CAPITULO VEINTISIETE - INEVITABLE

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Domingo, 23 de junio del 2019

Correr siempre ha hecho que a Isidro se le aclaren las ideas y, por eso, decidió salir a correr esta mañana, a pesar de que anoche se acostó a las dos de la madrugada y necesita recuperar algunas horas de sueño.

Ahora que solo le queda una semana para irse a Francia, tiene mil cosas que hacer para no dejar a nadie tirado, sobre todo a Manolo. Aun así, lo único que realmente le está rondando por la cabeza es la conversación que tiene pendiente con su mejor amigo.

Antes de llegar a casa con un último sprint, escucha la canción de I don't care de Ed Sheeran y Justin Bieber y sabe que en cuanto termine de trabajar, va a hablar con su mejor amigo. No debería tener que pedirle permiso. Si no le importa que Victoria salga con cualquiera, debería de alegrarse porque lo haga con él o, por lo menos, es lo que piensa Isidro cuando entra corriendo al edificio y, sin esperar al ascensor, sube las escaleras.

***

Hoy es su último día en el centro de hípica. La jefa le ha dicho que se pase por ahí en cuanto regrese de Francia. Sabe que hace bien su trabajo y que los domingos los demás prefieren quedarse con su familia que librar cualquier otro día, por lo que es casi seguro que vuelva a trabajar allí en unos meses.

—Buenas tardes, Isidro. ¿Cómo están mis niñas? —le pregunta Marcos al encontrarse en la entrada del centro de hípica.

—Hoy no las he visto porque he salido antes de que se despertaran, pero me enviaron un mensaje diciéndome que iban a ir con mi hermana a comer a casa de mis padres, así que, al menos, habrán comido bien —le contesta Isidro subido en su bicicleta, porque ya ha acabado su turno.

—Tu madre es una santa —le dice Marcos con una sonrisa.

—Además de que tus hijas se dejan querer.

—¿Último día de trabajo?

—Sí, en poco más de una semana, estaré en Francia.

—Me ha dicho Victoria que está pensando en irse también y así ganar un poco de dinero para ayudar a su hermana cuando dé a luz —le dice Marcos, preocupado.

—Ya le hemos dicho todos que no hace falta, pero ella no quiere hacernos caso —le explica Isidro.

—A veces es tan cabezota como su madre.

—A mí me parece perfecta —se le escapa a Isidro con un suspiro.

—Vete a casa, que tienes que estar cansado —le contesta Marcos con una sonrisa y negando con la cabeza.

Desde que Marcos conoció a este chico, ha supuesto que Isidro y Victoria son más que simples amigos, pero cuando ella comenzó a salir con José Luis y luego con Andrés, creyó estar equivocado. Sin embargo, sabe que algo pasa entre ellos e Isidro, por su parte, acaba de confirmárselo.

Isidro se va directamente a la cafetería del padre de Carlos, porque Andrés le dijo que estaría allí. No puede posponer más la conversación que tiene pendiente con él, ya que solo le quedan unos días para intentar solucionar el desastre que esta conversación pueda causar.

Incluso, sabiendo que, posiblemente, su amigo no va a entenderlo y mucho menos aceptarlo, está decidido a explicarle que quiere tener una oportunidad para tener una relación con Victoria.

—No pensé que fueses a llegar tan temprano —le dice Andrés a Isidro, cuando este último se sienta junto a él y Alejandro.

—No he pasado aún por casa porque necesito hablar urgentemente contigo a solas —le dice Isidro sin tomarse un tiempo para saludarlos y hablar un poco.

Como el agua y el aceite - TerminadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora