32 FERNANDA

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El cuerpo de Alejandra descansaba sobre mi, sus piernas se enredaban con las mías y su cabeza descansando en mi pecho, me sentía completa, feliz, ahí en el sofá de mi oficina con Ale haciendo de cobija humana.

- Gracias por la rosa - Rompí el silencio mientras enredaba mis dedos en sus cabellos.

- Lamento que no fuera la florería entera, ese no es mi estilo - Dice con un tono de superioridad bastante gracioso - Y creo que tampoco el suyo - Se incorporo un poco para mirarme con profundidad.

- Tiene razón, los excesos pueden llegar a parecerme bizarros - Sigo su tono formal.

- Entonces será mejor que me retire - Comienza a levantarse de encima mío pero la detengo tomando su cintura y pegandola a mi con firmeza.

- Permitame rectificar. Los excesos pueden llegar a parecerme bizarros - una de mis manos sube con lentitud hasta su cuello enredando mis dedos alrededor de su garganta haciendo una ligera presión - A excepción de usted - Subí mi pierna hasta rozar su intimidad.

- Señorita De Luque - Me llama con un tono más grave - ¿Le habían dicho que es irresistible? - Pregunto mientras miraba mis labios con un deseo que me volvió loca.

Se acercó y envolvió mis labios en un lento y profundo beso, uno en el que solo pretendíamos disfrutar de nuestras bocas y saciar nuestra sed.

- Te amo - Dije sobre sus labios cuando nos separamos.

- Te a...

Sus palabras fueron interrumpidas por un toque en la puerta. Con prisa he intentando hacer el más mínimo ruido nos levantamos del sofá, un segundo toque sono en la puerta al que solo atien a decir "Un segundo"

Ale se coloco en una de las sillas frente a mi escritorio y tomo una carpeta que ni yo sabía que contenía, tome un par de segundo para dar un suspiro y abrí la puerta.

- Cariño! - Unos brazos me envolvieron en cuánto abrí la puerta - Te extrañe cielo.

Mi cerebro entró en shock, era la persona a la que menos esperaba hoy.

- ¿Como haz estado? ¿Como te sientes con tu nuevo puesto? ¿Estas contenta? Cuéntame todo - Su voz alegre y llena de energía junto a tantas preguntas me hizo colapsar un poco más.

- Eh... - Al parecer mis cuerdas vocales también habían colapsado.

- Uy perdón, que mal educada, no vi que estabas ocupada - Dice al ver a Alejandra sentada en mi escritorio.

- No te preocupes - Me adelanto antes de que siga hablando - Madre, ella es Alejandra, Alejandra mi mamá, Si...

- Silvia Muñoz, mucho gusto Alejandra - extiende su mano frente a ella con una gran sonrisa.

- Mucho gusto señora Muñoz - Se pone de pie aceptando su mano con un amigable apretón.

El rostro de Alejandra era de sorpresa y nerviosismo, pero dudo que se compare con el mio, estaba helada.

- Yo las dejo para que puedan platicar - Ale comienza a salir con una sonrisa amable.

- Gracias Alejandra, perdón por la interrupción - Mi madre se disculpa un poco apenada.

- No se preocupe, con permiso - Ale sale de mi oficina dándome una última mirada algo confundida.

- ¿No te da gusto verme? - Pregunta una vez que cierro la puerta.

- Si, solo que me sorprendiste ¿Por qué no me avisaste?

- Creo que ya estoy grande como para tener que avisarte a donde voy ¿No? - Bromea.

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