I Can't Save Us

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Se miró en el espejo y el hombre que le devolvió la mirada se veía asustado. Su cabello estaba revuelto y las ojeras comenzaban a remarcar el contorno de sus marrones ojos pues durante las últimas noches su sueño se había esfumado y no era solo por pasar gran parte de la noche intentando consolar a su prometido aunque era parte de su rutina, simplemente le era imposible conciliar el sueño incluso cuándo Gerard finalmente lograba quedarse dormido mientras lo mantenía entre sus brazos.

Lo estaba intentando, realmente estaba intentando mantenerse bien para él. Quería ser capaz de darle todo su apoyo y amor pero una parte de él estaba muerta, se había perdido para siempre.

Habían planeado tener un bebé juntos pero al lograr su primer embarazo, todo acabó en tragedia.

Perdieron al bebé y Gerard quedó devastado, simplemente se derrumbó sin oponer resistencia alguna, su vida solo se detuvo y se volvió absurda.

Lloraba gran parte del día y apenas hablaba además de las ocaciones en las que Frank tenía que insistirle para que siquiera comiera algo. Perder al bebé los había afectado enormemente a ambos y durante las primeras semanas Frank intentó cargar con todo por ambos, intentando ayudar a Gerard de la única manera en la que era capaz de hacerlo pero simplemente no podía más con toda esa situación.

No quería rendirse, realmente no quería hacerlo y abandonar a Gerard por su cuenta pero también necesitaba tiempo para recuperarse. Había dejado de sentirse capaz de seguir adelante y temía que ya no podría cuidar de Gerard y mucho menos de él.

Su corazón estaba roto, lo habían tomado y lo habían desgarrado por la mitad. No estaba sangrando, estaba muriendo, consumiéndose en su propio dolor y silencio mientras intentaba rescatar a su pareja del mismo destino.

¿Cuánto tiempo le quedaba hasta darse por vencido y sucumbir al dolor de la pérdida?

También era consciente de que él era la única persona capaz de salvar a Gerard pero ya ni siquiera podía consigo mismo.

Lavó su rostro, conteniendo las lágrimas y se acercó hasta la habitación que compartía con su futuro esposo, acostándose a su lado para poder rodearlo en un cálido abrazo mientras algunas lágrimas salían de los ojos del mayor y mojaban su almohada.

—Lo siento mucho—. Murmuró Gerard apenas lo suficientemente alto como para ser escuchado. —Todo esto es culpa mía—. Había dolor en sus palabras, un dolor tan inmenso que invadía el corazón del tatuado.

—No digas eso, por favor—. Rogó abrazando con más fuerza al de cabello más oscuro, sintiendo como las lágrimas amenazaban nuevamente con salir de sus ojos.

—Pero lo es... Es mí culpa—.

—Detente, Gerard—. Insistió. —Por favor detente, no quiero escucharte decir eso, no quiero que pienses así por que no es culpa tuya y nadie tiene derecho a culparte—.

—Estoy siendo una carga—. Murmuró limpiando sus lágrimas y girandose para poder ver a su prometido. —Estoy siendo una carga para nosotros, para ti, te estoy dejando toda la responsabilidad y pidiendo que me cuides mientras tú intentas fingir que estás bien—.

—Tú no eres una carga para mí—. Inició, pensando un segundo en lo que iba a decir. —Pero ya no puedo salvarnos—. Se sinceró, rompiéndose finalmente.

Su llanto se hizo presente, inundando la habitación. Era un llanto descontrolado pero que simplemente no podía seguir ocultando.

Gerard se movió más cerca y lo abrazó con delicadeza, dejándolo ocultar el rostro en el espacio que había entre su hombro y su cuello, dejándolo derrumbarse y encontrar algo de confort en él. Estaba intentando devolverle algo de todo lo que Frank había estado haciendo por él durante esas semanas.

Estaban pasando por un muy mal momento y sólo se tenían el uno al otro.

—Te amo—. Murmuró Gerard mientras sus dedos se hundían en el cabello de su prometido. —Te amo demasiado—.

Tal vez sus palabras no cambiarían nada, no harían que Frank se sintiera mejor ni haría que dejara de llorar pero al menos quería demostrarle que estaba ahí para él tanto como Frank estaba para Gerard. No pensaba dejarlo consumirse por su cuenta cuándo había hecho tanto por él.

—T–Te amo también, Gee—. Fue la única cosa que pudo mencionar.

Lloró el resto de la noche, lloró hasta quedarse dormido entre los brazos de su prometido después de haber desahogado el peso en su corazón.


Estoy cansada jefe. Btw, ya casi se acaba ésta dinámica.

𝐎𝐧𝐞 𝐒𝐡𝐨𝐭'𝐬 𝐌-𝐏𝐫𝐞𝐠 | 𝐅𝐫𝐞𝐫𝐚𝐫𝐝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora