Los Cuatro Elementos

capítulo 51

Gredius entendió que la nueva generación era más fuerte que en sus tiempos. Ellos eran los únicos que podían con el guardián del aire.

-Está bien, os contaré todo lo que sé - dijo Gredius algo deprimido - Tiene planeado atacar la ciudad en cuatro días, una vez lo logre, cogerá el núcleo del templo y se volverá inmortal creando caos por todos lados - dijo Gredius mirando al maestro a los ojos
-Entonces vamos ahora a por él y acabamos con todo esto - dijo Mark muy motivado
-Imposible, su guarida cambia de sitio, se va desplazando - dijo Gredius preocupado - No daréis con él
-Tonterías - dijo Mark sonriendo - Está justo a cinco calles de nosotros de nosotros ahora mismo - Mark miró a Gredius extrañado y logró entenderlo - ¡Tú le has traído hasta aquí! - dijo Mark golpeándole
Gredius encajo el golpe y no dijo nada, simplemente se limitó a mirar al suelo. Mark estaba en tensión deseando golpearle, pero Carolina lo sujeto para evitar una desgracia.

-Seguro que tiene un motivo - dijo Natalia acercándose a él - ¿Me lo dices?

Gredius miró a Natalia fijamente a los ojos y pudo notar la fuerza y el miedo que los ojos escarlata de Natalia provocaban.

-EL guardián está ahora en el núcleo del templo, no podréis detenerlo ya - dijo Gredius riendo

Natalia le golpeó con todas sus fuerzas, y lo dejó tirado en el suelo.
Los demás salieron corriendo, pero al llegar el muro de Carolina estaba destrozado. Y la puerta al interior del templo estaba abierta de par en par.

-¿Cuánto se tarda en llegar al núcleo? - preguntó Mark acelerado
-Depende, hay trampas por todos lados, quizás media hora esquivando todo - dijo el maestro pensativo
-Entonces me daré prisa - dijo Mark convirtiéndose en sombra
-¡Espera! - Dijo Carolina angustiada - Esa sala anula los poderes, no vas a poder cruzarla
-¿Cómo lo sabes Carolina? - dijo el maestro sorprendido
-Verás, cuando entré tenía curiosidad, y al ver las trampas entrené aquí dentro - dijo Carolina mirando al suelo - Son fáciles para mí, si me lo permitís puedo ir
-Nadie había conseguido pasar esas trampas en años - dijo el maestro - Tenía la esperanza de que el guardián o las pasará, pero no sé por dónde irá - el maestro se quedó pensativo unos segundos mientras Carolina estaba ansiosa - Adelante, ves y ten cuidado
-Ten cuidado - le dijo Mark en su oído
-Gracias - dijo entrando en la sala del núcleo

La sala era bastante oscura y solo se divisaba una pequeña luz al fondo de la enorme sala. Las trampas aparecían de manera cronometrada y bastante sincronizada, un error y podría ser el final.
Carolina empezó esquivando unos palos de madera que golpeaban desde diferentes lugares, unas mazas con pinchos desde el techo y unas lanzas que por poco la atraviesan el pecho.
Carolina se fijó en que una sombra se movía torpemente por la sala.

-Debe ser él - murmuro

Y con movimientos precisos consiguió recortar las distancias con el guardián del aire.

-No puedes seguir más - dijo Carolina esquivando la última trampa
-Mandan a una niña a pararme, sí que han cambiado los tiempos - dijo el guardián sin girarse - Carolina, no puedes ganarme en esta sala, he recorrido el espacio tiempo solo para destruirte - dijo girándose
-¿Ana? - dijo Carolina sorprendida
-EN parte sí, dijo el guardián - Soy una versión paralela de Ana, en mi tiempo casi me mataste, pero logré escapar por los pelos y jure matarte
-No entiendo nada, pero no puedes ganarme aquí - dijo Carolina sacando la espada

El guardián sonrió y lanzó a Carolina fuera de la sala, mientras la golpeaba con todas sus fuerzas. La espada de Carolina se clavó en el suelo muy cerca de Mark y Carolina se quedó tirada en el suelo cubierta de sangre.

-Vaya, ya estamos todos - dijo el guardián sonriendo - Así os puedo matar de un golpe - dijo felizmente
-Ahora estamos en ventaja - dijo Carolina limpiándose la sangre de la boca

Los cuatro elementos rodearon al guardián y se disponían a pelear todos juntos para terminar con esta pesadilla.

-No podéis matarle - dijo una voz desde la entrada del templo - No podéis tocarle - dijo una niña pequeña
-¿Mariana eres tú? - dijo Carolina sorprendida

EL guardián emitió una sonrisa al ver a la niña pequeña en la puerta del templo, no se sabía que pasaría, pero no era nada bueno