capítulo 36

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-Ana, ¿Qué has hecho? - dijo Johan acercándose asustado hacía ella
-Solo he consigo lo que quería, así nadie podrá decirme que soy pequeña - dijo riendo
-Ana, eso se pasa con el tiempo, no necesitas todo ese poder - dijo Johan apunto de cogerla de la mano
-No me toques - gritó mientras lanzaba a Johan al fondo
-¡Ana para! - Gritó Mark enfadado - ¿Cómo puedes hacerle eso a tu hermano?

Ana no dijo, se limitó a sonreír con una extraña sonrisa. EL maestro se puso entre Mark y Ana con una mirada fría y distante

-Ana, no necesitas ese poder para estar con tu hermano, puedes estar con el cuándo quieras - dijo el maestro
-Eso no es así viejo, mis padres nunca lo van a permitir, por eso me los he quitado de en medio - dijo Ana riendo

Johan se levantó pálido como la nieve y se dirigió hacia su hermana asustado y furioso.

-¿Qué has qué? - dijo pegándose a su hermana
-Los he matado hermanito, ahora nada puede separarnos - dijo Ana sonriendo
-Estás loca Ana - dijo Johan golpeándola con todas sus fuerzas en la cara

Ana se giró enfadad contra Johan y se le quedó mirando y Johan por primera vez siento el miedo, estaba viendo los ojos de su hermana con odio y con miedo por lo que podría hacer.
Ana dio un paso hacia atrás y lanzó una fuerte corriente de aire que lanzó a todos por los aires.

-Sabéis, no podréis pararme nunca, este mundo me pertenece - dijo Ana con la voz vibrante
-Que te lo has creído niña - dijo Carolina disparando una flecha en llamas

Antes de que la flecha llegase el viento que rodeaba a Ana hizo que el fuego se apagará y la flecha aterrizase en el suelo.

-Mierda - murmuro Carolina
-Sabéis que cada elemento tiene un poder ¿verdad? - Dijo Ana alzando los brazos - Mi elemento es el viento, pero el guardián que lo domina tiene muchos otros trucos en la manga
-Cuidado - dijo el maestro poniéndose en guardia
-Veamos qué sabes hacer - dijo Carolina saltando hacía Ana con la espada en la mano

Carolina alzó la espada y atravesó el cuerpo de Ana con la espada, pero al retirarla vio que no había ningún rasguño

-Cuerpo de aire, me encanta ese poder - dijo Ana golpeando a Carolina. Ana empezó a dar golpes por todos lados a Carolina hasta que la dejó en el suelo sangrando
-Veamos si puedes con esto - dijo Mark sacando las dos espadas oscuras cubiertas del fuego de Natalia

Mark corrió hacia Ana y justo antes de recibir el golpe se convirtió en sombra y se colocó a su espada y golpeó a Ana con todas sus fuerzas, pero el fuego se apagó y a las espadas salieron volando.

-Torbellino de defensa, increíble ¿verdad? - dijo Ana sonriendo mientras lanzaba a Mark a la pared del fondo

Natalia y Johan no sabían que hacer, estaban paralizados por el miedo y Mark y Carolina habían caído ya.

-El maestro se equivocó, es mucho más fuerte - dijo Natalia aguantándose las lágrimas
-Venga no llores chica - dijo Ana riendo - Esto no termina aún, no tenía pensado mataros todavía - dijo con una risa alocada

Ana comenzó a girar sobre si misma dando vueltas cada vez más rápido. Su risa se escuchaba por todos lados de la habitación, y el viento comenzó a cubrir el templo.

-Espero Johan que puedas sobrevivir - dijo Ana mirando a Johan fijamente

EN ese momento Carolina se levantó y le lanzó varías flechas a Ana fallando todas menos una que le dio en el brazo. Los ojos de Ana se pusieron blancos y comenzó a murmurar algo en voz baja.
Carolina se dio cuenta y se cubrió con el tatami. Un fuerte estruendo y una sacudida violenta sacaron a Carolina de su escondite.
Pero ya no estaba en el mismo sitio. Carolina se levantó algo dolorida y al ver donde estaba o sabía qué hacer ni cómo reaccionar.
Todo estaba destruido, el templo, la ciudad, el cielo oscuro y los escasos sonidos de animales en el aire. No quedaba nada. Carolina salió de la sala de lo que quedaba de la sala de entrenamiento y no vio a nadie más en todo el templo. Bajo corriendo por las escaleras destruidas y llegó a la calle principal.
Unas personas la vieron y enseguida se ocultaron en los edificios cercanos.

-¿Qué ha pasado aquí? - dijo Carolina en voz baja

SE acercó a un pequeño puesto que había enfrente del templo y miró lo que quedaba, periódicos viejos con el titular:
"La ciudad condenada, 29 de agosto de 2030"

-¿! Han pasado quince años!? - Gritó Carolina en la inmensidad del silencio - NO puede ser, ¿Cómo ha sido? - dijo mientras comenzaba a respirar profundamente - Esto es malo

Carolina subió rápidamente al templo de nuevo y no encontró a nadie por la sala de entrenamiento, comenzó a rebuscar por los escombros, por el tatami, pero no había nadie.
Sacó el móvil y Marco el número de Mark.
Tras tres tonos una voz sonó al otro lado

-¿Quién es? - dijo la voz
-¿Mark eres tú? - dijo Carolina aguantando el sollozo
-No conozco a ningún Mark, adiós - dijo colgando

Carolina calló de rodillas al suelo y las lágrimas comenzaban a brotar escurriéndose por sus mejillas.
No entendía lo que había pasado, ni porque no había nadie en aquel lugar. Estaba sola quince años en el futuro y sin saber cómo regresar.
Tras un rato sollozando un anciano se acercó a ella.

-¿Estás bien? - preguntó el anciano
Carolina se secó las lágrimas y buscó la voz que la estaba hablando.
Una pequeña sonrisa apareció cuando Carolina vio quien era

-Maestro, ¿es usted? - dijo sonriendo

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