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El golpeteo de las olas se escuchaba levemente al tocar aquel metal, era una enorme nave, habían salido de New York en auto y luego se subieron en un bote, llegaron a la nave al amanecer, era como un helicarrier, pero lo usaban sólo en el océano, Steve se bajó junto a Sam, prácticamente todos lo tripulantes lo observaban lo cual lo hacía sentir incómodo, demasiados aromas, llegaron a una sala de reuniones ahí estaba Nick Fury y el coronel Rodhes lo cuál le sorprendió ya que él era amigo de Tony.

— Bienvenido Capitán. —Dijo Fury y estrechó su mano.

— Felicidades, tomó la decisión correcta. —Mencionó el coronel.

Steve se quedó pensativo ¿la desicion correcta? ¿Abandonar a Tony era la decisión correcta? No se sentía así, la verdad nunca se sintió así, sólo que está vez era mucho más difícil, ese nuevo lado que había despertado en él estaba inquieto desde que dejó la torre, aún después de ver el video le exigía volver con su omega, embriagarse con su aroma.

— Se nota cansado capitán. —Dijo Nick Fury.— Sam, lleva al Capitán a una de las habitaciones.

— Como ordene, ven conmigo Cap.

Steve sólo siguió a Sam en silencio, las dudas aún seguían en su mente, aun trataba de entender todo lo que conllevaba el proyecto extremis, ese video no había aclarado nada y además ya había aprendido que no debía confiar del todo en los demás.

— ¿Cómo murió él exactamente? —Preguntó Steve, Sam se detuvo pero luego retomó su camino.

— Creí que ya te había quedado claro.

— Sobre su muerte aún tengo dudas... me dijiste que el extremis era como una fuente de la juventud, pero porqué a él parece que le...

— El extremis destruyó el suero, volvió al Capitán a su estado anterior, lo viste en el video...

— Pero eso no significa que debía morir al instante, vivió varios años sin el suero, es cierto que tenía asma, pero aún así había posibilidades de que viviera... —Ambos se detuvieron enfrente de una puerta.— Además, ¿porqué el aceptó ser parte de ese experimento?

— No lo sé, supongo que Tony lo manipuló...

— ¿Supones? —Murmuró Steve.

— Si Capitán, después de todo, en ese entonces, el ya tenía en su poder la gema de la mente... ahora las tiene todas...

— ¿Tony tiene las seis gemas? —Preguntó Steve alarmado.

— Si. Esta es tu habitación, descansa, si tienes hambre el comedor está al fondo del pasillo.

Sam se fue dejando a un preocupado Steve, el hecho de que Tony estuviera cerca de esas gemas lo aterraba, no quería que volviera a pasar, abrió la puerta de aquella habitación arrugó la nariz al sentir el fuerte aroma a omega, no era como el aroma de Tony este le provocaba náuseas, luego observó una foto en la mesita al lado de la cama, era él junto a Peggy, agarró la foto y la observó sentándose en la cama, decidió guardarla en la gaveta de la mesa, sintió el pinchazo de un vidrio asi que apartó algunos papeles para toparse con otra retratera, en la que estaba junto a Tony, quien sostenía a dos bebés, sólo que el rostro del genio había sido tachado, la retratera hecha pedazos atrás de la foto había algo escrito.

"Feliz tercer aniversario amor, pon la foto cerca de tu cama, para que cuando te quedes allá no nos extrañes tanto o talves al vernos ahí correras hacia nosotros, te amo capipaleta.

Pd: Dile a Fury que no te de tantas misiones o pateare su trasero y está ves nos tomaremos 3 años de vacaciones."

Steve no pudo evitar reír al leer la dedicatoria, limpió los restos del vidrio y colocó la foto sobre la otra, no entendía porque estaba quebrada, bueno talves había sido el o la omega que dejó su olor por toda la habitación, la cuál al parecer había pertenecido al Capitán América de esta dimensión, al parecer ahí también lo querían como reemplazo, luego se dirigió al armario donde se sorprendió al encontrar el escudo, rápidamente frunció el seño.

Una pizca de maldadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora