Capítulo XXX

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La situación estalló como una bomba emocional, dejando escombros de sentimientos heridos y palabras explosivas en su estela.

Yo ya sabía que explotaría, solo dejé que llegara el momento...

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1 hora antes.

Los pasos pesados pero apresurados de Harry retumbaban por su oficina. Ya eran las seis y comenzaba a desesperarse. Miraba el reloj por cada minuto que pasaba, sintiendo que transcurrían demasiado lentos. Resopló y se sentó nuevamente en su gran silla.

Por una parte, deseaba enfrentar a Louis, hacerle saber que no iba a permitir todo lo que había estado haciendo, pero por otro lado...se había acostumbrado a su cercanía, a su cariño, por muy falso que éste resultara. Una parte de él desearía seguir viviendo en aquella vil mentira...

Comenzó a dar leves golpecitos sobre la mesa con un bolígrafo, creando una melodía irregular y seca, cuando su teléfono empezó a sonar. Miró de quién se trataba y soltó un suspiro, acomodándose en su asiento. Lo cogió, respondió y aclaró su garganta.

—Hola Niall. —su voz sonó seria, más de lo que creía.

¡Hola reinon-...uy, a ti te ha pasado algo. —su tono cambió repentinamente. El rizado resopló.

—Por favor, no empieces de psicólogo... —pellizcó el puente de su nariz.

No te vendría mal la terapia, pero bueno, tú ahora me vas a contar lo que te ha pasado.

—Estoy trabajando, Ni. —trató de sonar calmado, pero el rubio le conocía de sobra, y no se iba a quedar de brazos cruzados—. ¿Qué quieres?

Te he llamado porque estoy en la ciudad, y pasé a ver a tu madre. —hizo una pausa y siguió hablando— También quería verte a ti, así que esta noche me cuentas lo que te haya pasado, ¿eh?

—He quedado con Louis. —tensó su mandíbula al pronunciar su nombre. Su corazón sintió como si fuera apretado con fuerza. Ahora ya le costaba decir aquello.

Agh, tú y tus planes de enamorado... —Harry pudo intuir que su amigo rodó los ojos—. Casi que prefería cuando no tenías novio —bromeó.

Yo lo prefiero, si...

—De todas formas —Harry esquivó un poco el tema—, no creo que pase la noche con él, así que...puedes quedarte en casa de mi madre y esperar a que vaya a por ti.

¿Estás seguro? No quiero que canceles tus cosas por mi, Harold, solo estaba bromeando.

—Tranquilo, que no cancelaré nada —aseguró con un tono tranquilo—. Te veo después, tengo que seguir currando.

Ambos se despidieron y el ojiverde colgó, mirando nuevamente la hora. Se quejó entre murmullos y decidió ir al estudio a supervisar las cosas. Por lo menos, la colaboración con Élan debía realizarse a la perfección, y él tenía que corroborar que aquello se cumpliera.

Cuando llegó al estudio, entró y observó a Liam haciendo su trabajo, como de costumbre, y allí estaba él: el hombre que había robado su corazón y había hecho con él lo que quisiera, llevándole desde la experiencia más dulce, al dolor más punzante.

Su amigo coordinaba a Louis, indicándole lo que debía hacer en cada momento. Lloyd hacía las fotos cuando todos estaban bien colocados y el modelo posaba correctamente.

La presencia del joven director se hizo notar, provocando que todos le miraran y guardaran silencio.

—Buenas tardes, señor Harry —saludó amable Liam.

Duelo de poder || l.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora