𝐎𝐧𝐞 𝐒𝐡𝐨𝐭'𝐬 𝐌-𝐏𝐫𝐞𝐠 | 𝐅𝐫𝐞𝐫𝐚𝐫𝐝

Die 4 Me

—Tienes que jurar que estás de mi lado—.

—Lo estoy, joder, sabes que lo estoy—. Respondió con firmeza. —Te lo he demostrado, no sé por que dudas de mí ahora—.

—Confiar no es algo fácil—.

Gerard había sido enviado por su agencia para infiltrarse en la organización que Frank liberaba. Movían drogas, armas, dinero y todo ese tipo de mierdas pero le habían estado jodiendo las cosas al FBI así que decidieron que habían tenido suficiente.

Gerard fue enviado para mantenerlos informados de lo que sucedía dentro de la organización criminal y así poder armar un plan que les permitiera dar un buen golpe, uno que la desmantelaria por completo.

Las cosas se estaban poniendo más difíciles, al menos una vez a la semana terminaba en esa misma habitación, escuchando al tatuado hablar de lealtad. Estaba cada vez más alerta y vigilaba a Gerard de cerca como si sospechara algo de él específicamente.

—¿Qué es lo que harías por mí?—. Daba vueltas a su alrededor, probablemente intentando parecer intimidante. —Haz matado, sí, pero eso lo han hecho todos aquí—.

Traicionaría al FBI, traicionaría a su maldita agencia si era lo que Frank quería y si su cabeza no fuera la primera en ser cortada si confesaba que era lo que estaba haciendo ahí en realidad.

—¿Qué tal si... Te pido morir?—.

—Lo haría—. Ni siquiera lo pensó.

Una sonrisa pequeña se dibujó en los labios de Frank. —¿Lo harías?—. Dio algunos pasos en su dirección, tomando su rostro por el mentón, obligándole a alzar la mirada.

—No tengo nada que perder—. Estaba seguro, si tenía que morir por él entonces que así fuera.

—Juralo—.

—Lo juro—.

Terminó en la habitación del tatuado, teniendo sexo con él como varías otras noches.

Algún tiempo después de haberlo conocido, comenzó a tener sexo con él. Sabía que estaba mal y que desde la primera vez se había condenado pero lo disfrutaba, disfrutaba la sensación de peligro que aquello le causaba.

—Por favor—. Murmuró con sus manos en el pecho cubierto de tatuajes mientras sus caderas se movían cada vez más rápido. 

—Ya casi—. Sintió como lo sujetaba por la cintura y le ayudaba a seguir con su ritmo, volviendo las embestidas más profundas, haciéndolo gemir aún más alto. —Carajo...—.

Se acostó a su lado cuándo ambos acabaron, sonriendo al sentir las caricias en uno de sus costados.

Pero más pronto de lo que pensaba su pequeña aventura llegó a su final y tuvo que enfrentarse a lo que había hecho.

—Dijiste que no tenía razón para dudar de ti—. Sus manos se encontraban sobre la mesa con las esposas puestas mientras Gerard estaba frente a él.

—Frank, yo...—.

—Juraste que ibas a morir por mí pero sólo mentiste—.

—No mentí—.

—Entonces explícame porqué mierda estoy aquí—. Su tono se alzó y su mirada llena de odio penetró los ojos de Gerard.

—Sólo era mi trabajo—.

—¿Follar conmigo todas las noches? ¿Qué clase de trabajo hacen en el FBI?—.

Promp 12
El pelinegro simplemente negó y después de un rato de silencio salió de la sala de interrogatorios, sintiendo como sus ojos se llenaban de lágrimas.

Después del arresto del mayor, había sido enviado con uno de los doctores que atendían a los agentes para poder generar un reporte médico y saber como se encontraba, así descubrió que estaba embarazado y el padre de su bebé ahora se encontraba bajo arresto además de que lo odiaba y no quería saber nada más de él.

Se sentó detrás de su escritorio una vez en su oficina, con la mirada perdida y una telaraña de pensamientos creciendo en su cabeza hasta que los golpes en la puerta lo interrumpieron.

—Adelante—.

La puerta se abrió, dejando ver a uno de sus compañeros.

—¿En qué mierda te mestiste, Gerard?—.

El de ojos verdes suspiró y le hizo una seña para que entrara y cerrara la puerta para así poder hablar en privado.