26 FERNANDA

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Mis manos sudaban y mi cabeza no dejaba de dar vueltas ¿Como carajo había llegado a esta situación? Había estado trabajando toda la tarde con total tranquilidad, hasta que la necesidad de ver a Ale me inundó de forma descomunal y en un impulso decidí que sería buena idea hablar con su madre ¿En que mierda estaba pensando? Ni siquiera se si ella quería decirle a su madre o si se sentía cómoda contándoselo y yo solo me aparecí ahí frente a su puerta amenazando con entrar.

- Pasa - Su voz tranquila me saco un susto.

No dije nada, solo la analicé, se veía tan llena de paz como siempre.

- Ven, pasa - Me extiende su mano y yo la tomo sin pensar - Dame un momento - Me deja en la sala y la veo irse.

Me sentía peor que la primera vez que entré aquí, aunque me había dado la impresión de que la señora Regina era muy amable y comprensiva, no sabía como reaccionaria ante esta situación.

- Al menos dime su nombre - La escucho pedir algo impaciente.

- La vas a conocer en dos segundos - Dice divertida.

No se si eso lo dijo para mi o para su madre, pero los nervios me paralizaron y sentí mi estómago revolverse.

Vi entrar a Ale a la sala, enseguida su madre entró y a los pocos segundos nuestros ojos se encontraron, su expresión se torno de distintas emociones y yo solo atine a darle una sonrisa nerviosa. Los ojos de Regina pasaron a estar sobre Ale quien solo asintió ligeramente, sus ojos volvieron a mi y sentí como me escaneo de arriba a abajo, normalmente era muy segura de mi misma pero ahora mismo me sentía como un cachorro indefenso.

- Buenas noches Regina - Digo con aparente seguridad, me levanto de mi asiento y extiendo mi mano hacia ella.

Su expresión es de absoluta sorpresa, al parecer confirmó que realmente era yo. Tomo mi mano más por reflejo y me dio un ligero apretón.

- Esta no me la esperaba - Dice más para si misma que para nosotras.

Al parecer empezó a salir de su shock, miró a Ale de la cabeza a los pies y después hizo lo mismo conmigo, al parecer unió cables o algo así porque su expresión fue algo divertida.

¡Mierda!

Recordé que Ale llevaba mi ropa y evidentemente su madre sabía que ese atuendo no era suyo.

- Así que... ¿Novias? - Empieza a hablar con algo de diversión oculta.

- Iré por café - Dice Ale con una sonrisa y comienza a alejarse, le suplico con la mirada que no se valla pero me ignora por completo.

- Toma asiento Fernanda - Regina me pide y le hago caso - Y bien... - Vuelve a insistir - Cuéntame.

- ¿Por donde empezar? - Intento aclarar mi mente.

- Que te parece... - Piensa un segundo - ¿Como pasaron de ser jefa y empleada a novias? - pregunta con genuina duda.

- Si le soy sincera, no lo sé - Sonrío algo nerviosa - Ale llego a mi vida y le dio otro sentido completamente distinto. Llego y me lleno de dudas, su simple existencia me lleno de curiosidad - Se me escapo una sonrisa tímida - Mi vida, desde muy pequeña se baso en la empresa, primero en estudiar para saber como manejarla, después en aplicar todos mis conocimientos y en ese camino llego Ale viéndolo todo de otro ángulo, con otra perspectiva, con ideas frescas... y simplemente me atrapó - Siento una sonrisa boba en mi rostro.

- Soy irresistible - Ale entra con una bandeja que trae un par de tazas humeantes que deja en la mesa central.

- Y cero egocéntrica - Bromea su madre haciendo que el ambiente se relaje - Pero, no entiendo...

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