Capítulo II

536 57 91
                                    

El desfile de moda luciría los conjuntos seleccionados por los más cualificados expertos, para elegir el mejor diseño, que sería llevado por cualquiera de los muchos modelos de la pasarela. Primero se realizaría el desfile y después se tomaría una decisión y un ganador para el año. Solo era un reconocimiento, ya que el resto igual sería publicado en la revista de Rêves de Tissu.

Los miembros de StyleSphere tomaron asiento en sus respectivos lugares, previamente etiquetados por el comité. Harry miró a sus empleados y les hizo ademán de escucharle.

—¿Cómo ha ido vuestro trabajo?

—Por mi parte bien, señor —hablaba Óscar—. He logrado convencer a Victoria Kellerman, la modelo australiana. Dice que después del evento le interesaría hablar con usted.

Aquello iluminó brevemente el rostro del ojiverde, que ladeó una sonrisa orgulloso y palmeó el hombro del veterano coordinador, que se encontraba a su lado.

—Gran trabajo, Smith. —observó a los otros dos.

—Yo por mi parte he estado hablando con un par de modelos inglesas, y al parecer terminan su contrato a finales de mes, por lo que podría ser una buena opción para ofrecerles un puesto. —La mujer le tendió una tarjeta con ambos números de las modelos—. Opté porque usted hablara con ellas de ese tema, señor.

—De acuerdo, señorita Miller, gran trabajo también. —guardó la tarjeta en su bolsillo y miró a Liam, que rascaba su nuca algo avergonzado.

—Yo no pude obtener nada, señor, lo lamento.

—No sé preocupe, Payne. Su ayuda la necesitaré después para un asunto. —el nombrado asintió y guardaron silencio al escuchar al presentador.

El anciano era un gran conocido por haber abierto numerosos eventos por todo el mundo. Era de origen francés, por lo que el idioma que empleaba era el suyo propio, además de que estaban en París.
Por suerte, Harry sabía a la perfección el idioma, por lo que no fue ningún problema entender lo que decía. Dio comienzo al desfile y los modelos comenzaron a salir.
Había mujeres y hombres de diversos países, paseándose con la mejor de sus caminatas por toda la pasarela. Vestían los conjuntos seleccionados y, a decir verdad, era un auténtico espectáculo. Era impresionante la calidad y delicadeza de las telas, de las formas y los colores. Belleza en su estado puro.

El rizado estaba disfrutando de todo. Admiraba muchísimo el trabajo de estos eventos, aunque fuera lo suficientemente orgulloso como para admitir que podía superar algunas prendas. Por respeto, ese pensamiento lo guardaba en lo más profundo de su mente.
No se fijaba particularmente en ningún modelo, tan solo se centraba en los conjuntos. El simple hecho de tener la oportunidad de firmar con cuatro estrellas del modelaje, le hacía olvidarse de seguir ojeando. Sus ojos dejaron de observar cualquier punto, cuando un conocido joven de ojos azules salió a la pasarela. Su mirada fue directa a él. Vestía una especie de chaqueta floral, como si los mismos pétalos de éstas formaran la prenda. Unos pantalones de una fina seda oscura abrazaban sus piernas, dejándolas ver por la tenue translucidez de la tela. Harry no quería admitirlo, pero se veía jodidamente bien, increíble. Resaltaba entre los demás, pero tal vez a través de sus ojos. Caminaba con una seguridad, una confianza y perfección, que derretía a todos a su paso. Se paró al final de su recorrido, dejando que las fotos arrebataran contra él, mientras penetraba con una mirada seria y profesional. Si por el rizado fuera, hubiera sido uno de los fotógrafos. Louis se dio la vuelta, caminando hasta la salida de la pasarela, y lo único en lo que Harry se fijó, fue en su gran trasero. Lo hubiera agarrado con ambas manos allí mismo.

$$$

Todos aplaudieron cuando el desfile terminó, dejando unos minutos para que los expertos tomaran una decisión. Los modelos se situaban juntos en el escenario, a la espera del ganador del año. Anunciaron a Victoria Kellerman, la misma que Óscar había logrado convencer de realizar una reunión con Harry. Ladeó una sonrisa y comenzó a aplaudir, sintiéndose poderoso en silencio de lo que conllevaría tenerla en su empresa. No obstante, su mirada fue de nuevo a Louis, que sonreía ante la victoria de su compañera, aplaudiendo orgulloso. El rizado sabía que había sido el ganador para él, por la forma en la que quedó impactado con su presencia en la pasarela. Era excepcional, y si no se marchaba a Avenbury con él en su empresa, iba a salir realmente enfadado de París.

Duelo de poder || l.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora