CAPITULO SIETE - MODO AVIÓN

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Viernes, 12 de octubre del 2018

Que el día del Pilar haya caído un viernes es una suerte, a todos los alumnos del instituto les encantan los fines de semana de tres días. Lo único que ha empañado la felicidad de los estudiantes de primero de bachillerato es la ausencia de Isidro durante toda la semana.

El profesor de Matemáticas ha intentado ser mucho más amable desde el incidente del lunes, pero la mayoría de los alumnos no pueden dejar de mirarlo mal, sobre todo, a los que ha ayudado o defendido alguna vez Isidro y Carlos está el primero de la lista.

Ya es de dominio público que Isidro tendrá que trabajar hasta el sábado de manera altruista en un taller mecánico, aunque hoy es festivo y, por decisión propia, se ha quedado a echar una mano en el taller.

Julia incluso publicó el miércoles en sus redes sociales una foto con un Isidro sonriente y vestido con un mono azul lleno de grasa y, ayer por la tarde, Carlos fue a verlo después de que el miércoles por la noche apareciese en su casa para ver cómo le iba.

El teléfono de Isidro sigue en modo avión y Andrés no ha conseguido hablar con él, porque el martes su madre le dijo que no iba a quedarse en casa a dormir, sino en su lugar de trabajo. También le dijo que su hijo ha estado incomunicado desde el fin de semana pasado y que, posiblemente, necesitase unos días para sí mismo, a veces le pasa.

Andrés no tiene problemas por darle espacio a su mejor amigo, pero llevan casi una semana sin hablarse y eso no ha pasado desde hace más de dos años, que se fue de viaje a Marruecos con sus padres y le prohibieron utilizar su teléfono móvil.

—Esta noche Candela ha organizado una salida para los de primero de bachillerato y a los que cantemos alguna canción en inglés, nos subirá la nota —dice Felipe emocionado en la mesa de la cafetería donde están sentados Andrés, Alejandro, Victoria y Celia, una chica que ha comenzado a estudiar en el colegio este martes.

—Lo sé, yo fui quien le recomendó el Karaoke —cuenta Vicky orgullosa.

—En Madrid casi todos los fines de semana iba al karaoke con mis amigos, nos lo vamos a pasar genial —presume Celia, porque es lo único que ha hecho desde que la conocen o, por lo menos, es la opinión que tiene Victoria de ella.

—Tenemos que cantar juntos una canción —le ofrece Andrés coqueteando con ella, a pesar de que Vicky está sentada a su lado.

Victoria no dice nada más, solo piensa en lo idiota que puede ser su mejor amigo. No le permite a Isidro salir con ella, pero luego se pone a tontear con cualquier chica que se le sienta al lado.

Aún no ha podido avisar a Isidro de la salida de la clase de Inglés, pero si continúa con su teléfono apagado y no vuelve al pueblo hasta mañana, no va a poder hacerlo por mucho que lo intente.

—Me ha dicho la profesora de Inglés que la chica nueva necesita que la lleven al karaoke esta noche. Nosotros tenemos un sitio libre, pero también puedes venir tú, Vicky —se ofrece Daniel, un compañero de clase.

—¿Por qué supones que Victoria no va a ir conmigo? —responde molesto Andrés.

—Porque se te ve muy cariñoso con la nueva —le responde Daniel sin achicarse un poco.

—Creo que es buena idea, Daniel. Pásame en un mensaje la hora y dónde vais a quedar e iré con vosotros, gracias —le contesta con una sonrisa Victoria.

—¿Por qué has hecho eso? —se asombra Andrés de la respuesta de su mejor amiga.

—Seguro que Celia se sentirá más cómoda contigo, porque no conoce a Daniel ni a sus amigos —le responde Vicky.

Como el agua y el aceite - TerminadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora