Duelo de poder || l.s

Capítulo XXXII

Louis' POV:

--

Louis apretó su mandíbula con rabia. No le hacía ninguna gracia ver al dueño de su corazón con otro hombre. Puede que llevara un mes sin estar a su lado, pero lo que sentía por él no se había ido; seguía ahí. Jamás dejó de amarlo, porque lo que ese chico de ojos verdes y cabello rizado le había hecho, no se lo había hecho nadie: enamorarlo hasta caer rendido a sus pies.
Puede que hubiera cometido muchos errores, los cuales eran culpables de cómo estaba la situación entre ellos ahora, pero estaba harto de seguir siendo el malo. Era hora de cambiar eso de una vez, y si esta noche era el momento de hacerlo, lo haría.

El chico que tomaba a Harry de la cintura, alzó una ceja confundido, en dirección al modelo, que no dejaba de mirarles muy serio.

—¿Y tú quien coño te crees para decirme lo que hacer?

—¿Acaso te tengo que decir mi nombre? —cuestionó el ojiazul con superioridad.

—Sé quién eres, pero me importa una mierda, como si eres Leonardo DiCaprio. —se separó de Harry y se acercó un poco a Louis—. Vosotros ya no estáis juntos, así que vete tú mejor.

—Al final os vais a ir los dos a tomar por culo, y punto —balbuceó el director, apoyándose en el lavamanos.

La voz de Harry sonaba demasiado ebria. Estaba claro que el alcohol le había pasado factura esa noche. Al castaño le tembló todo el cuerpo.

No puedo dejar que hoy caiga.

El más bajo miró al chico, cuyo nombre no sabía - ni quería saberlo - y soltó un suspiro.

—Mira tío, yo no soy alguien agresivo. ¿Te partiría la cara si le pones una mano encima a Harry? Puede, pero prefiero ahorrarme una pelea absurda, así que hazme el favor de irte, ahora —remarcó la última palabra con furia, pero manteniendo su famosa sonrisa de orgullo, que llevaba tiempo sin salir a la luz. El otro comenzó a reír.

—Tienes suerte de que Liam me haya hablado siempre bien de ti, Louis, porque si no, esto hubiera acabado como tú has dicho: con una pelea.

Le empujó con brusquedad y salió del baño, dejando a la antigua pareja a solas.
El modelo ignoró completamente todo lo que ese chico dijo, y se centró en Harry, que no parecía muy consciente de nada de lo que pasaba a su alrededor. Se miraba en el espejo, con la vista perdida en algún punto del reflejo.

—Harry, tienes que venir conmigo.

El nombrado alzó una ceja y miró al ojiazul, pareciendo salir del trance.

—¿Eh? Tú flipas. —volvió a mirarse en el espejo—. Ni de coña.

—Por favor, tenemos que irnos.

—No empieces —soltó seguido de un chasquido de lengua.

—En serio, Harry, no tenemos mucho tiempo.

—Me has jodido un polvo, ¿y pretendes que me vaya contigo? Vete a la mierda —escupió frunciendo el ceño. Hicieron contacto visual nuevamente—. Además, ¿qué coño haces aquí? Dudo muchísimo que Liam te haya invitado.

El modelo rodó los ojos y decidió evadir la pregunta. Nadie tenía por qué saber cómo se cuela en las fiestas.
Se acercó más al menor y tomó su brazo. Éste miró sorprendido la acción y después al joven, que tenía un gesto de preocupación en su rostro.

—Solo vámonos, por favor.

—No voy a irme contigo, idiota. —se soltó del agarre y se cruzó de brazos—. ¿Te recuerdo que no quería verte nunca más? Apártate, voy a salir.