CAPITULO DOCE - NO SUFRIR SOLO

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Viernes, 26 de octubre del 2018

Andrés se ha levantado de muy buen humor. Por fin se ha atrevido a hablar con Victoria y le ha contado que tiene una relación con Celia, si a ella le parecía bien, por supuesto. Lo mejor es que su mejor amiga no ha puesto pegas y le ha sorprendido diciendo que entiende que aún son muy jóvenes y que es normal que tengan que experimentar y que ella intentará hacer lo mismo en un futuro.

Al principio consideró en decirle que no, que no quería que estuviese con ningún chico, no obstante, lo razonó un poco y se dio cuenta de que esta situación son solo ventajas para él. Él puede estar con Celia y algún idiota puede enseñarle a Vicky todo lo que sabe y ella no estará tan verde con el sexo cuando comiencen a salir juntos.

A pesar de que no vio síntomas de despecho en Victoria, le contó la conversación a Isidro y le pidió que la cuidase durante un tiempo y su mejor amigo, como siempre, le cubrió las espaldas y la llevó ese día a casa después del instituto. Incluso quedaron para ir al cine ellos dos, a pesar de que se tarda una hora en llegar y otra en volver con el transporte público.

A Isidro nunca le ha importado lo que tarda en llegar a un sitio, siempre se lleva un libro y escucha música por el camino. Andrés imagina que el ir acompañado no le molestará en absoluto, además, desde el jueves temprano su relación con Vicky volvió a ser la misma de la semana pasada y eso lo tranquiliza.

Esta noche, han quedado en ir todos a ver a Isidro al taller donde trabaja y dar una vuelta por ahí, porque el único que tendrá obligaciones mañana temprano será su mejor amigo.

—¿Qué le pasa al profesor de Matemáticas contigo? Aún sigue sin olvidar el incidente de principios de curso —se queja Andrés al ver cómo el profesor trata a su amigo como el culo para luego abandonar el aula igual que un emperador romano.

—Ya se le bajarán los humos —responde Isidro, que sabe que el profesor está enfadado porque la jefa de estudios lo está obligando a que lo acepte en las clases de segundo de bachillerato.

—¿Cómo te va en el instituto de formación profesional? —le pregunta Andrés.

—Comenzaré a ir tres días por semana el mes que viene, pero por ahora están organizándome las clases —le cuenta un poco avergonzado.

—¡Qué! —exclama Andrés lo suficientemente alto como para que Carlos y Vicky se acerquen a donde están ellos y Celia los imite.

—¿Qué sucede? —pregunta Carlos.

—Isidro irá tres días en semana al instituto de formación profesional —se chiva Andrés bajo la mirada de "no abras la boca, por favor" de su mejor amigo.

—¿Te han expulsado del instituto? —se preocupa Carlos.

—No, ¿por qué iban a hacerlo? —se extraña el aludido.

—Porque esta semana has estado más fuera que dentro de clase —le recuerda su mejor amigo.

—No me han expulsado, solo estaré dos días en este instituto y tres en el otro —les resume Isidro, que sabe que en algún momento va a tener que contarle a sus amigos lo que está pasando.

—Casi no vamos a verte en clase, Freddy —se queja Vicky.

—No, no vamos a vernos en clase —responde Isidro.

—¿Por qué no? —pregunta Carlos.

—Me han cambiado de clase y no voy a estar con vosotros, tal vez solo en Matemáticas.

—¿Te han vuelto a pasar a cuarto de la ESO? —pregunta Celia.

—¿Por qué iban a hacer eso? Él ya ha aprobado ese curso —se molesta Vicky.

Como el agua y el aceite - TerminadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora