CAPITULO SEIS - EL COMIENZO DEL FIN

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Lunes, 8 de octubre del 2018

Solo han pasado dos días desde "el beso" e Isidro no está preparado para volvérsela a encontrar. Desde la última vez que la vio, no ha quedado con nadie, ni se ha pasado por las fiestas del pueblo, solo se ha dedicado a trabajar, a salir a correr y a leer solo en su habitación. Ni siquiera le ha quitado el modo avión a su teléfono móvil, que solo lo ha utilizado para escuchar música.

—¿Qué escuchas? —le pregunta Julia, cuando le quita los auriculares de los oídos a Isidro sin previo aviso.

Breathe me de Sia —le contesta Isidro mucho más serio de lo que su amiga esperaba.

—Veo que es el comienzo del fin —responde ella mirándolo de arriba abajo.

—¿Qué quieres decir?

—Te he visto llegar en la bicicleta, ibas escuchando música, con la cabeza gacha y los ojos tristes.

—¿Cómo sabes si tengo los ojos tristes cuando no los puedes ver porque tengo la cabeza gacha? —intenta Isidro ser el de siempre.

—Lo de los ojos me he dado cuenta ahora que estoy a tu lado. ¿Me lo vas a contar? —se interesa Julia.

—No puedo.

—¿No puedes o no quieres? —intenta sonsacarle información.

—No puedo, pero tampoco me apetece hablar de eso, ahora —se sincera Isidro.

—Solo voy a darte un consejo: haz lo posible para que él no se entere, si no, los perderás a los dos —le suelta Julia sin venir a cuento.

—¿A los dos? —se extraña Isidro de que Julia pueda saber algo de lo que le está rondando a él por la cabeza.

—Si estás así es porque ella lo eligió a él y si él se entera no te hablará en la vida, así que guarda el secreto —le dice antes de darle un beso en la mejilla y echar a correr hacia clase.

Isidro imita a Julia y llega un segundo antes que el profesor de Matemáticas. No mira a nadie, solo se sienta en su sitio al lado de Carlos, quien le sonríe al verlo. Luego saca sus cosas de la mochila y se queda mirando el cuaderno sin levantar la vista, como si fuese lo más interesante del mundo.

—Isidro, ¿me dejas uno de tus lápices? El mío se me ha quedado encima de la mesa de mi cuarto —le pregunta en voz alta Andrés a su mejor amigo ajeno a todo lo que a este último le está pasando por la cabeza.

—Yo se lo alcanzo —se ofrece el profesor quitándole el lápiz de la mano a Isidro y dándoselo a su otro alumno.

Los primeros diez minutos de clase transcurren sin ningún incidente, hasta que el profesor pide que hagan un ejercicio e Isidro se levanta para afilar el otro lápiz que tiene en su estuche. Normalmente, se hubiese quedado en su silla, sin hacer nada, pero hoy necesita distraerse con lo que sea.

—¿Por qué no viene preparado a mi clase? ¿No podía haber traído el lápiz afilado? —lo amonesta el profesor al ver Isidro al lado de la papelera.

—Sabe muy bien que he prestado el lápiz que debería estar utilizando —le contesta Isidro seco.

—No me contestes —le grita el profesor cada vez más molesto.

—¿Y cómo quiere que le recuerde que he prestado mi lápiz? —responde Isidro sin cambiar su tono de voz.

La clase se queda callada y expectante. Todos saben que el profesor de Matemáticas es muy temperamental e intentan no molestarlo, pero Isidro lo mira desafiante, todavía sintiendo la impotencia ante el rechazo de Victoria.

Como el agua y el aceite - TerminadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora