There's Nothing Wrong

131 13 4
                                    

Después de pasar un largo día en el estudio, Frank decidió que era momento de volver a su hogar e invertir la energía que le sobraba en su pareja y su bebé.

Unos meses atrás habían descubierto que estaban por ser padres así que juntos decidieron que para que Frank pudiera pasar los meses más importantes del embarazo a su lado y no afectar su trabajo, haría todo lo posible por tener su nuevo disco listo o al menos casi terminado durante los primeros tres meses del embarazo, era una tarea difícil pero antes de saber del embarazo ya había estado empleando bastante tiempo en ese proyecto así que no le quedaba mucho por hacer, además lo hacía con gusto pues realmente quería acompañar al mayor durante el tiempo que más necesitaría de él. 

Aunque últimamente estaba menos dispuesto a dejar a su pareja sola en casa, intentaba estar al pendiente de él incluso cuándo estaba en el estudio. Le enviaba mensajes para saber como estaba e incluso lo llamaba si tenía oportunidad, no quería ser invasivo ni actuar como un loco pero era algo que no podía evitar, necesitaba saber que se encontraba bien para poder sentirse tranquilo porqué jamás se perdonaría si algo salía mal y él no estaba ahí para ayudarlo.

Había hablado con el de mayor estatura una hora antes pues Gerard le había avisado que saldría de casa para intentar conseguir algunos bocadillos de su tienda favorita, la cuál realmente no estaba tan lejos de su hogar así que no se preocupó por que fuera y consiguiera tantos bocadillos como quisiera si eso lo hacía feliz.

Metió sus llaves en la cerradura, viendo por un momento el llavero en forma de gato que Gerard había colgado de ellas apenas unas semanas atrás, sonrió mientras lo veía y giró la llave, desbloqueando la puerta.

—Cariño, estoy en casa—. Avisó en voz alta, suponiendo que ya estaría de vuelta de la pastelería.

Su pulsó se disparó cuándo escuchó claramente un llanto que provenía del piso de arriba, probablemente de la habitación que compartía con Gerard. Por su cabeza solo pasaba que algo muy malo había pasado con su pareja y su bebé, así que subió rápidamente las escaleras, importandole poco el riesgo de resbalarse y caer.

Abrió la puerta de la habitación, probablemente dañandola en el proceso pero no le interesaba si la jodida puerta quedaba hecha pedazos en ese momento. 

—¿Amor? ¿Amor qué pasa?—. Se acercó hasta él, intentando encontrar alguna herida o un signo de que algo iba mal con el bebé.

Gerard se encontraba sentando a la orilla de la cama, llorando desconsoladamente. Sus mejillas y nariz se encontraban rojas mientras las lágrimas salían de sus ojos y algunos mechones de cabello se pegaban a su rostro. 

—Respira Gee, sólo respira y dime que sucede—. Lo ayudó a recogerse el cabello en un pequeño moño, acariciando sus mejillas mientras apartaba sus lágrimas. —Por favor, háblame—.

El castaño tomó aire como pudo, esforzándose por hablar al ver al tatuado tan profundamente preocupado por él.

—E–Es sólo... Mí ropa—. Explicó en medio de más lágrimas.

—¿Tu ropa?—. Frank le observó algo confundido pero al mismo tiempo más tranquilo de saber que no era nada del bebé. —No entiendo Gee...—.

—Quería... Quería ir por bocadillos y usar ese pantalón por que me gusta mucho pero no puedo... No puedo hacer que me quede por más que lo intento—. Señaló la prenda a su lado y sintió como era rodeado por los brazos ajenos.

—Oh mí vida...—. Murmuró mucho más tranquilo. —Creí que les había pasado algo, creí que se habían hecho daño—. Besó su frente dulcemente y después comenzó a acariciar su cabello. —Sabes que mucha ropa dejará de quedarte porqué nuestro pequeño bebé está ahí adentro y créeme que a mí también me encanta verte en esos pantalones pero... Tal vez quieras usar otras cosas mientras estás embarazado—.

—Realmente quería usarlos —. Respondió mientras escondía su rostro en el cuello ajeno.

—Lo sé, lo sé—. Se separó un poco del abrazo y terminó de limpiar sus lágrimas. —Hey... ¿Y si vamos por la comida que querías? Ambos se lo merecen y no quiero que sigas sintiéndote mal—.

—¿Podemos ir?—.

—Por supuesto, puedes ir así si tienes ganas—.

—Estoy en pijamas, Frank—.

—¿Qué tiene de malo? Estás cómodo, el bebé está cómodo así que puedes ir en pijamas a dónde quieras—. Se acercó y dejó un pequeño beso en sus labios. —¿Vamos?—.

El de ojos verdes lo pensó un poco y terminó por aceptar, asintiendo. —Tú ganas—. Besó de nuevo los labios de su esposo y se levantó, buscando su celular.

Frank sonrió, abrazandolo por la espalda y poniendo sus manos sobre su cintura. —Incluso en pijamas eres hermoso, Gee... No puedo esperar a estar en casa todo el día contigo, viendo lo bonito que eres—.

—Amor...—.  Sus mejillas seguían rojas pero ahora la razón de ello eran las palabras del músico.

—Sabes que lo sigo enserio—. Lo ayudó a darse la vuelta y volvió a unir sus labios. Fue un beso más largo, lleno de cariño.

—Lamento haberte preocupado—. Murmuró al separarse de aquel beso, acariciando su mejilla. —Sé que llorar así por un pantalón es una tontería pero me sentía muy frustrado—.

—No es una tontería, nada es una tontería cuándo se trata de ti—. Besó su frente y volvió a abrazarlo. —No pasa nada, no me molesta en absoluto y te entiendo, corazón... Sé que tu cuerpo está cambiando por el embarazo pero quiero que sepas que siempre vas a ser igual de bello, incluso eres aún más bello por las mañanas cuándo me das el beso de buenos días bastante dormido, con tus ojitos cerrados y tu bonito cabello desordenado—.

—Que cursi eres—. Murmuró con una sonrisa. —Me encanta que seas cursi—.

—Entonces vamos por tu comida y al volver podemos quedarnos en la cama para que pueda mimarte y decirte lo bonito que eres durante todo el día—. Repartió algunos besos por su mejilla y después tomó su mano para salir junto a él. 

Entrelazó sus dedos mientras caminaban entre las estanterías del lugar, esperando por que su pareja eligiera los postres que quería llevar. Observó con una sonrisa su rostro y después su vientre, atrayendolo más cerca para abrazarlo.

—Dios, te amo muchísimo—.

—Te amo también, Frankie—. Besó su mejilla con amor y una sonrisa en los labios. 

Jamás cambiaría a Gerard por nada en el mundo, jamás.

𝐎𝐧𝐞 𝐒𝐡𝐨𝐭'𝐬 𝐌-𝐏𝐫𝐞𝐠 | 𝐅𝐫𝐞𝐫𝐚𝐫𝐝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora