By Matheo
El cielo, un lugar tan idílico y pintoresco que la gran mayoría lo idealiza como un paraíso inimaginable. Ya ha pasado un año desde que Camila murió. Chloe y yo fuimos llamados al cielo una semana después del entierro. Ninguno de los dos estábamos muy a gusto con la idea de dejar a Daiani sola, pero nuestro tiempo se había terminado, y Dios nos reclamaba para otras tareas, como ser los ángeles guardianes de algún adolescente perdido en la vida... Juro que esos chicos están llenos de hormonas y solo piensan en perder la virginidad con una chica, si es posible, de último curso, ya que estas están más desarrolladas.
—¡Agh!
Chloe revisa la lista de nuevas almas incorporadas al cielo en su despacho, como cada mañana. Ser de los primeros ángeles de Dios te otorga una gran variedad de privilegios, como volver a la vida terrestre por un periodo de tiempo, pero también requiere disponibilidad y responsabilidad 24/7.
Observo a Kiki, con su cabello rosa, ir de un lado a otro, nerviosa. Procuro no prestarle mucha atención, ya que siempre ha sido un poco hiperactiva, por decirlo suavemente. No pasan ni cinco minutos cuando se me acerca desesperada.
—¡Matheo! Dios mío, ¡Tenemos un grave problema! —dice con la voz más chillona y aguda que puedas imaginar.
Sonrío asintiendo y me repito a mí mismo: "Vamos, Matheo, eres un ángel, debes irradiar alegría, aunque esta chica te provoque migrañas".
—Kiki, que se acabe el café no es un problema grave, la cafetera se rellena sola cada dos minutos exactos —le explica Chloe pausadamente.
—No se trata del café —chilla nuevamente alterada—. Me han llamado de la central, los ángeles guardianes han caído, el infierno es un caos en estos momentos, Lucifer ha muerto y no hay soberano que reine. Los siete demonios del Apocalipsis quieren hacerse con el poder, y ahora el infierno está dividido en siete anillos, cada uno gobernado por un demonio. Las almas pecadoras andan sueltas, lo que podría provocar que la Tierra se convierta en un segundo inframundo. —Joder, vale, esto es serio.
—¿Y por qué no llaman al ejército de ángeles guardianes? Estoy seguro de que están capacitados de sobra para devolver esas almas a su sitio y convocar una junta con Dios para elegir un nuevo soberano —digo, intentando sacarme trabajo de encima y, de paso, a ella también.
—Veréis... —dice con culpa—. Hay un pequeño detalle, bueno, en realidad dos, que os involucran a vosotros —hace una breve pausa, y se me eriza la piel—. Cuando vuestra amiga mató a Lucifer en el cuerpo de Camila, sin saberlo aceptó ser la nueva soberana. Y ahora, al estar vinculada con Lucifer y el infierno completamente desatendido, su alma está al recaudo de los nueve demonios... —se muerde las uñas, nerviosa.
—¿¡Qué mierda acabas de soltar!? —Ahora soy yo quien chilla.
—Matheo, por favor, mide dónde estamos —me regaña Chloe.
Agacho la cabeza en señal de disculpa. Haber convivido con Arioch y Lilith me afectó en el vocabulario. Vuelvo toda mi atención a Kiki.
—¿Me estás diciendo que nuestra Didi es la nueva soberana del infierno y que el alma de Camila, después de todo lo que hemos pasado, está al recaudo de los nueve demonios? —Kiki asiente.
—Me cago en todos los santos —me lamento.
—Matheo —vuelve a regañarme Chloe.
—Venga, Chloe, tú también lo piensas. Además, no me dirás que no hemos pecado bastante, tú con la humana y yo con el bendito demonio —ella se ruboriza de inmediato.
—Por favor, chicos, no es momento para recordar lujurias. Debéis bajar a la Tierra y convencer a vuestra amiga de que tome el control del inframundo.
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Un infierno tras de mí
Teen FictionSegunda parte de El Despertar de los Mundos. Historia coescrita con Blondewriter. Desde la muerte de Camila, todo ha cambiado para nuestros personajes, ahora se sienten perdidos y rotos. ❌🚫 No se permite la impresión de esta obra, ni la venta ilega...