CAPITULO ONCE - SOBREVIVIRÉ

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Miércoles, 24 de octubre del 2018

Han pasado ochenta horas y ni Isidro ni Victoria han vuelto a dirigirse la palabra, ni siquiera para saludarse. Se niegan a hablar con nadie de lo ocurrido, pero tampoco entre ellos mismos. Sin embargo, Isidro tuvo que llamar a sus dos amigos en su pausa para almorzar al día siguiente, quería asegurarse de que no contaran lo ocurrido.

—¿Qué le has hecho a Victoria esta vez para que ni siquiera se digne a mirarte? —le pregunta Andrés a Isidro antes de que comience la segunda clase del día.

—No estoy de humor —es la única respuesta que le da su mejor amigo y la que le sale de forma automática, después de repetirla una docena de veces los últimos cuatro días.

—Te pedí que la cuidaras por mí y ni lo has intentado —lo acusa Andrés.

—Dame unos días y me haré cargo, ¿vale? —le pide Isidro suspirando.

—Vale. Sé que no es justo, pero Celia me está presionando para que haga público lo nuestro y necesito que Vicky tenga a alguien a su lado mientras esté saliendo con Celia.

—¿No crees que si en realidad quisieras tanto a Vicky, como dices, no saldrías con otras? No entiendo qué le ves a Celia, Victoria es mucho más guapa, inteligente y divertida.

—He tenido la suerte de conocer a la mujer de mi vida siendo un niño, sin embargo, debo acumular experiencias para ofrecerle mi mejor versión —se explica Andrés.

—¿Tu mejor versión es esa en la que te acuestas todos los fines de semana con otras y tienes novias mientras ella te espera? —le pregunta perplejo.

—Sé que no lo entiendes, pero mejor seguimos con la conversación después de clase —le dice Andrés antes de irse a su asiento, porque ha entrado la profesora de Inglés.

Una epidemia de gripe ha sido la causante de que dos de sus profesores no hayan podido acudir al centro hoy por la mañana y los dos amigos tienen la siguiente hora libre, pero no pueden continuar con la conversación porque Candela, además de informar que no tendrán clase a los alumnos, se lleva a Isidro con ella.

Isidro está cansado de que lo saquen de clase para hacerle todo tipo de test como si fuese un bicho raro. El lunes tuvo que incluso ir después de almorzar al instituto y no lo dejaron marcharse hasta que se tuvo que preparar para dar las clases de natación de las siete de la tarde.

Después de los dos días tan horribles que había vivido, que ni siquiera los caballos mejoraron su estado de ánimo, como es la costumbre, las dos horas de la piscina lo relajaron solo un poco, sin embargo, acudió a la clase de baile.

Ni Victoria ni Isidro hablaron mientras bailaban, por decisión mutua, y cuando se despidieron, a los dos el humor se les agrió bastante. Isidro ha estado pensando en decirle a Vicky que no quiere ir más, pero el inminente anuncio de la relación de Andrés con Celia, lo ha detenido.

—Isidro, ¿puedes venir a mi despacho? —le pregunta Candela interrumpiendo la última clase del día antes de que acabe.

—¿Ahora? Hoy tengo un hambre de mil demonios —se queja Isidro, que está cansado de que Candela lo haya tenido en su despacho, prácticamente, los últimos tres días.

—Solo serán unos minutos —le dice mientras Isidro recoge sus cosas y se va tras ella.

Los compañeros no saben qué suponer. Han visto como Isidro ha vuelto a apagar su teléfono móvil y que la jefa de estudios lo ha estado supeditando desde el lunes sin descanso. Nadie ha querido preguntarle, porque por la cara que tiene Isidro están seguros de que no quiere hablar del tema, solo Julia se ha atrevido a demandarle respuestas desde el lunes por la noche, cuando apareció en la casa de él después de las clases de baile.

Como el agua y el aceite - TerminadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora