CAPITULO CINCO - EL BESO

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Sábado, 6 de octubre del 2018

Es media noche y casi todos los jóvenes del pueblo están expectantes por el encierro de toros nocturno, aunque todos recuerdan el incidente que ocurrió hace cinco años, cuando un hombre moría debido a una cornada, y algunos se lo piensan dos veces antes de ponerse a correr delante de estos animales que imponen mucho respeto.

A Andrés le gusta ir, pero eso de correr se lo deja a Isidro, que está más en forma. El encierro no dura sino unos minutos, no obstante, los corredores llegan exhaustos a la plaza.

—Joder, has corrido como si te persiguiese un toro —bromea Andrés con su mejor amigo, cuando se encuentran nada más acabar el encierro.

—¿Y los demás? —le pregunta Isidro, porque hace unos minutos que lo vio con Vicky y Alejandro.

—Nos están esperando en aquella esquina —responde su amigo señalando un punto a unos doscientos metros.

—¿No te importa dejar a Vicky sola con todos los chicos de otros pueblos que andan por aquí? —Isidro lo molesta.

—Yo también tengo mis líos. Mientras al final acabemos juntos, no me molesta —le contesta Andrés dejando a su amigo con la boca abierta.

—Quizás la invite un día de estos a tomarnos algo —lo provoca Isidro otra vez.

—Puedes hacer lo que te dé la gana, aunque no creo que ella acepte —contesta Andrés con una confianza desproporcionada, ya que, en realidad, Isidro y Vicky se llevan mucho mejor que hace unas semanas, pero de eso a salir, va un trecho.

Los dos amigos no demoran más y se ponen en marcha. Andrés duda en pedirle a Isidro que no se le acerque a Vicky y dejar las cosas claras o no, pero lo piensa mejor y no le comenta nada. Sus dos mejores amigos se llevan un poco mejor, pero no puede imaginarse que puedan siquiera cenar juntos, para que suceda algo así tiene que haber tres guerras mundiales y una entre planetas, es decir, nunca.

Por otra parte, Isidro está aún procesando las palabras de su amigo. No puede negar que Victoria le parece una chica muy guapa, pero es mucho más que eso, y no entiende cómo su mejor amigo no se dedica a salir con ella y ya está, Isidro no necesitaría nada más.

Lleva unos días dándole vueltas a eso mismo en la cabeza, sobre todo, después de las clases de baile de salón del lunes. Normalmente, no se interesa mucho por las chicas, tiene problemas más importantes con los que lidiar, pero no pudo dejar de recordar esa noche en la soledad de su habitación a Vicky bailando entre sus brazos.

—¿Es la primera vez que corres? —le pregunta Alejandro, cuando Isidro llega aún sin resuello hasta donde están sus amigos.

—Sí, pero espero que no sea la última —le responde con una sonrisa y sintiendo la adrenalina todavía corriendo por las venas.

—¿Vas a volver mañana? —se preocupa Vicky.

—No, mañana trabajo a las diez y media en el centro de hípica, así que no podré volver. ¿Quieres quedarte sin pareja de baile? —la molesta, porque es algo que no puede evitar.

—Sigues siendo un idiota, Freddy. Yo voy un momento al baño, ¿me esperáis aquí? —pregunta Vicky a sus amigos.

—Te esperamos en la cervecería —le dice Andrés a su mejor amiga.

—Yo también tengo que ir a casa a ducharme —dice Isidro antes de irse junto con Victoria.

—Te acompaño hasta la iglesia —se ofrece Vicky.

—¿Por qué no vas al baño de mi casa? Está a solo cinco minutos.

—Esto de salir solo con chicos es un rollo, nadie me acompaña al baño —se queja Victoria.

Como el agua y el aceite - TerminadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora