—¡Ya basta Gerard!—. Exclamó mientras examinaba a su pareja. La cabeza le dolía después de estar tanto tiempo discutiendo. —¿Qué mierda te pasa?—.
—¿Quieres que pare? Entonces acéptalo de una jodida vez, te lo estás follando—.
—Por favor... No empieces con eso de nuevo, te lo pido—. Suspiró sosteniendo el puente de su nariz con frustración. —Es imposible hablar contigo o intentar hacerte razonar cuándo te pones así—.
—¿¡Piensas que soy idiota y no me doy cuenta!?—.
—¡No! ¡No pienso que seas idiota pero ésta pelea no tiene sentido!—.
—... Vete Frank, entonces vete—. Sentenció levantándose del sofá. —Largo, corre con él, llora un poco y después pueden volver a revolcarse—.
—¿Sabes? Está bien, lo que tú digas—. Se rindió y después de recoger algunas cosas se fue de aquella casa.
Estaba harto de la situación. Gerard llevaba más de un mes discutiendo con él casi todos los días y siempre decía lo mismo. No entendía como había llegado a la conclusión de que estaba engañandolo con uno de sus amigos y ya no sabía que hacer para sacarle esa idea de la cabeza pues no era cierto.
Amaba a su novio más que a nadie y no tenía interés ni se fijaba en nadie más pero era asfixiante tener siempre la misma estupida discusión que arruinaba sus días. Decidió que no volvería a casa y no vería a Gerard hasta el día de su carrera, tal vez necesitaba estar sólo y pensar mejor las cosas para darse cuenta de que sus acusaciones y celos no tenían sentido alguno.
Estaba desanimado pero no podía hacer más, ya hablaría con él después y con suerte podrían resolverlo.
Los días pasaron y ninguno de los dos buscó a su pareja, no hubieron llamadas ni mensajes. Ningún intento de reconciliación por parte de Frank y por supuesto que tampoco de Gerard. Ambos decidieron acallar la necesidad de buscar al contrario, buscando distracción en los entrenamientos previos a la gran carrera.
Gerard agradecía que al menos Frank no formaba parte de su escudería, así no tenía que verle la cara al menos hasta el día de la carrera pero no le importaba, estaba concentrado en otras cosas y no iba a permitirse perder en una carrera tan importante como esa.
El día finalmente llegó y el chico de cabello rojo y ojos verdes estaba terminando sus cosas, poniéndose los guantes y tomando el casco de protección que utilizaba. Suspiró y salió de los vestidores, acercándose hasta donde su vehículo estaba siendo preparado.
—Frank te está buscando—. Avisó uno de los miembros de su equipo, haciendo al pelirrojo girar los ojos con fastidio. —Se ve desesperado por hablar contigo—.
—No me importa—. Respondió, completamente a la defensiva.
—Bueno—. Alzó los hombros, mostrando aún menos interés que el piloto. —Yo sólo decía—.
—Gerard, déjalo—. Interrumpió su entrenador. —Está intentando ser amable contigo, no tiene la culpa de que te hayas enredado con Frank y menos de esta situación—.
Era un regaño pues llevaba siendo arisco con el equipo desde la pelea con el otro piloto.
—Ahora ponte ese casco y todo ese enojo que tienes úsalo para algo, esperemos que te sirva para conseguir una buena posición en la carrera—. Los ojos verdes le inspeccionaron con molestia. —Ahora—. Ordenó, haciendo al chico suspirar antes se asentir un poco y obedecer.
Frank había intentado ver a su pareja ese día, al menos para poder darle un beso antes de la carrera pero el equipo de Gerard le negó el acceso a los vestidores, haciendo que fuera imposible.
—¿Listo?—.
—Sí, listo—. Respondió mientras daba una rápida revisión, asegurándose de que todo estuviera en orden.
—Bien, por que la carrera está por comenzar—.
Tomó un largo suspiro, apretando el volante entre sus manos y apenas dieron la señal de salida, aceleró.
Las primeras vueltas iban bien, llevaba una buena posición y no estaba teniendo problemas con el control del vehículo, tenía confianza, tal vez demasiada. Una mala estrategia y todo podría acabar ahí, un mal giro, un aumento de velocidad, una pérdida de control era todo lo que necesitaba y entonces sucedió.
Fueron apenas instantes, un mal cálculo y el vehículo que Gerard conducía terminó destrozado aún con él adentro.
—¿Qué haces? ¡No te detengas!—. Pudo escuchar a su entrenador gritar por medio de las comunicaciones pero lo ignoró.
Se apresuró hasta llegar a la zona del accidente, bajando de su vehículo y corriendo hasta el de Gerard. Ya había una ambulancia ahí, haciendo todo lo posible por auxiliarlo. Se sacó el casco y lo dejó caer al suelo, acercándose en búsqueda de su pareja.
—¿Gerard?—.
—Tenemos que trasladarlo a un hospital, debe ser rápido—. Avisó uno de los paramédicos de manera apresurada.
—Yo voy con ustedes—.
No le importaba si lo echaban del equipo por abandonar la carrera así. Podría conseguir un contrato con otra escudería si era necesario pero no pensaba dejar a Gerard sólo después de ese accidente.
Cuándo el de cabello brillante despertó su cuerpo aún dolía y estaba algo desorientado.
—Oh amor, estás despierto—. El tatuado se acercó hasta él, tomando delicadamente su mano.
Aún llevaba puesto el traje se carreras aunque, delatando que no había dejado la habitación ni siquiera para cambiarse.
—¿Qué...?—.
—Tranquilo, tómalo con calma—. Sonrió, aunque se le escaparon algunas lágrimas. —Estoy tan feliz de verte despierto, me tenías muy preocupado—.
Los ojos verdes se mantuvieron sobre él algunos instantes pero le fueron de sobra para saber lo que quería preguntar aunque probablemente no se atrevería, no hacía falta de cualquier manera.
—El bebé está bien—. Susurró besando su mano. —Pero... Deberías haberme dicho que seríamos padres antes de todo esto—.
—No me hubieras dejado correr—.
—Y con justa razón—. Escuchó a Gerard suspirar.
—Yo... Lamento haber estado actuando así, no quería echarte de casa—. Apretó un poco la mano del tatuado. —Vuelve, ¿sí?—.
—Por supuesto, no te dejaré sólo de nuevo—. Besó su mejilla un par de veces y volvió a sentarse a su lado. —¿Estabas así por el embarazo?—.
—Estaba asustado... Tal vez empezarías a pensar que ahora soy menos atractivo y no quiero que nuestra relación se termine—.
—No tienes nada de que estar asustado, Gee... Jamás dejarías de gustarme, por nada, no importa la pelea que des por que siempre voy a amarte—.
Gerard necesitó algunas intervenciones pero tuvo la fortuna de salir casi sin un rasguño de aquel accidente, además de que su bebé se encontraba en perfecto estado. Cuándo se los permitieron, volvieron a su hogar, decididos a cuidar del bebé juntos.
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𝐎𝐧𝐞 𝐒𝐡𝐨𝐭'𝐬 𝐌-𝐏𝐫𝐞𝐠 | 𝐅𝐫𝐞𝐫𝐚𝐫𝐝
FanfictionColección de One Shot's Frerard con temática M-Preg. Aportación a la dinámica de Ilitia Forever: Agosto de M-Preg 11 de agosto de 2023: 1° en #frankieroandgerardway 23 de agosto de 2023: 4° en #mcr