CAPITULO TREINTA Y SIETE - CABIZBAJO

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Domingo, 26 de julio del 2020

Hace poco más de un mes que se ha decretado el fin del estado de alarma y el confinamiento en los domicilios de toda la población en España. Una semana después, los padres de Noelia y Victoria terminaron de llevar todas sus pertenencias a la casa donde habían vivido los últimos meses y alquilaron su piso a una compañera de trabajo de su madre. Así que Victoria se quedó sin habitación en casa de sus padres, aunque tiene su cuarto en casa de su hermana y su padre está arreglando uno, que todavía está lleno de cachivaches, para que sea el futuro cuarto de su hija menor.

—Te has pasado toda la pandemia corriendo junto a ellos y ahora lo echan de menos —le dice Marcos a Isidro, cuando se da cuenta de que Isidro no corre hoy junto a los caballos, como ha hecho casi todos los días desde que los encerraron en sus casas.

—Hoy no estoy de humor —le contesta Isidro sin levantar mucho la voz.

—¿Se debe a que hoy es tu último día aquí? Podrás venir a verlos cuando quieras —le ofrece Marcos.

—No, no es por eso.

—¿Qué sucede? ¿Está bien Victoria? —le pregunta, ya que Victoria solo se pasó unos días en Madrid en casa de Pili con Celia mientras hizo la EvAU, pero en cuanto acabó, se volvió al piso de su novio y está disfrutando de unas merecidas vacaciones.

—Está muy contenta, ya sabes lo bien que le fue en los exámenes, además de que podrá elegir la universidad que quiera —lo tranquiliza Isidro.

—¿Entonces?

—Antes de entrar a trabajar ha venido a verme Andrés —comienza a contarle Isidro.

—Pensé que no se hablaba con ninguno de los dos.

—Con tu hija sí lo hace, solo estuvo enfadado una semana. Con el que no se suele hablar es conmigo y desde que comenzamos con nuestra relación, mucho menos.

—Nunca había visto a Victoria tan feliz, Isidro. Ella te quiere a ti, aunque también se preocupe por su amigo.

—Y nunca le prohibiré que hable con él o insultaré a su amigo. También es el mío, aunque él no lo recuerde.

—¿Qué es lo que sucede? —comienza a preocuparse Marcos al ver que el chico está cada vez más cabizbajo.

—Andrés me ha contado que escuchó a Victoria hablar con Celia de no matricularse en Medicina, sino escoger una carrera más sencilla —le dice por fin Isidro.

—¿Por qué? Pero si sacó muy buenas notas. Además, ahora que me han subido el sueldo y nos están pagando un alquiler por nuestro piso, podemos permitirnos más que nunca que nuestra hija pueda estudiar lo que quiera en la universidad —se extraña Marcos.

—Creo que es por mi culpa.

—¿Tu culpa?

—Sí, quiere tener tiempo para estar conmigo y si estudia Medicina piensa que no nos vamos a ver mucho. Además, ya le he dicho que en septiembre quiero trabajar en el taller de mecánico. Se supone que vamos a pasarnos cinco semanas sin hacer nada, descansando, para luego ella empezar a estudiar y yo a trabajar a jornada completa, pero después no nos veremos sino los fines de semana, porque ambos estaremos ocupados.

—Eso va a pasar independientemente de lo que estudie —razona Marcos.

—Lo sé, pero parece ser que como Medicina no te deja mucho tiempo para amistades, familiares o novios, ella tiene miedo a descuidarme por culpa de los estudios, ya que, según ella, siempre he sido yo el que se ha preocupado más por nuestra relación.

—¿Y qué vas a hacer?

—No lo sé —es lo único que puede decir Isidro.

—¿Qué te dijo Andrés?

Como el agua y el aceite - TerminadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora