Capítulo III

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—¿Qué ha pasado ahí dentro? — cuestionó Liam, preocupado hacia su jefe, al ver que las modelos habían abandonado con enfado su habitación.

—Yo qué pollas sé —respondió con amargura. Se le notaba demasiado furioso—. No les interesó, eso es todo.

—Pero no comprendo, si nuestra empresa es increíble, todos lo saben.

—Pues ellas no deben de tener ni puta idea. —Se encogió de hombros—. Yo les tuve paciencia.

Y es que, Harry era un completo mentiroso, con tal de mantener su estatus y orgullo en lo más alto, donde se encontraba siempre.

La noche anterior con Louis trastocó su cabeza, enfadándole más de lo que debería. Se había sentido humillado por un estúpido modelo. Se había desnudado frente a él, dándole su cuerpo, para nada. No negaba que el sexo había sido de lo mejor que había experimentado en mucho tiempo, pero ahora sería capaz de gritar a los cuatro vientos que fue mediocre.

Pensaba que dormir le ayudaría a rebajar su enfado, pero qué equivocado estaba. Toda la mierda que le hizo aquel modelo, solo afectó en lo que venía después.

Liam le había concertado la cita con las modelos a primera hora de la mañana. Se realizaría en la habitación de Harry, ya que era lo suficientemente grande para abarcar una pequeña sala de reunión. Cuando las tres mujeres se presentaron, el humor y trato del rizado no fue para nada cortés.

—La hora es demasiado pronto, pero ya da igual, pasen. —su tono era seco, demasiado.

Primer error, ya que las modelos sintieron que molestaban. Al rizado le daba igual que se trataran de exitosas en su profesión, su cabeza tenía en mente al maldito Louis Tomlinson, con su maldita sonrisa orgullosa y la estúpida humillación que le hizo a cambio de un puto orgasmo.

Se sentó y las indicó que hicieran lo mismo. Tronó sus dedos y soltó un resoplido.

—Primero, felicitarte, Victoria, por tu victoria de ayer. —la mujer sonrió e iba agradecer, hasta que la voz grave del director la interrumpió—. Aunque no fue para tanto.

—¿Disculpa? —alzó una ceja, algo extrañada.

—Pues eso, que tampoco fue para tanto. Vi mejores pases anoche. —rodó un poco los ojos y centró su vista en las modelos inglesas—. Y de vosotras ni me acuerdo, sinceramente.

—Pero bueno, ¿cómo te atreves? —una de ellas se levantó molesta—. ¡Somos muy importantes en esto!

—Hmm, por eso acabáis contrato y nadie os ha echado un ojo. —jugaba con sus anillos, aburrido de la conversación.

Maldito Louis, ¿como te atreves a rechazar mi propuesta?

—¡Tú lo hiciste! Tu coordinadora nos dijo y después tu otro empleado. —Se quejó la otra.

—Pues sinceramente no sé qué os vio. —Se encogió de hombros y volvió a mirar a Victoria, que mantenía su ceño fruncido—. Deja de mirarme así, lo del desfile lo dije totalmente como una crítica constructiva.

—¿Constructiva? Yo me largo, gracias por hacer perder mi tiempo, señor Styles —dijo con enfado y salió de la habitación junto a las otras dos mujeres.

El rizado apareció por detrás de ellas, chasqueando la lengua sin importancia, encontrándose con Liam, que se veía preocupado por la rapidez de la reunión y el enfado de las chicas. Eso fue lo que pasó, pero nadie tenía por qué saberlo.

—¿Sabes qué? No pienso quedarme un día más aquí. Avisa al resto e informa de que nos vamos hoy. —Harry hablaba con un tono furioso, como una bomba apunto de estallar.

Duelo de poder || l.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora