capítulo 4

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Un día soleado en lo alto de la montaña sur de la gran ciudad. Nuestra joven Carolina desciende velozmente entre los árboles para reunirse con alguien. Carolina es una joven de 19 años, su pelo castaño alborotado por la velocidad en la que va bajando y sus ojos marrones claros que la permiten ver todo alrededor.
Hacía mucho tiempo Carolina estuvo en una gran aventura y ahora la han reclamado para volver a ayudar a su ciudad. Los padres de Carolina aceptaron en que fuera con el Maestro del bosque.
Carolina estaba deseando volver a repetir otra aventura como la que vivió hace seis años.
Tras correr por la colina llegó al templo del maestro del bosque.

-Hola maestro, ¿Crees que vendrán? - Preguntó Carolina sonriendo
-Sí, ya han visto lo que pueden hacer, aunque quizás sea algo difícil hacer que lleguen hasta el templo - dijo el maestro preocupado - Contigo fue fácil, ya sabías todo lo que podías hacer y tus padres fueron muy amables dejándote venir - dijo el maestro sonriendo
-Sí, aunque aquella aventura fue algo diferente a esta sabré manejarme bien - dijo Carolina sonriendo
-Ahora eres la guardiana del bosque el cuarto elemento, y aunque llevas ventaja con ellos no debes desconcentrarte - dijo el maestro del bosque mirando fijamente a Carolina
-Tranquilo, aprendí trucos de mi tía - dijo Carolina emocionada - Pero ya te los enseñaré

Carolina entró al templo del maestro del bosque, allí dentro es donde debían reunirse todos los elementos para poder entrenarlos y poder proteger la ciudad del espíritu del aire.
NO sería una tarea sencilla, pero contaban con la ventaja de que el espíritu del aire aún no había aparecido.
Carolina se dirigió directamente al dormitorio que tenía preparado y dejó el arco y la daga en la mesa. Durante los seis años de tranquilidad que tubo decidí aprender a disparar con arco y a usar armas blancas, había crecido mucho y no era la niña que fue cuando empezó su viaje.
Un día Carolina estaba ayudando a su Tía con las plantas, cuando sin saber cómo comenzaron a brotarle plantas alrededor de la mano y los pies. Y justo en ese momento el maestro del bosque apareció y les contó todo lo necesario a los padres de Carolina.

-¿Estás ocupada Carolina? - dijo el maestro al otro lado de la puerta
-Estaba leyendo, pase - dijo Carolina cerrando el libro
-Verás en una semana todos vendrán y tenemos que hacer unos preparativos para que decidan venir aquí - dijo el maestro acercándose a la ventana - Y una de las condiciones es que usen sus elementos para que decidan aceptar venir - dijo el maestro girándose a Carolina - Y ahí es donde entras tú
-¿Yo? Que tengo que hacer - dijo Carolina confundida
-Pelearas con ellos y les obligaras a usar su elemento - dijo el maestro sonriendo
-¿Y cómo hago eso? - preguntó Carolina mirando al maestro
-Buena pregunta y toma la respuesta - dijo el maestro dándola un libro enorme
-Eh...¿Qué es esto?- preguntó Carolina sorprendida
-Es la leyenda de los cuatro elementos, hay vienen el entrenamiento que siguieron y como aprendieron a usar su elemento, por lo que tendrás que seguirlo para forzarles a usarlo - dijo el maestro sonriendo - ¡Ah! Es posible que vengan los tres a la vez por lo que tendrás que pelear con los tres - dijo el maestro riendo

Carolina se quedó mirando el libro fijamente, y lo abrió directamente por la última página

-¡¿Qué? Dos mil páginas! - gritó carolina sorprendida

La risa del maestro sonaba por los pasillos del templo, mientras Carolina se deprimía un poco más cada vez que empezaba a leer una página del libro.
Tras 200 páginas leídas Carolina decidió parar un rato y seguir con su entrenamiento, un enteramiento que el maestro desconocía.
Carolina se cambió de ropa y se puso unos vaqueros de un tono verdoso con una camiseta de tirantes verdes y botas marrones. Cogió el arco, las flechas y la daga y salió por la ventana de la habitación que daba directamente al monte.
Comenzó a subir la colina hasta llegar a la cima y tras comprobar que no había nadie decidió empezar. Se sentó en el suelo y comenzó a emitir un pequeño murmullo. A los pocos segundos un pequeño lobo apareció de entre los setos y comenzó a acercarse a Carolina muy despacio.
Cuando el lobo estaba pegado a Carolina este se sentó a su lado y comenzó a vigilar alrededor de ella.

-Buen chico - dijo Carolina en voz baja

Poco a poco a Carolina le comenzaron a brotar hojas en su cuerpo hasta cubrirla en una especie de arbusto y con un pequeño movimiento Carolina se convirtió en un espíritu del bosque.

-Me encanta esto - dijo Carolina sonriendo

Empezó a andar y a correr por todo el monte con el pequeño lobo siguiéndola a todos lados, al ser un espíritu del bosque podía moverse entre los árboles y las plantas y sufrir daño, pero el poder se agota muy rápido y Carolina no pudo frenar y terminó metiéndose en un arbusto de moras

-Menos mal que no son venenosas - dijo Carolina riendo - Gracias Lobito, puedes volver a casa

El lobo asintió con la cabeza y con un pequeño aullido volvió por donde había venido
Carolina salió del arbusto como puedo y fue a la zona de prácticas que tenía el maestro en la parte de atrás del templo. Hacía tiempo que Carolina se dedicaba al tiro con arco y había mejorado mucho con ello. Pero no conseguía superar a su madre en ello.
Cogió una de las flechas y apuntó a la primera diana y dio rozando el centro de la diana.

-Joder - dijo Carolina quejándose - Mama le habría dado seguro

Carolina estuvo practicando hasta que el sol comenzó a ponerse y no conseguía ver bien por donde iba disparando. Decidió volver a dentro de la casa y seguir leyendo el pedazo de libro que el Maestro del bosque le había dado.
El libro contaba como los elementalistas derrotaron al espíritu del aire, pero solo sobrevivieron cuatro de ellos, fuego, agua, tierra y oscuridad. Esos cuatro elementos decidieron crear la orden de los cuatro elementos donde entrenarían a futuros discípulos por si el espíritu del aire volvía, pero el tiempo pasó el espíritu nunca regresó a aparecer, por lo que la orden quedó disuelta al morir los cuatro elementalistas originales.

-Vaya libro más raro, empieza por el final - dijo Carolina extrañada - Debería empezar diciendo como empezaron a descubrir los elementos

Carolina siguió leyendo durante el resto de la noche, concentrada en entender cómo iba el libro y porque ninguna página tenía relación con la otra.

Los Cuatro Elementos  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora