9. Entrenamiento

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By Matheo

El señor Nevesa nos muestra toda una artillería digna de un matadero. No sé por qué me resulta sexy que este hombre tenga su lado oscuro y vengador. Tremendo papucho. Después de explicarnos detalladamente y asignarnos un arma a cada uno, Rober convierte el entrenamiento en menos de un minuto en la mítica escena de Mulan. Ya puedo oír la canción de "Hombres de Acción" de fondo. Estoy sudado y exhausto del entrenamiento, sin embargo, miro por el rabillo del ojo cómo Lilith está encima de Daiani. Estas tienen ganas de merengue por mucho que lo nieguen. Sin embargo, nuestra amiga se levanta bruscamente y se va a hablar con Chloe, dejando a la diablita sola y con el corazón desesperanzado. Tú te lo buscaste, querida.

—¡Auch! —digo en voz baja.

Arioch sigue practicando una serie de patadas dignas de Karate Kid. En una de estas, le da al saco y lo rompe por la mitad. Bueno, bueno, cálmate, chico heterosexual.

—Esto vas a tener que pagarlo, joven... —le regaña Rober.

Aunque puedo ver una sonrisa de satisfacción cuando le entrega la espada, ¿Es esto lo que hace un padre orgulloso? ¿Está orgulloso del novio de su hija? Parece que todo vuelve, dentro de lo que cabe, a la normalidad. Solo nos falta nuestra querida Camila, y así las parejas estarían completas. Bueno, casi completas... Lilith seguramente no se rendirá tan fácilmente con nuestra preciosa humana. Veamos si esta resiste los encantos de la hija de los infiernos. Los ojos verdes. Si Rober no lo castra antes, intentará volver con Cami, si es que ella le mira de vuelta, claro está. Y nuestra Chloe... Aunque no me lo haya dicho abiertamente, he visto cómo se envía algún que otro mensaje con Jackie desde que esta se fue de vacaciones a Japón a ver a sus padres. Y en parte es mejor, así no tendría que ver tantas parejas juntas. No es que tenga envidia, Dios sabe que eso es pecado, pero para qué mentir, llevo años sin buena compañía, sin contar la de Arioch, y mejor omitir ese momento. Gracias. Se acabó el recreo porque Rober nos llama a todos haciendo sonar un silbato que le daría pesadillas a cualquier perro del vecindario.

—Muy bien, ya habéis practicado el combate cuerpo a cuerpo, pero de poco os servirá con las criaturas a las que os vais a enfrentar. Estas poseen una fuerza mucho mayor que la de cualquier ser humano. Vamos a dar paso a practicar con las armas que os he entregado. Obviamente, lo haréis con unas gafas de realidad virtual... —hace una pausa para dirigirse a Daiani, quien le mira haciendo pucheros como una niña pequeña—. Créeme, a mí también me encantaría practicar con alguno de ellos —dice, mirando a la dupla de demonios. Puedo ver cómo Arioch traga saliva nervioso—. Pero tanto tú como yo sabemos que no puede ser... —Didi asiente, aunque no parece del todo convencida.

—Muy bien, chicos, antes de poneros las gafas, os voy a explicar cómo funciona —empieza a relatar las normas, instrucciones y demás aspectos del aparato—. Tendréis diferentes escenarios con distintos seres demoníacos de categoría. Como esto es nuevo para vosotros, empezaréis por un nivel base para calentar y aprender los movimientos de lucha que os explicaré en breves. Si un demonio os mata, no podréis reiniciar la configuración; quedaréis fuera de juego. Recordad que esto es una simulación. Si morís aquí no pasa nada, pero no podemos decir lo mismo una vez que nos enfrentemos al verdadero peligro. El juego acaba cuando cacéis a todos los demonios o, por el contrario, ellos os maten a vosotros.

—¿Cómo se supone que van los controles? —pregunta Chloe.

—Estaréis tumbados en una camilla, amarrados a ella exactamente, para que no impactéis con algo del mundo real mientras jugáis. Una vez dentro del simulador, no diferenciaréis la realidad de la ficción. Por ello, es importante que prestéis atención a los diferentes niveles y técnicas que aprendáis. Recordad que los músculos tienen memoria; una vez aprendidos los pasos, os será más fácil moveros por distintos niveles hasta estar listos para enfrentaros a los de verdad.

—Y una pregunta, señor Nevesa, ¿Cómo de realista se supone que es todo esto?

—Tanto que pensaréis que os estáis enfrentando a demonios de verdad.

Genial, demonios para desayunar. Dios, ¿Qué te he hecho para acabar siempre en estos berenjenales?

—Bien, Matheo y Chloe, tenéis una ligera idea de cómo matar demonios, y Arioch y Lilith domináis todo tipo de conocimiento sobre ellos, por lo que debéis usarlo a vuestro favor —hace una pausa—. Daiani, pudiste con Lucifer. Aún no sabemos muy bien cómo, pero sé que cuando sea necesario sabrás qué hacer —ella lo mira con seguridad, decidida a hacer lo que sea por traer de vuelta a Camila—. Bien, escuchad con atención. Las técnicas de lucha contra los demonios y otros seres se agrupan según su función. No todos los demonios se matan de la misma manera, como ya sabréis. Todos tienen puntos clave, como los lucifugis, que se matan clavando un arma en su tercer ojo. Por ello, los ataques se denominan de manera diferente.

Zenkutsu dachi: Se trata de la posición del arquero. Con esto tendréis la oportunidad de atacar al rival desde la distancia. Se suele usar con demonios mentalistas, ya que asegura el perímetro y la victoria por acercamiento.

Heiko dachi: Es una posición de fuerza y cercanía. Usualmente se utiliza la rapidez y la fuerza combinadas. Cuando los demonios estén cara a cara con vosotros, es uno de los ataques más rápidos y eficaces. Todo su movimiento se centra en las piernas, por lo que es importante que estén algo flexionadas para el impulso de ataque.

Tski: O, como a ti, Daiani, te gusta llamarlo, a hostia limpia. Se necesita mucha técnica de combate para llegar a este nivel.

Y por último, el Yin Yang: Se trata de un poder superior que pocos maestros han logrado ejecutar. Se necesita una conexión, un vínculo; las dos partes deben estar sincronizadas, ambas caras, lo malo y lo bueno.

—La leyenda del Yin y Yang... —dice Arioch pensativo—. Se dice que nadie ha podido volver a usar ese poder desde la muerte de Helena.

—¿Helena? ¿No es ese el nombre de su esposa? —pregunta Daiani confundida.

—No estamos aquí para hablar de mi vida privada. —Puedo ver cómo las lágrimas amenazan con caerle por el rostro.

Un infierno tras de míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora