By Lilith
El aire en el avión estaba tenso, como si cada uno de nosotros estuviera envuelto en sus propios pensamientos. Yo, por mi parte, no podía dejar de preocuparme por Arioch. Había intentado comunicarme con él varias veces desde que despegamos, pero no había recibido ninguna respuesta. Cada vez que su línea seguía en silencio, una parte de mí se encogía con la preocupación de que algo no andaba bien.
Mientras miraba por la ventanilla del avión, observando cómo el paisaje cambiaba bajo nosotros, mi mente volvía una y otra vez a la imagen de Arioch postrado en la cama, recuperándose del veneno que lo había debilitado. No podía soportar la idea de que algo le pasara mientras estábamos lejos, y el hecho de que no respondiera mis mensajes solo empeoraba mis temores.
Chloe, que estaba sentada a mi lado, me miró de reojo. Podía sentir su preocupación, pero ella no dijo nada. Sabía que no había mucho que pudieran hacer desde aquí, pero eso no detenía el torrente de pensamientos que cruzaba por mi mente.
—Estará bien —murmuró Chloe, tratando de ofrecerme consuelo, aunque su voz no tenía tanta convicción como hubiera querido.
—Eso espero —respondí, sin apartar la vista de la ventanilla—. Pero no puedo evitar pensar que algo podría estar mal. Arioch siempre responde, incluso si es solo para decirme que deje de molestar.
Chloe me sonrió con tristeza, pero no pudo encontrar las palabras adecuadas para calmar mis preocupaciones.
Finalmente, el piloto anunció que nos acercábamos a España, y eso desvió la atención del grupo hacia lo que estaba por venir. España... El Escorial. Solo decir esas palabras en mi mente hacía que un escalofrío recorriera mi espalda. Sabíamos que ese lugar no era simplemente un monasterio, sino un punto de conexión con algo mucho más oscuro, más peligroso.
—El Monasterio del Escorial —dijo Rober, como si leyera mis pensamientos, y el peso de sus palabras se sintió en la pequeña cabina del avión—. Una de las puertas al infierno, según los registros que encontramos. Es probable que esté fuertemente custodiada, y si lo que creemos es cierto, entrar será solo la primera parte del desafío.
Daiani, sentada al otro lado del pasillo, asintió, pero no dijo nada. Desde que habíamos encontrado el cetro, parecía haber un cambio en ella, algo que no podía identificar del todo. Su conexión con el brazalete la había hecho más callada, más introspectiva. No podía culparla; todos estábamos lidiando con nuestras propias preocupaciones.
El avión comenzó su descenso, y todos nos preparamos para lo que estaba por venir. A medida que nos acercábamos al suelo, mi mente no dejaba de pensar en Arioch. Trataría de comunicarme con él de nuevo en cuanto aterrizáramos, con la esperanza de que esta vez sí contestara.
Finalmente, el avión tocó tierra en España, y mientras nos preparábamos para desembarcar, el peso de nuestra misión recayó sobre nosotros con una intensidad renovada. Sabíamos que estábamos a punto de enfrentarnos a uno de los mayores desafíos hasta ahora, y el hecho de que Arioch no estuviera con nosotros hacía que todo se sintiera mucho más peligroso.
Pero no podíamos detenernos. No podíamos fallar.
Con una última mirada a mi teléfono, donde el nombre de Arioch seguía sin respuesta, seguí a los demás fuera del avión, lista para lo que nos esperaba en las profundidades del Monasterio del Escorial.
El calor abrasador de España nos recibió con una bofetada en cuanto salimos del avión. El sol brillaba intensamente en el cielo despejado, pero no había nada de cálido en la misión que nos aguardaba. Mientras caminábamos hacia el coche que habíamos alquilado para llegar al Monasterio del Escorial, sentía un nudo en el estómago, una mezcla de ansiedad y anticipación.
El trayecto hacia el monasterio fue silencioso, casi solemne. Daiani estaba sentada en el asiento del copiloto, con la mirada fija en el horizonte. Rober conducía, su mandíbula apretada en una línea tensa. Chloe y yo estábamos en la parte trasera, pero no cruzamos muchas palabras. Cada uno de nosotros estaba perdido en sus pensamientos, mentalizándonos para lo que nos esperaba.
El paisaje pasó de ser urbano a rural, y luego de rural a montañoso. La silueta imponente del Monasterio del Escorial se alzaba en la distancia, rodeada por un aire de misterio y peligro. El lugar tenía una presencia que se sentía en la piel, como si cada piedra estuviera impregnada de siglos de historia y secretos oscuros.
—Ahí está —murmuró Rober, rompiendo el silencio cuando el monasterio apareció completamente a la vista.
El edificio era masivo, con una arquitectura que imponía respeto. No era difícil imaginar por qué alguien elegiría este lugar como uno de los puntos de conexión con el infierno. Tenía una especie de solemnidad ominosa que te hacía sentir pequeño, insignificante, como si los secretos que guardaba estuvieran más allá de la comprensión humana.
Nos detuvimos a una distancia prudente, en un área arbolada donde podíamos observar sin ser vistos. Nos bajamos del coche y nos acercamos al borde del camino, desde donde teníamos una vista clara del monasterio.
—Bien, estamos aquí —dijo Rober, mirando a cada uno de nosotros—. Antes de que entremos, necesitamos tener claro el plan. No sabemos qué nos espera dentro, pero debemos estar preparados para cualquier cosa.
Asentí, aunque mi mente seguía preocupada por Arioch. Intenté contactarlo de nuevo, pero como antes, no obtuve respuesta. Me mordí el labio, intentando no dejar que mi preocupación distrajera al grupo.
Daiani fue la primera en romper el silencio. Su voz, aunque tranquila, estaba cargada de determinación.
—El cetro... o más bien, este brazalete —dijo, mirando la joya que ahora rodeaba su brazo— tiene un poder que aún no entiendo del todo. Pero creo que nos ayudará cuando estemos dentro. No puedo explicar cómo lo sé, pero lo siento. Como si estuviera conectado a este lugar de alguna manera.
Rober la miró con una mezcla de preocupación y confianza. Sabía que, como líder, él debía tomar las decisiones difíciles, pero también confiaba en las capacidades de cada uno de nosotros.
—Lo que sea que enfrentemos adentro —continuó—, debemos mantenernos unidos. El monasterio está lleno de trampas y guardianes. Y luego está la puerta... No sabemos cómo se abrirá ni qué encontraremos al otro lado.
Chloe apretó la mandíbula, asintiendo con una firmeza que contrastaba con el leve temblor de sus manos. Yo estaba igual. La incertidumbre era lo peor de todo, pero sabía que no había vuelta atrás.
—Estamos listos —dije, más para convencerme a mí misma que a los demás.
Rober asintió y nos condujo hacia la entrada principal. No podíamos permitirnos fallar ahora que habíamos llegado tan lejos. La puerta del infierno, si realmente estaba aquí, sería nuestro mayor desafío. Pero lo que más me asustaba era lo que podría pasar si no logramos cerrarla.
Llegamos a la entrada del monasterio, una enorme puerta de madera envejecida que parecía haber estado cerrada durante siglos. Rober miró a Daiani, y ella, sin dudarlo, extendió su mano hacia el brazalete. Parecía que la joya reaccionaba a su voluntad, brillando con una luz suave cuando ella la tocaba.
—Estamos todos juntos en esto —murmuró Daiani, antes de pronunciar las palabras que abrirían el camino hacia nuestro destino.
El aire a nuestro alrededor se tornó denso, como si el mundo contuviera la respiración en espera de lo que estaba por venir. Y en ese momento, cuando la puerta comenzó a abrirse con un chirrido que resonó en el silencio, sentí una oleada de adrenalina mezclada con temor.
Estábamos entrando en un lugar donde las leyendas y el peligro se mezclaban, donde la línea entre lo real y lo sobrenatural se desdibujaba. Pero, aunque el miedo era palpable, también lo era la determinación de seguir adelante, de encontrar y cerrar esa puerta al infierno que había amenazado con arrastrarnos a todos.
Con la puerta abierta frente a nosotros, dimos el primer paso hacia el interior del monasterio, sabiendo que lo que nos esperaba dentro sería más desafiante de lo que jamás habíamos enfrentado.
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Un infierno tras de mí
Genç KurguSegunda parte de El Despertar de los Mundos. Historia coescrita con Blondewriter. Desde la muerte de Camila, todo ha cambiado para nuestros personajes, ahora se sienten perdidos y rotos. ❌🚫 No se permite la impresión de esta obra, ni la venta ilega...