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Steve estaba en un bar podía beber la cantidad que quisiera pero no se emborrachaba, todo gracias al suero de supersoldado, el rubio ya no sabía cómo actuar ante la situación, se sentía perdido, estás nuevas sensaciones y además lo que sentía por Tony, ¿era posible enamorarse en tan pocos días? Tal ves todo se debía a su nueva naturaleza, obviamente apreciaba a Tony, lo admiraba, había algo en el que llamaba su atención y cuando le falló, sintió que una parte de él se rompía también, pero a pesar de todo nunca se imaginó como pareja de Tony, de hecho nunca se sintió atraído sexualmente por un hombre, pero ahora...

— ¡Al diablo todo! —Exclamó para después beber el líquido de aquella botella como si se tratara de agua, luego se puso de pie y se dirigió a la salida chocando contra alguien.— ¿Sam?

— ¿Eh? —El moreno lo volteó a ver, estaba sorprendido, parpadeo varias veces.— Creo que bebí demasiado... —Murmuró y agachó la cabeza.— Lo siento señor...

El omega continuó su camino dejando al rubio confundido, ¿Sam y él no eran amigos? ¿Porqué había reaccionado así? Dio un suspiro y salió para dirigirse a su nuevo hogar, al llegar Tony ya estaba dormido así que solo se acostó a su lado y lo observó por un rato, no era simple admiración algo nuevo estaba naciendo, algo que lo incitaba a protegerlo y cuidarlo, se quedó dormido viendo el tranquilo y hermoso rostro del genio, cada facción en el era perfecta.
Al día siguiente Steve se despertó al sentir que Tony estaba por levantarse, lo rodeó con su brazo volviendo a acostarlo y aferrandose a el como si fuera un peluche.

— Steve, tengo que ir a la empresa.

— Es sábado... —El rubio empezó a olfatear el cuello del genio.

— Vendré temprano... —Un gruñido se escuchó de parte del alfa.— Te prometo que pasaremos toda la tarde juntos...

Steve observó a Tony dirigirse a la ducha el sólo cubrió su rostro con su brazo aún pensando en lo que sentía, el deseo por llegar más allá, no habían pasado de los besos y una que otra caricia, a excepción de aquella ocasión en que Tony le hizo un oral, sintió su cara arder al recordar la escena una sensación que fue directo a su entrepierna, el calor aumentó y minutos después el aroma del genio lo golpeó de lleno.

— ¿Steve? —Tony recorrió con su mirada al alfa, por un momento notó sus pupilas dilatadas pero este rápidamente se puso de pie y se dirigió al baño, al pasar a su lado el genio soltó un jadeo, el aroma era intenso.— Carajo...

Dudó si irse o no, una parte de él quería entrar a la ducha junto al rubio, pero tenía que reunirse con esos idiotas y solucionar lo del robo del camión así resignado salió de la habitación.

— Viernes, ¿cual es la condición del capitán?

— Su temperatura a estado subiendo, posiblemente su estro llegará en las próximas horas.

— Entiendo, haré la reunión lo más rápido posible, mantenme informado, si no he llegado cuando todo comience activas la alerta.

— Si señor.

Steve salió una hora después de la ducha, ya se sentía un poco mejor se dirigió a la cocina y comió algo ligero para después salir a correr al parque.

— ¿Pops, puedo ir contigo? —Preguntó Morgan.

— Nena voy a correr y no creo que... —Observó los ojos suplicantes de la niña.— Bien, trae tu bicicleta.

— ¡Genial!

Ambos salieron de la torre juntos y se dirigieron al parque, mientras Steve iba trotando Morgan en su bicicleta, la niña se divertía tratando de alcanzar a su padre, unos minutos después Steve observó a alguien sentado inmediatamente lo reconoció así que se sentó a su lado.

Una pizca de maldadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora