15 ALEJANDRA

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Lograba ver a la arquitecta desde la barra, aunque era imposible no verla, llevaba un pantalon y saco blanco, y un corset de encage negro, se veia elegante y muy atractiva, la notaba un poco más relajada que cuando llegue, no se si se debía a la cantid de alcohol que había bebido o al hombre que tenía a un lado, lo cual me molestaba, Hector no se le había despegado desde que termino el discurso, los veía reír y divertirse y eso me hacía hervir la sangre, lo cual era ilógico, ella me había demostrado lo poco que le importaba y yo no podía reclamarle absolutamente nada.
Me distraje por un momento en mi celular, cuando volví a alzar la mirada vi como la arquitecta se dirigía hasta el baño a tropezones, sin pensarlo dos veces me levante y camine hacia el mismo lugar para toparme con una desagradable imagen al girar en el pasillo, Hector estaba besando a la arquitecta, sentí como se tentaron mis músculos y apreté la mandíbula, estaba dispuesta a caminar hacia ellos pero me detuve al ver como la arquitecta empujaba a  Hector con fuerza para después regresar hacia donde yo estaba, entre en pánico y me escondí para evitar que me viera, a los pocos segundos la vi pasar, se veía enojada y seguía tambaleándose, tomo otra copa de uno de los meseros y ahí decidí acercarme.

- Creo que fue suficiente - Llego a ella y la detengo antes de que beba de la copa.

- ¿Me esta dando ordenes? - Pregunta confundida y arrastrando las palabras.

- No, solo intento ayudarla - Digo firme - Vamos arriba, le prepararé un café.

- Pero yo no quiero ir arriba - Se cruza de brazos y hace un puchero.

Por dios se ve tan linda!

- Vamos, no creo que sea conveniente que vean a la nueva presidenta en este estado - Digo ocultando la ternura que me da verla así.

- Esta bien - Gira los ojos y comienza a caminar hacia el elevador.

Camino detrás de ella atenta por si tropieza pero llega sana y salva hasta el elevador.

- Tal vez ya se lo dijeron muchos pero, hoy se ve muy bien - Dice cuando el elevador comienza a subir.

Voy a colapsar.

- ¿Se lo parece? - Indagó.

Te estás metiendo en terreno peligroso.

- Si, incluso diría que se ve...Peligrosa.

Me quedo en shock, las puertas se abren y la arquitecta comienza a salir pero se tropieza en el intento pero sin llegar a caer.

- Arqui - Me acerco para ayudarla. Paso uno de sus brazos por mis hombros y tomo con firmeza su cintura - Vamos.

- Huele muy bien - Comenzamos a caminar.

- Si quiere le puedo regalar mi perfume - Digo con una sonrisa.

- No, prefiero que lo use todos los días.

Me estoy metiendo en la boca del lobo... Y no pienso salir.

Entre con la arquitecta a su oficina intentando que no cayera, al cerrar la puerta me acorralo entre esta y su cuerpo dejando su mano pegada a la puerta evitando que pudiera escapar.

- ¿Que hace? - Pregunto nerviosa. Estaba demasiado cerca.

- Dejandome llevar - Dice con una sonrisa.

- No creo que sea lo correcto - Digo empezando a entrar en pánico.

- ¿Ahora si quieres que reprima mis sentimientos? - Dice arrastrando las palabras mientras se acerca un poco más.

Se me iba a salir el corazón del pecho, mi respiración era irregular y no sabía que hacer.

- Solo digo que esta muy tomada, no debería hacer algo de lo que pueda arrepentirse.

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