CAPITULO TREINTA Y TRES - MANTENER LA BOCA CERRADA

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Domingo, 15 de diciembre del 2019

El último mes la vida de Isidro ha dado un giro radical. Desde hace poco más de un año es normal que haya continuos cambios, pero esta vez se siente bien.

Hace más de un año que Victoria lo besó por primera vez, que él se atrevió a decir en voz alta que la quería desde hacía demasiado tiempo, luego eligió a Andrés y a él comenzó a irle bien en el instituto y empezó a trabajar con Manolo, se independizó de sus padres junto con su hermana, comenzó a llevarse mejor con Victoria, se hizo amigo de Julia y Celia, Andrés dejó de hablarle para hacerle la vida imposible, comenzó a salir con Felipe, Ricardo y David y en todo ese torbellino de relaciones, salió con Cristina, dejó de ser virgen, se fue a trabajar a Francia, participó en más proyectos de los que debería, vendió algunas ideas, patentó otras, pero lo más importante es que su padre, al final, se enteró de todo.

En cuanto el hijo del jefe de la policía local no tuvo secretos con su padre, la vida fue mucho más sencilla para ambos.

Carlos, a pesar de que no se siente cómodo con muchas cosas de las que hace su hijo, está orgulloso de que se haya valido por sí mismo para cuidar de su hermana y sus amigos, de ser siempre tan detallista con su madre y de malcriar de vez en cuando a sus sobrinas.

Por otro lado, a Isidro no le preocupa que nadie se entere de lo que está haciendo, porque la razón por la que debía mantener todo en secreto ha desaparecido. Además, a pesar de lo que al principio pudo pensar, sigue viviendo en su piso con Lucía, asistiendo a las clases en ambos institutos y trabajando con Manolo.

—¿Vas a ir con esas pintas al cumpleaños de Victoria? —le pregunta Lucía a su hermano cuando lo ve en pantalones de deporte, un suéter viejo y una chaqueta que antes era de Fran.

—Noelia me dijo que no iban a hacer ninguna fiesta, solo un almuerzo informal —se defiende Isidro.

—Aun así, deberías ponerte más guapo. Andrés seguro que aparece vestido de Armani.

—No voy a competir con él.

—¿Ni siquiera por una chica? —lo molesta Lucía.

—Él tiene novia y Victoria no tiene conmigo interés romántico alguno —le hace saber Isidro.

—Las malas lenguas dicen que está saliendo con esa chica de cuarto de la ESO porque Victoria no quiso volver a salir con él. Además, ahora que ella está enfadada con él, podrías intentar mover ficha —lo aconseja su hermana.

—No está enfadada, pero es normal que se haya molestado cuando se enteró de que Andrés y Daniel salían a ligar juntos cuando este último era aún el novio de Vicky. Lo que no es normal es que el idiota de Daniel se lo haya dicho a Vicky solo para fastidiarla. Era un mal trago que quería ahorrarle.

—Menudo bicho ese Daniel. Yo estaba presente el sábado pasado, cuando Victoria estaba hablando con Carlos y se acercó su ex y le contó todo, como si pasado más de un mes le interesase a alguien. Creo que Andrés no le hablará en la vida.

—Lo bueno de todo esto es que ya Andrés no puede exigirle a nadie que no me hable porque no respeté a Victoria, aunque ya algunos me han empezado a hablar después de que se chivara de lo de la piscina de espuma.

—Tu amigo puede ser muy cabrón cuando se lo propone —le responde Noelia y no le falta razón.

Isidro está un poco nervioso por el cumpleaños de Victoria. Desde que ella se enteró de lo que sucedió y que se inventó lo de los celos para encubrir a Daniel y ella nunca supiese lo que había pasado, se hablan, al menos por teléfono, todos los días.

Como el agua y el aceite - TerminadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora