Mission

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Como agentes del FBI debían estar preparados para cualquier cosa, los entrenamientos y las pruebas eran duras, no cualquier persona era capaz de aprobarlas exitosamente para integrarse a la agencia. Las emergencias eran algo usual para ellos como agentes de campo, asistían a secuestros, rescates, robos importantes, decomisos y toda clase de crimen grave que requiriera su intervención, pero sin duda la peor parte del trabajo era hacer todo el papeleo, les gustaba la acción del campo, no la cotidianidad del escritorio.

Había sido una semana prácticamente tranquila, sin incidentes que fueran realmente graves así que solo se mantenían concentrados en las investigaciones que tenían activas.

—Buenos días, agente Iero—. Mencionó Gerard de manera burlona, acercándose hasta el hombre sentado detrás del escritorio y besando sus labios suavemente. —¿Café?—. Ofreció mientras le entregaba su tasa con el logo del FBI a Frank.

—Gracias—. El castaño tomó la tasa, bebiendo del café que su pareja había servido apenas llegar al complejo. —Llegas tarde—.

—He llegado tarde porque mi novio no tuvo la amabilidad de despertarme antes de irse a trabajar—. Obvio, quedándose de pie, pero apoyándose en el escritorio del mayor.

—No tienes derecho a culparme a mí—. Se defendió rápidamente, dejando el café sobre el escritorio, lejos de los papeles importantes que habían ahí. —Te veías muy bonito durmiendo, así que quise dejarte otro rato, no creí que dormirías otras dos horas más, pero espero que hayas descansado bien—. Sonrió mientras alcanzaba una de sus manos y besaba el dorso de la misma.

—No voy a enojarme contigo solo porque dijiste que soy lindo—. Concedió como si en realidad fuera un problema que el tatuado no lo hubiera despertado temprano. —¿Hay mucho trabajo para hoy?—.

—Espero que no, nos hice una reservación en un buen restaurante para esta noche y me gustaría esta vez podamos cenar sin que nos interrumpan como la última vez—.

—Suerte con eso—. Se inclinó un poco y dedicó algunos segundos a besar los labios ajenos. —Iré a mi oficina, veré si puedo avanzar con algo y con suerte podremos irnos temprano—. Se despidió con un beso más y salió de la oficina de su novio para dirigirse a la suya.

Pasó las primeras horas de su turno intentando avanzar con una investigación que estaba bajo su mando, releyendo la carpeta completa, resaltando con un marca textos rosa las partes más importantes de la investigación, la información que tenían acerca de los sospechosos y cuáles eran sus conexiones con las víctimas.

Si tenía que ser sincero, estaba cansado de esos malditos locos asesinos en serie que se dedicaban a aterrorizar al país cada temporada, no importaba cuantos atraparan, siempre había uno nuevo que perseguir y la colaboración con otros niveles del gobierno era difícil, tan solo conseguir que la policía local entregará la información que tenían ya era difícil incluso siendo el FBI quien solicitaba la entrega de los informes. Todos querían resolver el caso para ganar prestigio pero Gerard solo quería hacerlo para poder cerrar el tema y seguir adelante con otra cosa que con un poco de suerte sería menos aterradora que ver al ser humano en uno de sus puntos más bajos, actuando solo como un ser lleno de deseos de lastimar a otras personas que en su mayoría eran indefensas y solo se convertían en víctimas de aquellos depredadores que los acechaban incluso en sus propios hogares donde se suponía que debían estar fuera de peligro pero al parecer era algo que siempre sería parte de su país, lamentablemente.

Sus ojos estaban pegados a la pantalla de su laptop mientras sus dedos se movían rápidamente por el teclado, manteniendo la carpeta de la investigación abierta sobre su escritorio, junto a la laptop, mostrando una de las páginas en las que había fotos de la última escena del crimen que habían investigado respecto a aquellos asesinatos de la zona y su marca textos sobre aquella página, listo para ser usado si el ojiverde lo creía necesario.

𝐎𝐧𝐞 𝐒𝐡𝐨𝐭'𝐬 𝐌-𝐏𝐫𝐞𝐠 | 𝐅𝐫𝐞𝐫𝐚𝐫𝐝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora