3 ALEJANDRA

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Salgo de la oficina con paso seguro rumbo al elevador, en cuanto las puertas se cierran suelto un gran suspiro y la felicidad que estaba conteniendo sale a flote haciéndome dar pequeños saltitos.
Salí del enorme edificio y me dirigí directo a casa.
En cuanto abrí la puerta el delicioso olor a comida casera me recibio.

- Volví! - Dije cerrando la puerta.

- Que tal te fue? - Mi madre me preguntó saliendo de la cocina rumbo al comedor dejando unos platos sobre la mesa

- Bueno... - Titubee para darle dramatismo - Ya tengo trabajo!

Mi madre se abalanzó sobre mi y me dio un cálido abrazo.

- Muchas felicidades hija, veras que todo irá muy bien - Dijo con una enorme sonrisa.

- Espero que mejoren las cosas, ahora tendré un buen sueldo... Al menos por unos meses - Comencé a acomodar los platos que había traído.

- ¿Unos meses? - Pregunto confundida.

- Si, la arquitecta que me contrato es una de las candidatas a la presidencia, si obtiene el puesto yo también me quedo, pero si no lo obtiene es probable que me despidan. - Explico mientras termino de acomodar la mesa.

- Pues ojalá y se quede con el puesto, pero de cualquier forma me alegro por ti - Me mostró una sonrisa cálida y comenzamos a comer.

El día paso sin más, pase la tarde en casa y fui a dormir temprano, al día siguiente me levante temprano para arreglarme y salir directo a mi primer día de trabajo.
Subía en el elevador y los nervios se hacían presentes, no sabía si mi trabajo llenaría las expectativas. Las puertas se abrieron dejandome ver el ya conocido pasillo, de la puerta de la oficina de la arquitecta Fernanda vi salir al arquitecto Max quien en cuánto me vio me regalo una linda sonrisa.

- Alejandra, buen día - Saludo mientras se acercaba a darme la mano.

- Buen día arquitecto - Correspondi su saludo - ¿Como esta?

- Bien, gracias. Acabo de platicar con Fer, ahora mismo está un poco ocupada, me pidió que te mostrará tu oficina y en un momento ella te busca para darte indicaciones, ¿Estas de acuerdo? - Pregunto amable.

- Claro - Mis nervios comenzaron a calmarse.

El arquitecto Max me llevó hasta una puerta que estaba justo a la derecha de la oficina de la arquitecta Fernanda. Abre la puerta dejandome ver una oficina de un tamaño regular, con paredes blancas un escritorio de cristal con una computadora sobre el y sus tres respectivas sillas de color negro, dos sillones negros que formaban una pequeña sala con una mesa de centro y algunos cuadros con arte abstracto en blanco y negro, básicamente la oficina era monocromática, tenía una ventana alta en la pared donde estaba mi escritorio que dejaba entrar algunos rayos de sol.

- ¿Que te parece? - Pregunta con un tono alegre - Se que es muy... Blanco y negro, pero tiene su encanto - Dice con humor.

- Me gusta, creo que es un buen ambiente para trabajar - termino de entrar aun observando la oficina a detalle.

- Pues espero que te sientas cómoda.

- Claro que si arquitecto - digo con una sonrisa -

- Antes de que Fer venga a llenarte de trabajo me gustaría hablar contigo - Dijo un poco más serio pero sin sonar duro.

- Si arquitecto, dígame.

- Primero, toma asiento - Rodee el escritorio y me senté detrás de este, una sonrisa de felicidad y nerviosismo se me escapo de los labios.

- Segundo - tomo asiento frente a mi - Por favor, no me digas arquitecto - suplico con humor - Me siento viejo y si no mal recuerdo soy menor que tú, así que solo dime Max

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