Antichrist

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—¿Gee?—. Frank estaba intentando sonar tranquilo, al menos tanto como podía. —¿Qué le pasa a tus ojos?—. Interrogó, esperando que eso le sirviera a su esposo para darse cuenta de lo que estaba sucediendo.

Gerard le dio una mirada confundida pero llevó una mano a su mejilla al sentir un espeso y caliente líquido bajar por ella, ¿estaba llorando? Obtuvo la respuesta al ver la mancha en sus dedos pero definitivamente no era lo que esperaba.

Sangre, había sangre en sus dedos.

—¿Frank?—. Preguntó comenzando a entrar en pánico, poniéndose de pie. —¿E–Esto es sangre?—. Rezaba por una respuesta negativa, tal vez solo era su imaginación y Frank podría hacerlo volver a la realidad.

—Yo...—. Pero claro que no obtendría lo que quería. —Eso creo, no estoy seguro—. Observó al de cabello largo correr en dirección al baño así que fue detrás de él.

Gerard se miró al espejo y de inmediato dudó en como era capaz se siquiera poder ver su reflejo. Tenía los ojos completamente oscurecidos y no metafóricamente, sus ojos estaban negros, vacíos, tanto qur parecían capaces poder consumir un millón de almas en ese mismo instante además de sus ojos salían sangre.

—¿Qué es esto?—. Cubrió sus ojos con ambas manos para dejar de verlos. —¿Qué está pasando conmigo?—.

—Tranquilo, llamaré una ambulancia—. Reaccionó con lo único que se le ocurrió en el momento y buscó su celular rápidamente, llamando al 911 en ese mismo instante. —¿Te duele?—.

—No duele pero no lo entiendo—. Los nervios comenzaban a apoderarse de él y solo quería salir corriendo y lo hubiera hecho de no ser por que su esposo estaba parado en la puerta del baño.

—Vamos, esperemos en el sofá—. Lo tomó del brazo con delicadeza y lo guió de vuelta al salón pues Gerard seguía cubriendo sus ojos.

Lo ayudó a sentarse e intentó hacer plática sobre cualquier otro tema mientras esperaban la llegada de los paramédicos, intentando mantenerlo tranquilo aunque no sabía como lograrlo en esa situación tan peculiar.

Cuándo los servicios médicos finamente llegaron, se llevaron al matrimonio directamente al hospital para tratar la condición de Gerard aunque no supieron darles una respuesta clara, al parecer tampoco ellos estaban seguros de lo que estaba sucediendo.

Los ojos de Gerard volvieron a la normalidad poco a poco y Frank se sintió más tranquilo ser capaz de volver a ver los ojos verdes de su esposo.

—¿Crees que esto es algo que vaya a afectar al bebé?—. Gerard estaba aún en la camilla del hospital, siendo monitoreado por los médicos a pesar de que se suponía que ya todo estaba bien.

—Tranquilo, no creo que le pase nada—. Se acercó, tomando su mano para besarla. —Seguro será un bebé fuerte como su mamá—.

Gerard sonrió al escucharlo y le indicó que se acerca un poco para poder besarlo en los labios.

Poco después los dejaron marcharse del hospital aunque varios médicos lo revisaron, incluyendo a unos cuantos oftalmólogos quiénes le hicieron varios exámenes específicamente para averiguar que pasaba con sus ojos y la única respuesta que les dieron fue que se había tratado de un derrame ocular sin nada en especial aunque eso no tenía ningún sentido incluso para alguien que no sabía nada de medicina. Los derrames eran normales y hasta comunes pero eso no había sido un derrame, uno no llora sangre como Gerard lo había hecho y los ojos tampoco se vuelven completamente negros con un derrame pero ya no quería pensar en ello.

Quería estar concentrado en su embarazo pues realmente los tenía ilusionados el ser padres.

"Se oscurecerá el sol y no brillará más la luna;las estrellas caerán del cielo y los cuerpos celestes serán sacudidos" —Marcos 13:24-25.

𝐎𝐧𝐞 𝐒𝐡𝐨𝐭'𝐬 𝐌-𝐏𝐫𝐞𝐠 | 𝐅𝐫𝐞𝐫𝐚𝐫𝐝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora