CAPITULO DOS - ACUARELA

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Todos los alumnos del Instituto de Educación Secundaria Villarejo de Salvanés han sobrevivido a la primera semana de clases sin más incidentes que una torcedura de tobillo por parte de Julia, una alumna de segundo de bachillerato, al dar un traspié. Así que los alumnos del centro no tienen nada realmente transcendental de lo que hablar y lo toman con la accidentada.

—Si no viniese en tacones todos los días al instituto no le hubiese pasado nada —le dice Andrés a su amigo Alejandro a unos metros de la salida del centro.

—¿Quién viene en tacones al instituto? —se une Isidro a la conversación.

—Julia, la que se ha torcido el tobillo —le explica Andrés a su mejor amigo.

—No se puede hablar tan a la ligera y acusar a una chica por llevar tacones, además, a ti te encanta una chica cuando los lleva —defiende Isidro a Julia.

—Pero no estamos en una fiesta, sino en clase —apoya Alejandro a su amigo.

—En primer lugar, Julia está en segundo de bachillerato y nosotros desconocemos el orden de vestimenta que rige en ese curso y, en segundo lugar, el llevar zapatos con tres o cuatro centímetros de tacón evita los acortamientos en los gemelos y las sobrecargas en los lumbares o en la zona metatarso, por lo que puede que se aproveche de estos beneficios o que no tenga mucho arco en el pie. Si pudieseis llevar tacones también lo haríais, seguro —defiende Isidro a Julia, una chica conocida por todo el instituto por ser una de las más guapas y admiradas por chicas y chicos.

—Gracias,... —sorprende Julia al trío de chicos.

—Isidro —se presenta sin dudar.

—¿Cómo es que sabes tanto de tacones? —le pregunta Julia ignorando a los otros dos amigos.

—Tengo dos hermanas mayores que tienen una colección de Mr. Pop, Bravo, Súper Pop y Loka —le responde Isidro orgulloso.

—Esas revistas ya no se publican —le hace saber Julia.

—Lo sé y algunos ejemplares eran de mi madre. Ahora compran Elle, Woman, Glamour, Telva o Cosmopolitan. Si tienes alguna duda con el maquillaje perfecto para usar en la piscina este verano, soy tu hombre —bromea Isidro y Julia se agarra de su brazo y comienza a reírse a su lado.

Andrés y Alejandro se quedan mirando a Isidro que se aleja bromeando y riéndose con Julia. Unos segundos después llega Victoria, que se había quedado hablando con el profesor de Matemáticas.

—¿Qué es lo que miráis tan intensamente? —pregunta Vicky a sus amigos.

—Julia se le ha colgado del brazo de Isidro, ha despedido a la persona que le ha venido a buscar y está intentando subirse a la parte de atrás de la bicicleta de nuestro amigo —contesta Alejandro tan sorprendido como si hubiese visto dos soles rosados en el cielo al levantarse esta mañana.

—¿Y por qué no se va contigo, Andrés? Vive al lado de tu casa —le pregunta Victoria.

—Posiblemente, porque ha escuchado la conversación donde la culpé a ella y a su manía por venir al instituto en tacones como máxima responsable de su torcedura de tobillo e Isidro la defendía —le explica Andrés.

—¿Por qué iba a defenderla Isidro? Ni siquiera se habla con ella —se extraña Victoria.

—Ya lo conoces, siempre está haciendo del defensor del pobre —contesta Alejandro.

—Pues Julia no es precisamente pobre —ironiza su amiga.

—Pero no estaba presente, así que la defendió con un acopio de informaciones innecesarias, de esas que saca de las revistas de sus hermanas y parece que a Julia, que estaba escuchando detrás de nosotros, le divirtió —le cuenta Andrés un poco resentido al ver que su mejor amigo desaparece con Julia en su bicicleta.

Como el agua y el aceite - TerminadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora