Como el agua y el aceite - Terminado

CAPITULO CUARENTA Y UNO - NO ES MOMENTO DE HACER LOCURAS

Viernes, 9 de agosto del 2024

Este año Isidro no se ha ido a Francia en cuanto acabaron los exámenes. Tenía demasiadas cosas pendientes y, después de hablarlo con Patrick, decidieron que mejor era que se fuese a mediados de agosto e hiciera todo con calma y visitara a su familia, porque necesitaba unos días de descanso, pero descanso absoluto.

Llegó el miércoles a Madrid y, para su sorpresa, en el aeropuerto lo estaba esperando Manolo e Ignacio, con una pancarta muy vergonzosa, felicitándolo porque ya acabó sus estudios y es ingeniero. Incluso ha comenzado con un doctorado sobre La Influencia de la Inteligencia Artificial en la Fabricación de Vehículos Terrestres y en los propios vehículos, algo en lo que ha trabajado mucho los dos últimos años y que espera terminar en un año y medio o dos, ya que más de la mitad del trabajo lo tiene hecho.

Su tutor del doctorado está más que ilusionado con el tema y el área de investigación, pero Isidro no sabe lo que le espera en Stuttgart cuando comience a vivir allí y tiene ciertas dudas de que todo marche tan bien como su profesor predice.

De momento, sus tres compañeros de casa y él han dejado de trabajar para la Volkswagen y se han mudado hace diez días a la casa que le ha puesto la empresa a su disposición. Sus compañeros querían pagarle un alquiler, como hacían en Hannover, pero Isidro no pagará nada por ella y al final solo se encargarán de pagar los gastos de la casa y la comida.

Él no comienza a trabajar para la Mercedes hasta principios de octubre, pero sus amigos lo harán el uno de septiembre, aunque tuvieron que dejar la casa anterior porque Isidro la alquilo y la tuvo que entregar el uno de agosto, así que ya viven en Stuttgart e intentan adaptarse a la ciudad.

Sus amigos están tan ilusionados con su nuevo trabajo que parecen niños pequeños. Sin embargo, lo que tiene a Isidro entusiasmado es el máster sobre Ingeniería Eléctrica e Informática que va a hacer. Son dos años en los que espera aprender muchísimo y, sobre todo, investigar. Por supuesto que también está ansioso por saber cómo será trabajar para Mercedes Benz, pero no al mismo nivel de Özcan, que ha aprovechado este mes que tiene libre para ir a ver a sus abuelos a Turquía y les lleva a todos regalos con el logo de la empresa.

Nuno también ha aprovechado y se ha ido unas semanas a Portugal y Phillips ha venido con Isidro al pueblo una semana. Como no quiso quedarse en casa de los padres de Isidro, han alquilado una habitación con dos camas individuales en el hotel que está a pocos metros de la casa familiar de Isidro.

El hotel le trae muchísimos recuerdos a Isidro, porque la primera noche que se besaron Victoria y él, vinieron luego a celebrar el cumpleaños del cuñado de Carlos, además de que cenaron en su primer y único San Valentín.

Cuando llega a su habitación, después de salir a correr, Isidro se encuentra una nota que pone que Phillips se ha ido a pasar el día con Celia, que le quiere enseñar Toledo, que se lleva el coche y no regresará hasta mañana por la tarde. Phillips siempre es así de descarado y Celia saca lo peor de él. Desde que la conoció no pierde una oportunidad de estar con ella, aunque luego no se vean durante meses, porque Celia va todos los años dos veces a verlo a Alemania y Phillips es un añadido a la visita.

Él no sale con ninguna chica, aunque alguna vez liga y se lleva alguna chica a casa y Celia está en la misma situación. Ninguno de los dos tiene un compromiso y no le hacen ningún mal a nadie.

Isidro solo puede sentir envidia. Tiene veintidós años y hace cuatro que ni siquiera besa a una chica. Además, lleva unos meses que las hormonas se lo hacen pasar tan mal que incluso ha tenido sueños húmedos.

—¿Dónde está tu amigo el rubio? —le pregunta Carlos a su hijo, cuando lo ve entrar solo a la cocina de su casa, porque a pesar de quedarse en el hotel, los desayunos los hacen todos juntos aprovechando que Fran, Lucía y Carlos están de vacaciones.