9 ALEJANDRA

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Apenas era mi cuarta semana trabajando y sentía que habían pasado meses, la semana pasada había hablado con mi cliente y había aceptado el proyecto, tanto la arquitecta como yo teníamos menos trabajo y podíamos descansar más.
Ahora estaba en el estacionamiento esperando a la arquitecta con dos cafés en la mano, uno para ella y uno para mi. Una jeep negra con vidrios polarizados se detiene frente a mi, de ella baja una mujer con lentes oscuros, pantalón de mezclilla, botas de trabajo y camisa blanca.

- Buenos días - Saluda cuando llega frente a mi.

- Buenos días arqui ¿Como amaneció? - Pregunto amable entregándole su café.

- Bien, gracias ¿Nos vamos?

- Claro.

Me acerco para abrir la puerta de asiento del copiloto pero una mano se me adelanta a abrir.

- Suba - Dice al ver que no me muevo.

-...Si - Subo al auto y miro como la arquitecta lo rodea hasta llegar a su asiento.

Después de unos minutos de camino la voz de la arquitecta interrumpe el silencio.

- ¿Como le fue con el cliente?

- Muy bien - Digo alegre mientras volteo a verla - Le encanto el proyecto y se supone que ya terminaron la demolición e iba a iniciar la construcción.

La arquitecta se ve imponente desde cualquier faceta, ahora que la miro manejar esa gran camioneta, con lentes oscuros y su ropa de trabajo reitero que es una mujer digna de admirar y muy guapa, se ve muy bien.

- Le dije que lo haría bien ¿Por qué duda tanto de sus capacidades?

- No lo se.... Tal vez es por la falta de experiencia - Ladeo un poco la cabeza pensando.

- Pues entonces me encargaré de que se le quite esa falta de experiencia - Afirma.

Vuelvo a mirar por la ventana y me doy cuenta de que ya llegamos, comienzo a ver los avances que hay y la emoción se apodera de mi.

- Déjame estacionar - Dice con tono algo divertido, eso es nuevo.

- ¿Por qué lo dice? - Pregunto confundida.

- Parecía que iba a saltar de la camioneta en cuánto vio a los trabajadores - Vuelve a su tono monótono - Listo, puede....

No dejo que termine la frase cuando ya salí del auto, comienzo a acercarme y puedo ver las calles ya pavimentadas y los cimientos de algunas casas, me detengo justo en el inicio de la construcción para admirar el paisaje que hace una semana estaba lleno de hierva y tierra. Cuando estoy a punto de volver a caminar una mano me detiene tomando mi brazo.

- Su casco Díaz - Me regaña mientras quedó frente a frente con ella.

La repentina cercania con la arquitecta me tomo por sorpresa, pero lo que más me sorprendió fue lo que hizo a continuación, acomodo el casco que tenía entre sus manos sobre mi cabeza con mucha delicadeza, se acercó un poco más agachado su cabeza hacia el lado izquierdo de la mía comenzando a ajustar el casco, debido a su cercanía me llego un olor floral de su perfume, era muy agradable y suave.

- Listo, ya puede continuar.

Mi mente sale del shock y recuerda donde estaba.

- Gracias - Digo con una sonrisa.

Comienzo a caminar y siento la presencia de la arquitecta detrás de mi, a diferencia de la vez anterior que vine hoy no siento la mirada de ningún trabajador, todo están en sus asuntos.

- Don Roberto - La arquitecta lo llama con voz firme.

Veo como aquel hombre sale de una de las excavaciones y se acerca a nosotras.

SABOR A MI Donde viven las historias. Descúbrelo ahora