capítulo 41

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Carolina y Natalia entraron en el callejón de la izquierda. EL piloto del móvil indicaba que un guardián estaba dentro. Si era Ana estarían perdidas y si era Johan, Mark estaría muerto cuando llegasen. De cualquier modo uno de ellos perderá.

-Debemos ir con cuidado - dijo Carolina apoyándose en la pared fatigada
-Carolina, no puedes seguir ya, estás herida por todos sitios y el cansancio te puede - dijo Natalia sujetándola de los brazos - Siéntate, yo seguiré adelante
-¡No! Puedo seguir - dijo Carolina quejándose
-A este paso me vas a obligar a golpearte y dejarte aquí - dijo Natalia molesta

Carolina y Natalia siguieron el camino despacio y con mucha precaución. Natalia no le quitaba el ojo de encima a Carolina ya que cada vez le costaba mucho más andar por el enorme callejón.

-Estamos llegando - dijo Natalia comprobando el móvil
-Ten cuidado - Dijo Carolina sacando la espada con dificultades.

Poco a poco se fueron acercando hasta llegar al final del callejón y no toparse con nadie.

-Imposible, no hay nadie - dijo Natalia revisando el móvil
-¿Y si está más abajo? - dijo Carolina rotando el mapa del móvil
-No, deberíamos tenerlo justo delante y delante no hay nadie - dijo Natalia mirando por todos lados.

Carolina miró cerca de los muros y suelos del callejón, pero no había nada, ni puertas, ni pasillos secretos, nada.

-Carolina mira - dijo Natalia cogiendo algo del suelo
-¿Qué es? - dijo Carolina mirándolo fijamente
-Es parte del arma que usa Johan y está brillando por eso el detector lo notó, desprende la energía de Johan - dijo Natalia abriendo los ojos como platos
-Entonces...Mark - dijo Carolina angustiada

Sin decirse nada y con las pocas fuerzas que le quedaban Natalia y Carolina echaron a correr por el callejón para llegar cuanto antes a donde estaba Mark.

Mientras, en el lado derecho Mark caminaba entre las sombrar para evitar ataques sorpresas y poder defenderse a tiempo.
En su mente no dejaba de aparecer la imagen de Carolina herida y agotada. A ella este cambio de tiempo la afectado más que a ninguno. Poco a poco Mark se fue acercando a la señal, aunque era difícil saberlo con exactitud ya que no tenía nada para saberlo.
Sin esperarlo el muro de delante explotó en mil pedazos y una figura alada apareció ante él.

-Hola Guardián de la noche - dijo Ana sonriendo - Esperaba a más gente aquí
-Hola Ana, veo que los años han pasado por ti - dijo Mark sonriendo
-Bueno, digamos que he tenido tiempo para mejorar en vuestra ausencia - dijo disipando la nube de polvo con el batir de las alas.

AL disiparse la nube de polvo Mark pudo ver como aquella niña era una mujer. Su rostro reflejaba la maldad pura, su cuerpo despampanante y aquella ropa que dejaba poca imaginación la hacían un adversario algo extraño. Pero las alas blancas demostraban el poder que tenía.

-¿Sorprendido? - dijo Ana sonriendo
-Digamos que esperaba otra cosa - dijo Mark sonriendo -¿Dónde está Johan?
-Aquí conmigo - dijo Ana señalando a su espalda

Cuando Ana se giró Mark pudo ver a un Johan desangrando y colgado a su espalda pidiendo que lo mataran para no ser torturado más.

-¿Qué le has hecho? - Dijo Mark sorprendido - Pensé que lo querías
-Lo sigo queriendo, y ahora estaremos siempre juntos - dijo Ana riendo
-Estás loca, es tu hermano y lo llevas como si fuera un saco de patatas - dijo Mark enfadándose

EL aura negra de Mark comenzó a aparecer con fuerza cubriéndole todo el cuerpo.

-Esto no te lo perdono - dijo Mark sacando las dos espadas negras
-Esto se pone interesante - dijo Ana sonriendo

Mark estaba dispuesto a darlo todo por salvar a Johan, el cual estaba a punto de dejar de vivir por culpa de su hermana. Mientras Carolina y Natalia corrían todo lo que podían para llegar hasta Mark.

-Espero que no sea tarde - dijo Carolina con lágrimas en los ojos

Mientras corrían Natalia empujó a Carolina hacía un lateral y justo en ese momento una sombra pasó fugazmente a su lado y terminó estrellada contra la pared.
Carolina y Natalia se acercaron y al ver quién era, el alama de Carolina cayó a los pies y sus ojos rojos como el fuego brillaban con más intensidad que nunca.

-Ana...-Dijo Carolina enfadada

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