capítulo 48

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Carolina se levantó muy temprano después de la fiesta de cumpleaños de Mark, no estaba acostumbrada a beber, pero un día es un día y quizás se pasó un poco.

-Buenos días Carolina - dijo el maestro sonriendo - ¿Has dormido bien?
-Buenos días maestro - dijo algo resacosa - No, no estoy acostumbrada a esto - dijo apretándose la frente
-Normal, era la primera vez que lo tomabas - dijo riendo - Peor ya que estás levantada, necesito que vayas a por estos objetos - dijo dándole una lista
-De acuerdo, son para algo en particular - dijo Carolina leyendo la lista
-Nunca se sabe cuándo puede ser útil algo de la lista - dijo el maestro entrando en el templo

Carolina cogió sus cosas y se puso algo de ropa limpia y fue directa a la tienda más cercana para buscar los objetos de las listas.

-No sé por qué es útil sopa de fideos chinos - dijo Carolina intrigada

Carolina notó un pequeño tirón en el bajo de la camiseta

-Perdona señora, ¿has visto a mi mami? - dijo una voz a su espalda

AL girarse los ojos de Carolina enmudecieron, y no entendía si lo que veía era real. La misma niña que en el viaje al futuro, la misma ropa y el mismo helado.

-¿Has visto a mi mami? - dijo dándole un lametazo al helado
-Perdona ¿te llamas mariana? - preguntó Carolina algo asustada
-Sí, ¿has visto a mi mami? - repitió la niña sonriendo
-Bueno, creo que se dónde puede estar - dijo Carolina orientándose un poco

No estaban muy lejos del sitio del futuro donde la niña se reunió con su difunta madre quedándose ambas en el olvido. Pero estaba delante suya con la misma mirada de niña perdida, con su helado de chocolate medio derretido y la ropa algo rota.
La cabeza de Carolina no entendía muy bien lo que pasaba y un fuerte dolor le iba dando pinchazos en el cerebro.

-MI mami es muy mayor, y no la encuentro - dijo la niña sonriendo
-Seguro que está cerca - dijo Carolina preocupada

Poco a poco se iban acercando al callejón donde la encontraron la primera vez. Solo que ahora la ciudad estaba arreglada y el callejón estaba muy bien iluminado.
Carolina se asomó con mucho cuidado y no supo lo que se encontraría, pero al girar la esquina no vio nada.

-¿Te suena esté lugar? - preguntó Carolina a la niña
-Sí, aquí es donde estuvimos la última vez ¿recuerdas? - dijo la niña soltando el helado - Me ayudaste con mi mami y ahora yo te quiero ayudar a ti - dijo la niña agarrando la mano de Carolina con fuerza.
-No tienes que agradecerme nada - dijo Carolina intentando soltarse, pero al niña era demasiado fuerte
-Estás incompleta, falta una parte importante e ti - dijo la niña con los ojos fijos en Carolina
-Bueno, sí un poco - dijo Carolina desistiendo a soltarse
-Qué pena - dijo la niña con cara de pena - Déjame ayudarte

La niña hizo que Carolina se sentara en el suelo y puso sus manos en la cabeza de Carolina.
Imágenes fugaces vinieron a Carolina, la muerte de Ana, su propia muerte, la derrota de Mark, las peleas con sus compañeros, el volver a casa con su familia, su abuelo, y de repente una imagen fija.
Un bosque gigante, con árboles que cubrían todo el horizonte y un hombre con ella. La imagen del hombre era algo borrosa, y no lo reconocía bien. De entre los arboles un lobo rojo apareció y se detuvo frente a la pequeña Carolina.

-Has regresado - dijo el lobo emitiendo lo que parecía una sonrisa - Bueno, una parte tuya lo ha hecho
-¿Qué ocurre? - dijo Carolina confundida
-Esto es tu pasado, es como me encontraste - dijo el lobo - Peor ahora es imposible unirnos, estamos muy distanciados - dijo el lobo arrodillándose ante la pequeña Carolina
-Espera, aún puedo notar la brisa de este bosque, re cuerdo que te encontré después de escapar de muchos sitios, tú me diste aquellos ojos - dijo Carolina acercándose al lobo

La mano de Carolina entro en contacto con el pelaje del lobo provocando un gran resplandor que iluminó parte del callejón y del bosque mental de Carolina.
Y en un segundo oscuridad total y un frio que recorría todo su cuerpo.

-No te rindas ahora - dijo una voz familiar - Puedes ganar

Al abrir los ojos Carolina estaba en un castillo destruido con una persona muy conocida enfrente.

-Has perdido niña - dijo la voz
-¿Quién eres? - dijo Carolina alterada
-Tú mayor enemiga - dijo sonriendo - Espero que recuerdes lo que sucedió dulce niña

Esa voz retumbaba por la cabeza de Carolina, un farolillo en el suelo, nieve y un castillo destruido. A su lado el lobo rojizo listo para pelear y enfrente de ella Desiré .

-¿Otra vez? - dijo Carolina sorprendida
-Sí, ahora muere - dijo corriendo hacia ella

Pero al atacar se desvaneció y volvió la oscuridad. El pulso de Carolina estaba acelerado, un sudor frio recorría su espalda y no encontraba la forma de escapar de aquel lugar tan familiar.

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