Lily & Cherry

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Durante toda su vida se había preguntado como hacían los padres de gemelos para diferenciar a sus hijos el uno del otro pero jamás imaginó que él mismo terminaría en esa posición, intentando descubrir cuál de sus hijas era Cherry y cuál era Lily.

Gerard había dado a luz a dos preciosas gemelas después de pasar por los nueve largos y agotadores meses de embarazo. Tenían los ojos de su padre y era algo de lo que Gerard estaba completamente orgulloso, eran bastante parecidas y desde su nacimiento habían empezado las confusiones. Frank eligió los nombres de las gemelas y junto a Gerard eran su mayor amor, no había nada que no haría por ellas.

—Pásame a Lily—. Pidió el guitarrista, esperando para poder cargar a una de sus hijas.

—... Ella es Cherry, pero bien—.

Algunos días era más difícil diferenciarlas y terminaba metiendo la pata aunque no era algo solo de él, Gerard también se equivocaba de vez en cuándo. Confundirse no era un problema, al menos no lo era hasta que las niñas comenzaron a crecer.

Ahora eran lo suficientemente grandes como para saber sus nombres, corrían por la casa jugando y se habían vuelto mucho más independientes que cuándo apenas habían nacido, obviamente, pero el que fueran mayores también provocaba que cuándo alguno de sus padres se equivocaba con sus nombres y las confundía por la otra gemela, las niñas fruncían el entrecejo con disgusto hasta que sus padres se corregían y se disculpaban por el error. A veces esos errores acababan en llantos por que no querían ser confundidos o ese demostraba que querían más a una que a la otra cuándo eso no era verdad, aún así debían tomarse su tiempo para calmar a las niñas.

—Cherry, ¿puedes llamar a tu hermana para que baje un momento?—. Preguntó Gerard mientras terminaba de arreglar la cocina después de que Frank preparara uno de sus desastrosos platillos para la cena.

—¡Soy Lily!—. Exclamó la gemela, levantándose y corriendo escaleras arriba mientras comenzaba a llorar.

—Hey—. Frank se tomó con la niña a mitad de las escaleras, deteniendola con preocupación. —No corras en las escaleras, puedes lastimarte—. Pero la niña simplemente continuó llorando. —Oh... Oh cariño, ¿qué pasa?—.

—¡Mamá no me quiere!—. Su pequeño rostro estaba completamente rojo y apenas podía controlar su llanto para hablar.

—¿Por qué...?—.

—¡Sigue llamándome Cherry! ¡Yo no soy la tonta Cherry!—.

—Sólo... Fue un error, no lo hace intencionalmente—. Frank se agachó a la altura de la niña, ayudándola a limpiar sus lágrimas. —Respira, Lily—. Indicó, mostrándole a la niña como respirar, inhalando y exhalando aire a un ritmo pausado. —Yo también me equivoco a veces pero eso no significa que no las queramos o que queramos más a una—.

La pequeña simplemente abrazó a su padre con fuerza y continuó llorando.

—No me quiere—.

—¿Crees que no te quiero, Lily?—. Gerard vio a la niña, prácticamente escondiéndose en los brazos de su esposo. Escucharla decir que no la quería le había roto un poco el corazón, no quería hacer sentir tan mal a la pequeña niña. —Yo te amo—. Susurró acercándose un poco más, acariciando su cabello con delicadeza, esperando que no rechazara su gesto. —Lamento mucho confundirme—.

Ni siquiera iba a intentar usar excusas para su equivocación, sabía que lo mejor era aceptarlo y disculparse sinceramente con su hija. De nada servía dar excusas cuándo se había equivocado de verdad.

La niña se separó un poco de su padre, observando a Gerard. Sus bonitos ojos marrones estaban llenos de lágrimas pero de todas maneras terminó dándose la vuelta para dejar que su madre la cargara.

—Lo siento—. Repitió al tenerla en brazos, besando su frente.

—T–Te perdono—.

—Gracias princesa—. Sonrió abrazandola un poco más fuerte, manteniendo la delicadeza para no lastimarla. —Llama a Cherry para cenar, ¿sí?—. Ésta vez se dirigió a su esposo quién asintió y se retiró en busca de la otra gemela.

Realmente estaba esforzándose por aprender a diferenciar a sus gemelas, encontrando las cosas en las que eran completamente opuestas. Su personalidad era una gran manera de saber quién era Lily y quién Cherry aunque a veces actuaban de manera muy similar.

—¿Qué les parece si les damos brazaletes con sus nombres?—. Preguntó Frank al tiempo que servía la cena para los cuatro.

—¿Para qué?—. Ambas gemelas hablaron al mismo tiempo, viendo con curiosidad a Frank.

—Para dejar de confundirnos, a veces es difícil no hacerlo—. Dejó el tazón de la ensalada de vuelta en la mesa, esperando a saber que les parecía la propuesta.

—Yo quiero que el mío sea morado—. Mencionó Lily.

—¿Y tú, Cherry?—. Inquirio Gerard, uniéndose a la conversación pues no parecía una idea tan mala.

—Yo quiero un gato naranja—.

—El brazalete, Cherry—. Frank reprimió una pequeña risa por la respuesta de la niña, completamente apartada del tema.

—Oh... Verde—. Respondió fácilmente. —Pero también quiero un gato—.

—Verde entonces... Papá y yo pensaremos lo del gato después—. Finalizó Gerard, comenzando a comer junto a su familia.

(...)

—¿Puedes bajar a Lois de la cama? A mí no me hace caso—.

—Oww, ¿no quieres dejarla dormir con nosotros?—. Frank formó un pequeño puchero, negándose a bajarla de la cama. —¿Qué te ha hecho?—.

—Bien, que se quede y no me quitaré la ropa—. Se dejó caer en su lado de la cama pero tan rápido como lo hizo, su esposo se levantó y directamente dejó a Lois fuera de la habitación.

—Ya puedes quitarte la ropa—.

—Idiota—. Murmuró Gerard riendo mientras sus mejillas se volvían rojas.

—Quitatela, anda—. Se acomodó detrás de Gerard, dejando pequeños besos en su cuello mientras su mano se deslizaba debajo de su ropa. —Gee...—.

—Silencio—. Giró su rostro un poco, besando los labios del tatuado. —No quiero que las niñas nos escuchen—.

—Tranquilo, voy a taparte la boca—. Guiñó un ojo, logrando que el rostro de Gerard se tornara aún más rojo. —Me encanta lo que hiciste con tu cabello—.

Gerard simplemente se rindió y dejó que el tacto de su tatuado esposo lo guiará por el resto de la noche.

𝐎𝐧𝐞 𝐒𝐡𝐨𝐭'𝐬 𝐌-𝐏𝐫𝐞𝐠 | 𝐅𝐫𝐞𝐫𝐚𝐫𝐝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora