8. Schwarze Nacht

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By Lilith

En este momento, solo falta una banda sonora tipo "Eye of the Tiger" porque lo que sucedió a continuación no me lo hubiera esperado en ningún momento de mi vida. Después de la inesperada revelación del padre de Camila, no podemos salir de nuestro asombro cuando este abre uno de los múltiples armarios de su búnker y vemos una selecta colección de armas especializadas en el asesinato de demonios. Me pinchan y no sangro en ese instante. ¿Es este el mismo hombre que nos hacía tortitas con lacasitos?

—Existen múltiples armas que pueden ayudarnos a matar a un demonio —dijo, mientras aprendo cómo... ¿suicidarme? Mejor no pienso en ello—, o al menos a herirle de gravedad.

Rober toma lo que parece ser un rollo de cuero y lo extiende ante nuestros ojos. Dentro se encuentran distintas armas blancas, comenzando con una espada tipo gladius.

—La longitud de esta espada es de medio metro, con una hoja recta y ancha de doble filo. Es ligera, se pueden dar estocadas rápidas y cortas con ella, causando heridas graves y probablemente mortales en el abdomen, estómago, pecho y pubis —explica Rober—. Es una hoja bendecida con agua santa del mismo Dios. Tú la blandirás —dice, entregándosela a Chloe.

Luego saca un arma desarrollada a partir de las espadas a una mano, esencialmente una espada normal cuya empuñadura está modificada para ser usada con dos manos. La extiende hacia Arioch.

—Su nombre es espada bastarda —je, le queda como anillo al dedo—. Puede usarse como una maza, una lanza y un hacha.

Continúa con el mercadillo de pinchos y filos peliagudos con una espada flamígera. Buena idea, ya que algunos demonios perecen con el fuego.

—Esta se usa para golpear, aturdir, herir gravemente e inclusive desmontar con facilidad a demonios que ataquen desde monturas —me la tiende a mí—. Se requiere mucha fuerza para blandirla, también mucho odio. Creo que tú tienes lo necesario.

Para Matheo, saca lo que parece ser un khopesh; hacía siglos que no veía un arma así.

—Esta es una espada corta que mide unos 50-60 cm de longitud. El poder de corte de estas espadas primigenias estaba más relacionado con su peso, el cual se acumulaba en el punto de percusión del arma en lugar de cerca de la empuñadura —el querubín asiente, parece sentirse honrado por el presente.

—¿Y qué hay de mí? —dice Daiani después de un breve silencio. El señor Nevesa abre un cajón previamente cerrado con llave para sacar un puñal con una inscripción grabada en un idioma que no logro entender. Parece una lengua antigua.

—Tú llevarás "Schwarze Nacht" —la mirada confusa de ella le hace seguir explicándose—. Es un arma que lleva eones en las manos de la familia, es terriblemente poderosa y posee el fuego más profundo de los infiernos. No la uses a la ligera; es muy peligrosa.

Didi toma entre sus manos la daga entregada por Rober, la examina detenidamente, como si quisiera memorizar su imagen en el fondo de su retina. Acaricia la hoja con las yemas de sus dedos, y aprovecho su distracción para mirarla. Ha cambiado tanto en tan solo un año y sigo deseándola como el primer día. ¿Cómo puede ser tan hermosa? Con ese cabello rojizo y esos ojos negros, daría lo que fuera en este mundo por volver a besar sus labios.

—Gracias... papá. —susurra en voz baja. Parece estar hipnotizada con el arma. La toma en sus manos y la guarda para sí.

El padre de Camila sonríe al escucharla llamarle así. Se ve que la quiere como a una hija más; la abraza y acaricia su pelo. Ella se esconde entre sus brazos. No llora, pero se nota lo rota que está. Perder a Cami la ha hecho trizas. Los entrenamientos comienzan bajo las tensas órdenes del señor Nevesa. Nos hace calentar como si estuviéramos en una escuela militar. Peleamos, batallamos y nos enfrentamos todos contra todos. Las primeras peleas son meramente físicas. Según la defensa de Rober, debemos aprender a movernos con nuestro cuerpo antes de empezar a blandir las armas que nos han sido entregadas. Se siente como si hubiéramos regresado a esas calurosas tardes del año pasado, cuando peleábamos sin descanso en un descampado. El día que Camila consiguió derribar a Arioch estaba tan contenta que no paraba de saltar de alegría por haber logrado tirar al casanova de mi pedante hermano. Puedo ver la nostalgia en los ojos de mis compañeros. Es inevitable recordar esos días en los que nos dejábamos la piel en el campo de entrenamiento. Siento un nudo en la garganta al recordar cómo les engañamos, cómo jugábamos con sus inocentes mentes para que trabajaran para nosotros, los reportes que envié a Satán sobre ellos, sus secretos, su privacidad, todo... Me dan asco mis decisiones del pasado.

—¿Me ayudas a entrenar? —Levanto la mirada y veo a Daiani frente a mí, extendiendo su mano en mi dirección. Asiento rápidamente, nerviosa. Parezco una colegiala a quien le acaba de hablar su crush, y casi es así.

Entrenamos, y mentiría si dijera que cada vez que nuestra piel se roza no siento toda mi piel erizarse y mi corazón acelerarse. Parte de mí quiere ponerla contra la pared y hacerla mía por completo, como debí haber hecho cuando estaba aquí el año pasado. No hay cosa que más lamente no haber hecho. Golpeándonos y dando vueltas, acabamos rodando por el suelo y termino encima de ella. Realmente, el mundo me está poniendo a prueba con estos sucesos. Nos miramos fijamente. Ambas pensamos lo mismo, pero el dolor es más grande por su parte y me hace a un lado para levantarse y sacudirse. Aprieto mis puños y me reincorporo. Si tan solo pudiera volver atrás en el tiempo, habría cambiado tantas cosas...

Un infierno tras de míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora