CAPITULO DIECISEIS - LA GALA

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Domingo, 25 de noviembre del 2018

Un mes es lo que ha durado la relación de Andrés con Celia. Tampoco es algo que a él le preocupe demasiado, pero tener novia es confortable. En primer lugar, no tienes que convencer a una chica todos los sábados para que pase la noche contigo y, en segundo lugar, es agradable tener a alguien que te acompañe a todos sitios.

Ha dejado incluso un poco de lado a sus amigos, incluida a Vicky. Sin embargo, eso cambiará a partir de ahora, porque quiere compensar a Vicky por todo el tiempo que la ha tenido abandonada y también a Isidro, que se ha hecho cargo de ella como le prometió.

Lo que realmente le sorprendió son los celos que le tiene Celia a Vicky y que le diese a escoger entre una de las dos. Por supuesto que no lo dudó ni un segundo, elegiría a Victoria siempre.

Así que ahora es un hombre libre y, anoche, él e Isidro salieron para celebrarlo con la hermana de su mejor amigo y sus amigos, incluido Cristina, que no dejaba de intentar meterle mano a Isidro y Andrés solo pudo sentir una admiración por su mejor amigo que no había sentido por nadie nunca.

Normalmente, era él el que siempre conseguía a las chicas más guapas, el que era el preferido de los profesores o el más querido por las madres de sus compañeros y, últimamente, Isidro se está ganando muchas simpatías entre el profesorado, exceptuando al profe de mates que no lo puede ver, y tiene a Cristina detrás de él como una gatita en celo. Cristina, la chica por la cual toda una generación ha suspirado y aún siguen cayéndoseles la baba cuando la ven bailando en la pista, incluyéndose a sí mismo.

Para más inri, su mejor amigo se pasa casi todo el tiempo con Julia en el instituto y Andrés no puede dejar de preguntarse en qué momento Isidro se ha vuelto un chico tan cotizado, que hasta las de segundo le tiran los trastos sin cortarse un pelo.

—¿Cómo estás? —le pregunta Vicky que está a su lado, ya que van a presentar juntos una gala benéfica en honor a San Andrés, cuyo día es el treinta de noviembre.

—Imagino que igual que tú el viernes, cuando dejaste a José Luis —le responde Andrés.

—No es lo mismo. Nosotros no estábamos muy unidos, en realidad fue solo una tontería y no nos importó a ninguno de los dos.

—Porque no lo viste anoche cuando salimos. Se le pegó a Isidro y le empezó a comer la oreja con que eras una chica increíble, echándose la culpa de no haberte tratado lo bien que debería ni haber hecho nada fuera de lo común contigo, además de contarnos, con todo lujo de detalles, lo bien que besas —le responde Andrés divertido.

—Me imagino a Isidro tomándome el pelo la próxima vez que me vea.

—Mi mejor amigo no es tan malo y lo sabes. Nunca se metería contigo utilizando lo que le contó José Luis. Aunque debes de saber que nos prometió, a todos los que quisimos escucharlo, que te iba a recuperar —añade Andrés.

—¡Espero que no! —se horroriza Vicky.

—Tranquila, seguro que ya se ha enterado de que lo mío con Celia no ha llegado a nada —contesta Andrés, como si todo el mundo supiese que Vicky es de su propiedad.

—Me voy a cambiar —le informa ella antes de salir para arreglarse para la gala y, de esta forma, evitar enfadarse con su mejor amigo por ser a veces tan idiota.

Vicky no sabe quién eligió el vestido que se tiene que poner, pero se siente un poco incómoda porque se le pega al cuerpo como una segunda piel y tiene un escote que le resalta demasiado los pechos. En breve cumplirá dieciséis años, pero no se siente aún lo suficientemente segura con su cuerpo para llevar un traje así.

Como el agua y el aceite - TerminadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora