Rain

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A pesar de llevar tantos años juntos, sus familias aún no lograban llevarse bien, especialmente sus padres. Tenían una rivalidad estupida que había nacido de los celos de que "robaran a su hijo" aunque ya ambos eran lo suficientemente mayores como para hacer sus propias elecciones. No les permitían descansar en cuánto al tema; siempre tenía que haber un comentario mal intencionado cada vez que estaban juntos, a veces solo eran discusiones tontas entre sus familias aunque decidían simplemente ignorarlas y hablar por separado después para repetirle una vez más que dejaran de armar ese espectáculo, otras veces era mucho peor pues se metían directamente con ellos, como la vez en la que la madre de Gerard mencionó que Frank no era capaz de darle a su hijo todo lo que merecía o cuándo los padres de Frank sacaron el tema de una ex novia del tatuado, logrando poner incómodo al ojiverde.

Aún así, se las arreglaban para mantener su relación estable, tan estable como les fuera posible con las familias discutiendo e intentando intervenir en la vida de la pareja. Intentaban permanecer lejos de ellos, incluso se fueron a vivir juntos para que los encuentros molestos disminuyeran aunque sus padres parecían una infestación de cucarachas de la que es difícil deshacerse. Buscaban cualquier excusa para reunirse y seguir molestandose los unos a los otro como si no tuvieran nada mejor que hacer.

-Mierda-. Murmuró Gerard mientras veía los resultados de la segunda prueba de embarazo que de hacía, ambas eran positivas así que no había manera de ponerlo en duda. Se mordió el labio de manera nerviosa y pronto sus ojos se llenaron de lágrimas, no estaba feliz.

¿Cómo se suponía que le daría la noticia a Frank? Ni siquiera querían tener hijos, además no quería criar a un bebé siendo tan joven pues apenas tenía veinticinco años y a eso había que sumarle lo poco que su familia apoyaba su relación, estaba jodido.

Reprimió su llanto y tiró ambas pruebas a la basura para después lavarse las manos y el rostro. Aún tenía la necesidad de llorar pero no le iba s servir de nada más que hacerlo sentir más miserable y no quería que Frank lo encontrara así al volver.

Dejó los días pasar, intentando actuar con normalidad aunque a veces ponía demasiado esfuerzo en ello, llamando la atención dle tatuado con su extraño comportamiento aunque no le hacía ningún comentario al respecto.

-¿Por qué seguimos aceptando que vengan?-. Comenzó a preparar la mesa para los indeseados invitados. -Siempre se comportan como niños y arruinan la comida en la que ponemos todo ese esfuerzo para prepararla-.

-Yo... No lo sé, de verdad no sé porqué seguimos haciendo esto-. Llevó los vasos a la mesa, colocándolos en sus lugares. -Nos mudamos para estar lejos de ellos pero insisten en éstas horribles reuniones que solo hacen que me duela la cabeza -.

-La próxima vez les diré que no vengan, tienen que parar o al menos comportarse mientras están en nuestro hogar, no me importa que tanto vayan a molestarse por eso-. Concluyó.

-Oh mierda, ya están aquí-. Tomó un profundo suspiro y abrió la puerta principal para dejarlos entrar. Volvió a repetir la acción unos minutos más tarde, esta vez para que los padres de su novio pudieran entrar.

El caos no tardó mucho en adueñarse del lugar. Gerard intentaba ocultarse e ignorar los comentarios de sus padres mientras Frank repetía a ambos matrimonios que deberían irse pero solo lo ignoraban.

Las mismas ganas de llorar que había sentido días antes al enterarse de que estaba en cinta, se hicieron presentes en ese mismo instante aunque esta vez no fue capaz de manejarlo y sucumbió a las lágrimas.

-¿Gee?-. Un preocupado Frank observó al menor, tomando una de sus manos en un intento por consolarlo. -Tranquilo-.

-Sólo lo haces sentir peor-. Reclamó Donna. -Ni siquiera eres capaz de hacerlo dejar de llorar, no sé que hace contigo-.

-Deja a Frank en paz, no es culpa suya que tú no puedas cerrar la boca y hagas llorar a tu propio hijo-. Escupió el padre del más bajo, mirando con desprecio al otro matrimonio.

-No tienes ningún derecho a hablarle así a mí esposa-.

La pelea comenzaba a hacerse más grande, al parecer eran la mezcla perfecta para el caos.

Frank vio a Gerard aún llorando y el ambiente se había vuelto mucho más pesado, solo hacía falta un empujón más para lograr que esa cena se convirtiese en una tragedia. La presión llenó su cuerpo y se puso de pie, azotando la mesa con ambas manos y solo así logró hacer callar a los matrimonios.

-Fuera de mí casa-. Habló bajo pero en su tono se percibía la advertencia que les estaba dando.

-Pero Frank...-. Interrumpió su madre.

-¡Fuera de mí casa!-. Volvió a sentarse junto a Gerard cuándo los invitados recogieron sus cosas y huyeron de la casa a toda prisa. -Ya está, Gee... No pasa nada-. Acunó al menor entre sus brazos, suspirando. -Lo siento, no vendrán de nuevo-.

Pero Gerard simplemente se mantuvo llorando por un rato más mientras Frank lo mimaba e intentaba hacerlo sentir mejor.

-Estoy embarazado-. Soltó en un momento.

Frank volvió a ponerse tenso solo con escucharlo. -¿Qué? ¿Pero cómo?-

-La noche que... No pudimos encontrar un condón por ningún lado-. Le recordó mientras se separaba y secaba sus lágrimas.

-Mierda-.

-Lo siento-.

-No, no es culpa tuya-. Llevó las manos a su rostro, frotandolo con algo de frustración. -¿Qué mierda hacemos ahora?-. Intentaba pensar pero estaba llegando a su límite esa noche. -Lo resolveremos-. Ni siquiera el sabía como lo harían.

Se fueron a dormir poco después aunque se sentía un poco incómodo a pesar de ser la misma rutina de cada noche, ahora había algo diferente. Podía sentirse en el ambiente, era tan denso que podrían cortarlo con un cuchillo pero ninguno de los dos dijo nada más aunque la cabeza de Gerard no dejaba de llenarse con pensamientos que para nada lo ayudaban a sentirse mejor con el tema.

Sentía como lo consumía y pronto el pánico se apoderó de él haciéndolo levantarse de la cama. Apenas tomó una chaqueta e importandole poco el mal clima que había en el exterior, abandonó la casa, decidido a pasar la noche en algún otro lugar.

-¿A dónde estás yendo?-. La voz de Frank le alcanzó, sujetándolo del brazo para detener su marcha. -Vuelve adentro, vas a enfermarte si sigues mojandote-.

-No quiero volver-. Obligó al mayor a que lo soltase, viéndose en silencio por algunos segundos. -No quería arruinar nuestras vidas así-.

-No digas eso y solo volvamos a casa-. Intentó nuevamente. -Solo vámonos, Gerard-.

-¡No quiero tener un bebé!-. Finalmente se sinceró. -No quiero, no se suponía que esto sucediera-. Aunque temía la respuesta de su pareja ya no había vuelta atrás.

-Yo tampoco lo quiero-. Suspiró acercándose un poco más para lograr abrazarlo. -Lo resolveremos-.

-No me mientas-.

-No lo hago... Vamos a casa, ¿sí? Me preocupa que te enfermes, mañana temprano te acompañaré a un médico para saber que podemos hacer-.

El pelinegro finalmente accedió y comenzaron el trayecto de vuelta a su hogar. No era fácil aceptar que no quería tener a ese bebé pero era la realidad, ninguno de los dos querían verse en esa situación y no estaban preparados en lo más mínimo.

𝐎𝐧𝐞 𝐒𝐡𝐨𝐭'𝐬 𝐌-𝐏𝐫𝐞𝐠 | 𝐅𝐫𝐞𝐫𝐚𝐫𝐝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora