidas. —Respondió el niño rubio.— Ahora cuenta hasta diez mientras nos volvemos a esconder...

— Morgan no sabe contar Harley...

— Bien, nena cierra los ojos y después nos bus... —Se quedó callado al sentir aquel aroma.— ¡Peter corre!

Ambos corrieron pero fueron golpeados antes de llegar a la puerta, los dos cayeron al suelo tosiendo un poco y colocando sus manos en el estómago.

— ¿Mamá? —La niña vio asustada la mirada iracunda de la alfa, este empezó a darle patadas a los otros niños.— ¡Mamá!

Harley mordió la pantorrilla de la alfa, pero esta le dio un puñetazo en la cara, Peter se levantó y trató de agarrarle el brazo ella lo lanzó hacia la otra esquina, Morgan comenzó a llorar.

— ¡No toques a mi hermano! —El pequeño alfa se abalanzó sobre la mujer agarrandola del cabello, está trató de soltarse, su aroma se desplegó llegando a ser asfixiante, el niño retrocedió tosiendo mientras la alfa se acercaba.

— ¡Harley! —Peter se acercó mordiendo el brazo de la mujer, pero no pudo resistir mucho ya que al ser omega el aroma lo obligaba a doblegarse, recibió un fuerte golpe en la cabeza.

— ¡Peter! ¡Maldita bruja!

— ¡Alejate de mis cachorros! —Un quejido se escuchó y luego la alfa cayó inconciente.— ¡Harley, ¿estás bien? —El omega observó a su hijo, que aunque trataba de aparentar no podía ocultar el miedo.— Lo siento, no la volveré a traer.

— ¡Peter! —Harley se acercó a su inconciente hermano, Morgan ya estaba a su lado llorando.— ¡Peter no despierta, papi!

— Tranquilo bebé, el estará bien. —El castaño cargó a su hijo y lo sacó del cuarto siendo seguido por sus otros dos niños.

Horas después.
La alfa despertó aún estaba en el suelo y le dolía su cabeza, desde una silla el castaño la observaba.

— Los supresores ya hicieron efecto. —Pronunció el castaño.

— ¿Porqué me aplicaste supresores?

— Intentaste matar a mis hijos. —Respondió y la vio con seriedad.— Tienes suerte de aún seguir con vida, no te quiero cerca de mis cachorros Pepper, incluida Morgan.

— ¡Ella es mi hija!

— ¿Y crees que te querrá cerca, después de que te intentaste matar a sus hermanos?

— No es mi culpa, no son míos, te dije que cuando llegara mi estro los mantuviera lejos.

— Y así será de ahora en adelante... —Volteó a ver hacia la puerta.

— Pite despeto...

— Morgan ven. —Pepper trató de acercarse a la niña pero esta corrió hacia Tony y se refugió en sus brazos.

— Te veo cuando sea necesario Pepper. —Mencionó Tony cargando a su hija y dirigiéndose a la puerta.

— ¡Sabes que no puedes estar sólo Tony, necesitas de un alfa, sólo el extremis no te mantendrá con vida!

— Lo sé... Por eso buscaré la manera para traerlo de regreso...

Una pizca de maldadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora