Capítulo XXIII

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Louis' POV:

—Ya dime a dónde vamos.

—Calma...

—Quiero saber a dónde me llevas.

—Después lo sabrás...

—¿Cuánto falta para eso?

—Pareces un niño pequeño, Harry —resopló el más bajo irritado mientras conducía por las calles de Londres—. Solo espera.

—Es que, tener los ojos vendados me pone de los nervios. —palpó la tela con sus manos. Su novio no iba a permitir que viera a dónde iban, por lo que decidió vendar sus jades. El modelo resopló nuevamente.

—La madre que te parió, te quejas más que mi sobrino de dos años.

El director refunfuñó y se cruzó de brazos. Tan solo escuchaba el ruido del motor y la radio bajita, mientras sentía que avanzaban a alguna parte que él desconocía por el momento. Se acomodó en el asiento y se quejó de nuevo. Louis tenía razón: lucía como un niño pequeño.

—Me siento como si estuviera secuestrado —soltó seguido de otro quejido.

—Como sigas jodiendo, si que va a parecer eso, porque te pienso tapar la boca también. —frunció el ceño divertido con una sonrisa. El más alto gruñó en respuesta.

—Vale, vale, ya me callo. —alzó sus manos inocente.

A ver si es verdad.

Bastaron unos cuantos minutos más, hasta que el rizado sintió el vehículo detenerse. Iba a quitarse la venda cuando unas manos tomaron las suyas rápidamente.

—No te lo quites tú, coño, espérate.

—Pero si ya hemos llegado, ¿no? —replicó molesto.

—No, todavía no. —Se quitó el cinturón—. Y la venda te la quitaré yo, y punto —reprochó saliendo del coche. El rizado rodó los ojos a pesar de que Louis no le iba a ver.

—Si, mamá.

Su novio rodó los suyos igual y le ayudó a bajar del vehículo. Una vez fuera, escuchó que hablaba con alguien, pero no lograba entenderles nada, ya que parecía que murmuraban con esa intención.

—Si, solo espero que le guste. —fue lo único que llegó a sus oídos, la voz del modelo.

Harry dedujo que entraron a un edificio, y también dedujo que subieron a un ascensor. En ese momento, Louis le quitó la venda, quedando el último intrigado y mirando a su alrededor, sin poder averiguar nada aún.

—¿Dónde estamos?

—Ahora lo vas a ver, amor. —colocó sus manos detrás de su espalda, balanceándose de un lado a otro lentamente.

El ojiverde observó el panel de los pisos y se percató que estaban subiendo a la planta setenta y dos. Alzó sus cejas en señal de asombro y miró al modelo, que mantenía una sonrisa de orgullo en la misma postura.

—¿Tan alto vamos a estar?

—Si —calló unos segundos— ¿No sabes dónde estamos? —sonrió más al ver la cara de desconcierto de su jefe.

—Ahora mismo no caigo. —rascó su nuca confuso. Aquello le ponía más ansioso. El modelo rio y se encogió de hombros.

—Bueno, mejor para mí.

—¿Y dices que tengo que estar impaciente hasta prácticamente el último piso? Me va a dar un infarto.

—Dramático —rio y se ganó un codazo de su novio.

Duelo de poder || l.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora